13 marzo 2008

De la sexitis "made in USA" a las desinformaciones "made in Spain"

Hoy, prácticamente todos los medios de información españoles exponen de forma relevante el haraquiri político del gobernador de Nueva York, Elliot Spitzer, desacreditado y destruido políticamente por haber recurrido a los servicios de varias prostitutas, opción esta que en la hipócrita sociedad norteamericana es un tabú a pesar de que, en paralelo, el sexo es tratado como un valor socio-económico, al margen de otras consideraciones que sería imposible abordar en una bitácora.
¿A qué obedece subrayar que se ha producido una sospechosa avalancha informativa sobre el caso Spitzer?
Muy sencillo: Resulta que el caso Spitzer ha merecido titulares en cabecera de plana al mismo tiempo que, también hoy, la presunta utilización de fondos públicos para pagar servicios sexuales --hecho este que ha protagonizado Javier Rodrigo de Santos, militante del PP de Baleares-- sólo ha ocupado espacio menor o, sencillamente, ha sido silenciado.
¡Ojo!, con este post no trato de corresponsabilizar al PP de nada, pues la dirección de los conservadores ya ha tomado medidas al respecto. De lo que se trata es de preguntar a qué narices juegan demasiados medios de información españoles.
Para colmo de sinsentidos, el cargo público neoyorquino satanizado se pagaba los vicios con su dinero, en tanto que el mallorquín habría costeado su divertimento con dinero de los contribuyentes.
¿Por qué será que los criterios informativos son tan contradictorios?
La investigación que llevan a cabo la Fiscalía Anticorrupción y el Grupo de Delincuencia Económica del Cuerpo Nacional de Policía cifra en 45.000 euros el coste de los caprichos contratados por Javier Rodrigo de Santos con cargo al erario público.
Cómo interpretar el ¿criterio informativo? por el que la mayoría de los medios minimizan el caso balear, que es más cercano y apunta la existencia de un delito, y en cambio dedican amplios espacios a Spitzer, cuya acción no es delito, pues se trata de un simple putero más de los muchos que hay y un redomado hipócrita, que tampoco escasean.


4 comentarios:

  1. En España también tenemos nuestro particular Spitzer, pero a cargo del erario público

    http://www.elmundo.es/elmundo/2008/03/13/baleares/1205406362.html

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  2. Si, ese tipo de ceguera parcial es extrañísima, casi, casi parece a propósito.

    Un abrazo.

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  3. En muchas ocasiones estoy de acuerdo con Félix Soria. En esta ocasión no sé de qué se extraña. En este país el ser de derechas presupone de por sí la presunción de inocencia. Nada más que tiene que analizar los municipios en los que supuestamente hay corrupción urbanística. En los del PP, participación masiva y mayorías aplastantes para los corruptos, IU si denuncia baja, el PSOE, también. En los municipios con corrupción del PSOE, el PSOE baja en picado, IU igualmente por inercia y el PP, arrasa.

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  4. Es que ser putero en España es parte y condición necesaria de ser "muy de derechas" y por eso no se la da mayor importancia. Si su lider, en vez de ser "de tendencias sexuales sospechosas" fuera putero reconocido seguramente le hubiera ido mejor... y es que ser machista, de derechas y putero van juntitos que ni pintados.

    En un país en que buena parte de los acuerdos comerciales entre empresarios se cierran con una visita al "puticlub" de turno no resulta extraña esa normalidad en las noticias de prensa.

    Aunque este comentario rezuma ironía creo firmemente en que el fondo es verídico... porque lo he oído en más de una ocasión. Por suerte van quedando menos individuos así.

    Un abrazo ;-)

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