22 noviembre 2012

"Prestige": El ex director general de Marina Mercante deja al Gobierno de Aznar con el culo al aire

Durante la vista oral del juicio por el desastre del Prestige, el buque-tanque hundido frente a Galicia en noviembre del 2002, en respuesta a preguntas del abogado de Nunca Máis, Pedro Trepat, el ex director de la Marina Mercante, José Luis López Sors, ha revelado [cabe suponer que involuntariamente] que el Gobierno de José María Aznar López actuó a remolque de las interesadas decisiones empresariales que adoptaban los propietarios del buque y del flete.
López Sors, que está sentado en el banquillo en representación del Estado español, ha sido emplazado por Trepat a precisar si las autoridades españolas tuvieron en cuenta la posibilidad de conducir el petrolero a la ría de Corcubión o a otro enclave que lo protegiera de la tormenta, a lo que el ex director general ha respondido admitiendo que ni siquiera se lo plantearon (¿?)
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Una sorpresa tras otra
Para redondear la sorpresa, pues contradice el contenido de las conversaciones de los técnicos [ver "La decisión de alejar el Prestige, lo que aceleró su hundimiento, fue estrictamente política"], el reo ha añadido: «Si hubiera metido el barco en Corcubión estaría en la cárcel con el señor Mangouras», afirmación que, además de revelar que sí se barajo esa posibilidad, requiere explicación, si la hay, pues carece de racionalidad.
Pero lo más relevante no es ninguna de esas dos incomprensibles afirmaciones, sino que López Sors ha reconocido que el rumbo que siguió el Prestige no fue decidido, según él, por la Administración española, ¡ni era de su responsabilidad!, ha llegado a comentar el ex director general, que además afirmó de forma tajante que «no tuvimos nada que ver con el rumbo errático. Lo quisimos evitar», según informa el periodista Pablo González en crónica difundida por La voz de Galicia.
Es decir, el Gobierno español, según ha reconocido López Sors, eludió sus responsabilidades, pues el lugar en el que estaba el buque-tanque cuando lanzó el SOS otorgaba plenos poderes al Estado español, indiscutibles legalmente, para decidir lo que considerara más conveniente para, primero, garantizar la seguridad de las personas, además de cumplir el compromiso legal que tiene de ámbito internacional de impedir un desastre medioambiental o paliarlo al máximo y, por añadidura pero en tercer lugar, debía intentar que no se perdieran los bienes, el buque y su carga. 
Dando por cierta la aseveración de López Sors, su declaración sería la prueba del nueve: El Gobierno de José María Aznar se lavó las manos y dejó que los dueños del buque y del flete hicieran lo que les interesaba; y si otro declarante lo niega, miente o miente López Sors.
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López Sors
Donde dije digo, digo diego
Hay más, pues en otro momento de su declaración López Sors reconoce que su prioridad y la de sus superiores era alejar el buque, conducirlo mar adentro. O sea, la decisión de alejar fue gubernamental, ¿o no? En este punto cabe regresar al punto anterior y recordar que López Sors afirma que la ruta la decidieron los propietarios del buque y del flete, cosa difícil de creer, pues resultaría que contra toda lógica los propietarios del buque y, sobre todo, los dueños de la carga habrían abogado por destruir sus propiedades y posibles beneficios conduciendo el buque-tanque a un hundimiento prácticamente seguro.
En fin, después de leer seis crónicas de la comparecencia es evidente que el ex director general de Marina Mercante ha intentado lo imposible: defenderse y al mismo tiempo defender a quienes le ordenaban lo que debía hacer y lo que no debía hacer... Aunque también es posible que el Gobierno central estuviera tan paralizado por la responsabilidad que cayó en el desorden e incurrió en contradicciones. ¿O no decidió nada?, tal como también ha asegurado López Sors.
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"Salvad al soldado-ministro"
Por si no eran suficientes las contradicciones, López Sors también dedicó una de sus envolventes frases a exculpar al entonces ministro encargado de asuntos marítimos, Álvarez-Cascos, al decir que «las decisiones las tomaba yo, no era necesaria una aprobación posterior», informa la periodista Paola Obelleiro a través de El país.
Sin duda, la mayoría de las decisiones cotidianas, ordinarias o regulares de la Administración no precisan de la intervención del ministro del ramo, ni siquiera de un alto cargo, pero que Álvarez-Cascos renunciara a ratificar o corregir decisiones de su departamento ante uno de los más graves de los riesgos medioambientales vividos en la zona marítima y en el litoral de España resulta, cuando menos, inquietante; además de increíble. Si es cierto lo que asevera López Sors, ese ministro del Gobierno de Aznar incurrió en una imperdonable inhibición.
Resumiendo: el ex director de Marina Mercante ha dejado al gabinete de crisis de José María Aznar con el culo al aire.
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MÁS sobre las declaraciones de López Sors, en GALICIA CONFIDENCIAL y  PRAZA PÚBLICA.
CON ANTERIORIDAD:
"Juicio del Prestige: Los hilillos de plastilina eran y son del Estado".
DE INTERÉS: 
"Irregularidades e escurantismo no tratamento dos refugallos do Prestige", en ADEGA.

3 comentarios:

  1. A ver, normal .. es que los verdaderos culpables no estan sentados en el banquillo.

    Una verguenza .. tenia que estar rajoi y aznar tb.

    Al menos que declaren nooo?

    PABLO

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    1. Hay una circunstancia que le da a usted toda la razón: ¿Por qué imputar e interrogar al subordinado, López Sors, en lugar de sentar en el banquillo a quien en estricta aplicación del organigrama de la Administración tomaba las decisiones, Álvarez-Cascos? Creo que ni el instructor del sumario sabría contestar a esa pregunta, o se iría por la tangente.
      Saludos.

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  2. Simplemente recordad una cosa que es habitual cuando estan imputados subordinados de entidades más grandes y sus declaraciones pueden salpicar a la cúpula -no digo que sea lo correcto, solo constato un hecho- y es que, antes del juicio, se reunen unos y otros y se "pactan y coordinan las declaraciones" para no entrar en contradicciones. Eso es lo que hicieron tambien en este caso, visto lo visto con poca fortuna hasta ahora. No se trata de contar la verdad, se trata de contar lo que conviene.....Están tratando de justificar lo injustificable. Ha pasado 10 años. Pero los que vivimos aquello de cerca tenemos muy grabado en la memoria lo realmente sucedido. Dudo que todo lo importante salga a la luz. Quedarán muchas cosas en el tintero. Los políticos quieren escurrir el bulto. Y los técnicos no se quieren complicar la vida. Lo cierto es que el famoso barco estuvo dando bandazos de un lado para otro porque nadie entre los responsables quería asumir el coste político de acercarlo de nuevo a la costa buscando un refigio, que lo había (no olvidemos que estuvo a tres millas de Muxía y se podía ver desde la costa a simple vista). Como en el Urquiola, quisieron mandarlo al "quinto pino". El barco no era una joya de modernidad pero se rompió porque lo sometieron durante una semana a un esfuerzo imposible de soportar. Es que si se cuenta la verdad........

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