03 mayo 2010

Prueba de fuego para la ecléctica coalición que gobierna Paraguay

El pasado día 24 de abril el Senado de la República del Paraguay aprobó la propuesta gubernamental de declarar el estado de excepción durante treinta días en cinco departamentos del norte del país: Concepción, San Pedro, Alto Paraguay, Amambay y Presidente Hayes. Paraguay salió de una larga dictadura, pero la miseria sigue produciendo fenómenos que amenazan con desestabilizar el país.
El objetivo de tan drástica medida es combatir con mayores "facilidades legales" la creciente actividad del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), formación constituida en la primavera de 2008 por la dirección del Partido Patria Libre (PPL), de ideología marxista-leninista.
[Para aproximarse desde España a esas formaciones, cabría apuntar que el PPL sería una organización similar al PC (M-L) y el EPP vendría ser su "organización de masas", como lo fue el FRAP respecto del PC (M-L)]
A fin de tener una idea cabal de lo que ocurre y de sus causas sin incurrir en el error de creer que se trata de un episodio puntual, carente de antecedentes y de calado menor, es obligado recordar que en el norte del Paraguay acusa un creciente empobrecimiento y, por tanto, un alto gardo de desestabilización social.
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Tres males y una raíz común
A ese deterioro contribuyen de forma sobresaliente cuatro factores que han convertido la región en una bomba de relojería:
El negocio de la soja. El norte de Paraguay es el territorio suramericano en el que mayor penetración (en función de su extensión) ha tenido el cultivo intensivo de soja, controlado casi al 100 % por inversores extranjeros --sobre todo brasileños-- que adquirieron decenas de miles de hectáreas mediante operaciones de compra-venta que en numerosas ocasiones eran forzadas o se realizaban por la vía de privatizar --irregularmente, por descontado-- grandes extensiones de carácter comunal; transacciones que han contado con el apoyo de mandos militares, funcionarios locales [implicados por activa o por inhibición] y de la Administración central, que carente de medios para intervenir opta casi siempre por cerrar los ojos.
Además, en todas las instituciones todavía abundan los colaboradores y antiguos cargos públicos del corrupto régimen que presidió el general Alfredo Stroessner;
La producción de marihuana. Paraguay es el segundo productor de América: más de 7.000 toneladas en 2008, sólo superado por México. La inmensa mayoría de las plantaciones están en el norte del país, con la consiguiente presencia de consolidadas mafias locales que en su conjunto poseen o controlan unas 30.000 hectáreas [dato de 2009]; gran parte del norte del país ha sido declarado liberado; es decir, ajeno al Estado.
La abundancia de dinero negro ha creado un vasta red clientelar que, entre otras cosas, propicia la corrupción de los poderes públicos y compra voluntades por doquier, y
Tráfico de armas. En Paraguay los traficantes de armas [incluidos los que se dedican a su transporte] tienen largo recorrido y sostienen una notable economía sumergida. La actividad se beneficia de que el país tiene fronteras con Brasil, Bolivia y Argentina, siendo posible viajar también hasta Chile, Perú y Uruguay por carreteras y pistas rara vez sometidas a control.
Paraguay es paso casi obligado para el todavía boyante --aunque está en recesión-- intercambio y compra-venta de armas entre o por las organizaciones mafiosas y los grupos insurgentes que operan en la mitad sur de Sudamérica. Y no hay mejor territorio paraguayo para esa y otras actividades ilegales que la mitad norte del país, donde la presencia del Estado nunca ha sido efectiva.
La raíz  Miseria generalizada. Más de la mitad del campesinado vive en la miseria; no en la pobreza: ¡en la miseria! A esto ha contribuido sobremanera la desaparición de numerosas fincas comunales y el monocultivo de la soja. La situación es tan extrema que la malnutrición es habitual.
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Todavía no hay antídoto para el veneno que dejó Stroessner   
Ese escenario es campo abonado para la actividad de los desesperados y de movimientos mesiánicos como el EPP, cuyas acciones son esporádicas pero espectaculares, habiendo llegado a atacar un destacamento militar y secuestrado a uno de los más poderosos terratenientes, Luis Lidstrom, que fue liberado a cambio de un rescate cifrado oficialmente en un cuarto de millón de euros.
El EPP, que hace dos años era poco más que un grupo de amigos sin apenas medios, actualmente ya cuenta --según distintas fuentes-- con unos doscientos activistas bien armados.
Nadie duda de que el EPP seguirá reclutando efectivos porque la miseria y los abusos generan personas que nada tienen que perder; salvo que el Gobierno logre combatir con éxito los males que acusa el norte de Paraguay, que constituye una de las herencias más y mejor envenenadas que dejaron la dictadura de Stroessner y el gobierno que formaron los golpistas que derrocaron al dictador en 1989, pero que respetaron el poder económico e institucional del régimen, incluidos sus jueces --¡como en la España postfranquista!
En paralelo, conviene recordar que el actual presidente de Paraguay, Fernando Lugo, ganó los comicios de abril de 2008 liderando una ecléctica coalición formada por 21 organizaciones, entre las que están presentes desde el centro-derecha que colaboró con la dictadura hasta la izquierda, de modo que el más leve revés gubernamental puede convertir el Parlamento en una olla de grillos, derivar en enfrentamientos y dinamitar la precaria estabilidad institucional.

ENLACES de interés:
Biografía de Fernando Lugo Méndez, en CIDOB, y
Información básica del Ejercito del Pueblo Paraguayo, en la Wikipedia.

2 comentarios:

  1. FERNANDO LUGO, LA VERDAD SOBRE UN ENGENDRO CLEROFASCISTA PROMOCIONADO POR LA IZQUIERDA CHANTA:

    http://luisaguerowagner.zoomblog.com

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  2. Fernando Lugo es, resumiendo, un "colchón" que ha impedido la explosión social. Un "colchón" que los más interesados en promocionar eran (y son) los delincuentes de la era Stroessner, los terratenientes, los inversores y también los funcionarios que tienen mando -siquiera de rango menor- porque el 90% de ellos son "hijos" de la dictadura.
    ¿Por qué será que ese escenario me recuerda el de la España de la segunda mitad de los años setenta?...
    Saludos.

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