15 febrero 2013

Los expertos en comunicación del PP alimentan debates de taberna

Al paso que van, los responsables de comunicación del PP seguirán el camino de Sepúlveda y Bárcenas, ambos despedidos; con retraso, cierto, pero despedidos.
Veamos porque corren riesgo de quedarse sin empleo:
Tras la publicación de los papeles del ex tesorero, en los que figuran numerosos dirigentes del PP como receptores de dinero presuntamente no declarado (o dinero negro), los responsables de comunicación del partido gubernamental lanzaron una campaña mediática para convencer a la ciudadanía de que la declaración de la renta revela todo lo que el declarante ha ganado o cobrado... ¿?
Esa campaña, lanzada al mismo tiempo que Mariano Rajoy Brey hacía pública su liquidación del IRPF, ha sido puro entretenimiento.
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Lo del IRPF es un mal chiste
Uno de los periodistas y blogueros que mejor reflejó el alcance de esa operación fue el administrador de la bitácora DIARI DE L'ABSURD, que acompaño el post titulado "Descollonament" con la ilustración alusiva al Dioni.
Ahora, para contrarrestar políticamente a Pérez Rubalcaba, que ha invitado a Rajoy a que abandone la presidencia del Ejecutivo, el PP turra y lanza una campaña en las redes sociales emplazando al socialdemócrata a que demuestre su honestidad económica haciendo pública también su declaración de la renta, lo cual también es un absurdo, pues suponiendo que Pérez Rubalcaba hubiera recibido dinero de forma irregular su declaración de la renta sería un documento inútil para desmentir esa hipótesis.
En definitiva, el rebumbio creado con las declaraciones de la renta es una forma como otra de distraer a los ciudadanos. 
El PP ha provocado, eso sí, que decenas de miles de ingenuos o desinformados participen en un torneo que cabe bautizar como A ver quien la dice más gorda: Un rosario de dimes y diretes que a nada conducen, pues nada demuestra la declaración de la renta por si sola.
La campaña de los expertos en comunicación del PP merece un aprobado como táctica de distracción, pero de nada sirve para demostrar la honestidad o deshonestidad de Rajoy Brey o de Pérez Rubalcaba.
Los ciudadanos hemos comprobado que Rajoy hace la declaración de la renta... ¿Y qué?

3 comentarios:

  1. Pretenden exculparse mediante gestos que rozan la subnormalidad, pero el caso es que esos gestos tan descabellados LLEGAN, por lo visto, a bastantes ignorantes. Así que mentir y presentar justificaciones de pata de banco les resulta rentable. Que mientan, por otra parte, ya no es lo más denigrante, sino que ni siquiera se coordinan para mentir, tal es el desprecio mostrado hacia el ciudadano. Lo hemos visto en el caso de Jesús Sepúlveda, jurídicamente imposible de despedir según Florián, o Floriano, no estoy seguro, pero despedido a los dos días con todo aplomo y toda incoherencia. Pero ¿no era imposible? Sea o no de sabios el rectificar ¿no era imposible?

    El trasfondo que permite todo esto es, por supuesto, esa ciudadanía sacada de "Luces de bohemia", que seguiría otorgando hoy la mayoría al PP, después de llevar meses presenciando fechorías y tropelías de toda laya. Así no hay nada que hacer, y más vale que la gente joven vaya pensando en la emigración/huída.

    Bienaventurados los vascos, los catalanes, quizás también los gallegos, que pueden al menos soñar que un día estarán fuera de uno de los Estados más corruptos y retrógrados de Europa.

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    1. Paradójica y significativamente, incluso los que consideramos que las fronteras son un elemento económico-administrativo ajeno a la vida social (máxime en la UE) acabemos por estimar lógico que haya quienes aspiran a la segregación para "huir" del siglo XIX. Saludos.

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    2. Las fronteras PODRÍAN una mera herramienta administrativa en un Estado más homogéneo y en el que la convivencia estuviese organizada racionalmente. Esa sería la actitud ilustrada, racionalista. En un Estado que abarca sociedades tan distintas como la catalana y la castellana, las fronteras NUNCA van a ser una mera herramienta administrativa. (Recordemos el caso de los "papeles de Salamanca"). Las divergencias respecto a europeísmo, actitud hacia el catolicismo/papismo, actitud hacia las libertades políticas, actitud hacia el caudillismo, actitud reivindicativa, actitud hacia el militarismo, tolerancia a la diversidad lingüística y cultural, etc, etc son tan abismales que, socialmente, NO SON una misma nación. Cuando, además, el Estado ha declarado una especie de guerra económica a la mayoría de los ciudadanos, estas divergencias cobran importancia añadida, porque implican respuestas diferentes de las mayorías.

      Las buenas intenciones no deben ocultar la obstinada realidad.

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