17 julio 2008

Bono desnuda otra de las contradicciones (y cobardías) de la Transición

El presidente del Congreso de los Diputados del Estado social y democrático de Derecho del Reino de España [perdón por la prolija descripción del territorio y de su Administración], José Bono, se ha negado a retirar los retratos de los tres presidentes de las Cortes franquistas: Esteban Bilbao, Antonio Iturmendi y Alejandro Rodríguez Valcárcel, que lucen cual soles en la Cámara.
Bono, que dice ser demócrata y socialista (¿de toda la vida?) ha justificado su decisión alegando que esos tres personajes forman parte de la historia de España, por lo que considera «innecesario» vetar su honorífica presencia en la sede institucional del poder legislativo de un Estado democrático de Derecho.
Por cierto, Franco también forma parte de la historia de España; luego, ¿por qué no figura su foto en la sede de la jefatura del Estado?
José Bono ha precisado que «los retratos no se van a quitar», rechazando así la propuesta del diputado de ICV Joan Herrera.
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Bono sólo engaña a los socialdemócratas 
La dualidad, ardid de demagogos
Aplicando el silogismo "es historia, luego merece respeto", cabe concluir que deben levantarse monumentos al general Primo de Rivera, a Millán Astray y de propina reponer todos los de Francisco Franco y levantar un monolito para loar a ... ¡uf!, la lista es larga, porque son muchos los que hicieron historia. Pol Pot, por ejemplo, también hizo historia (suerte que no la hizo en España). 
De Bono, político profesional e ideológicamente dual donde los haya, cabe esperar cualquier cosa, ¡con la bendición del PSOE!, conste.
La insensatez socio-política de Bono coincide en el tiempo con la decisión de la Justicia de tramitar una denuncia contra oficiales nazis que participaron en la muerte de ciudadanos españoles sucedidas en campos de concentración hitlerianos. ¡Muertes estas que acaecieron hace más de medio siglo! Y es que el Estado social y democrático de Derecho del Reino de España arrastra contradicciones que son tanto o más graves que la cobardía ética y la miseria ideológica de Bono.
¿Es ideológica y jurídicamente comprensible que los altos cargos e instituciones de un Estado de Derecho persigan delitos perpetrados allende sus fronteras hace decenios y, sin embargo, sigan rindiendo honores a quienes en el propio país conculcaron derechos humanos fundamentales?
¿Qué respeto político merece Bono? Peor aún: ¿Qué respeto político merecen instituciones que incurren en tamaña hipocresía?
Al parecer, según Bono, hacer o ser historia es un detergente ético.
NOTA: Respeto y acatamiento no son sinónimos.
OTROS TEXTOS de ImP que versan sobre José Bono:
¿Quién ha escrito el culebrón Bono?", y
"El PSOE proporciona un orgasmo político a Bono".

1 comentario:

  1. Cada día que pasa el "señor" Bono se nos hace un poquito más impresentable.

    La tenaz estolidez de este folclórico es solo superada por su demostrada y exhibida prepotencia.

    Saludos. ¡Buen verano!

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