13 noviembre 2013

España: El deterioro avanza al mismo ritmo que la concentración de poder y de dinero

Viñeta de J·R·Mora
El deterioro sigue imparable y prácticamente todos, desde los ciudadanos hasta las instituciones, somos responsables. Unos más que otros, evidentemente. Y aunque algunos asalariados y colaboradores de prensa, radio y TV pretendan lavarse las manos con el jabón marca El cliente siempre tiene la razón, los medios juegan un rol fundamental en ese proceso. La excusa de que la recesión ha colocado a numerosos periódicos y emisoras en situación económica precaria es justamente eso, una excusa que, por ende, rezuma perversidad.
De la cuota de responsabilidad que tienen la Justicia, el Gobierno, los diputados y las cúpulas dirigentes de los partidos políticos se escribe y habla mucho, quizá demasiado, pero ora se escriben o dicen simplezas sin sustancia ora los aludidos no hacen ni puñetero caso.
En definitiva, la ciudadanía por inhibición generalizada [negar o esconder que el pasotismo sigue debilitando el futuro de la sociedad española sólo favorece a quienes pescan en río revuelto] y la clase dirigente por incapacidad o por interés, son muchos los que siguen alimentando voluntaria o involuntariamente el deterioro.
En rigor, aquí y ahora, todavía son minoría demográfica y electoral quienes mueven el culo y dan aldabonazos para que la sociedad y las instituciones despierten.
Dicho de otro modo y sin adornos: Estos días España, o las Españas, está perfectamente representada por Madrid, donde el egoísmo asocial de unos directivos de empresa y la inhibición premeditada de la mayoría consistorial han propiciado que la basura reine por doquier.
Las libertades civiles constituyen un dique, una garantía
En ese escenario hay un fenómeno que, a mi parecer, es inquietante: Instituciones, cúpulas políticas y medios tienen una mayor cuota de responsabilidad en el deterioro porque están agrandando una herida que amenaza con provocar hemorragias graves, pues ese deterioro generalizado al que me refiero también está laminando las libertades civiles y, por tanto, debilitando peligrosamente la herramienta fundamental para evitar que un régimen democrático se desmorone.
Dirigentes políticos y medios [no todos, por supuesto, pero sí la mayoría de los unos y de los otros] se empeñan en denigrar, satanizar y silenciar a los preferentistas, desahuciados, desempleados, hambrientos e incluso a los enfermos, así como a cuantos forman parte de esa minoría social que todavía respira y discrepa por unas u otras causas, sean ecólogos o naturalistas; ingenieros, científicos o gentes de letras; abogados, maestros, economistas, bomberos, policías, sanitarios y todo tipo de funcionarios empobrecidos y, sobre todo, arremeten contra los asalariados con conciencia de clase, sean del sector primario, la industria o los servicios; incluso desprecian y toman el pelo a los autónomos, que poco a poco están descubriendo que el título de "emprendedor" es otro eufemismo para difundir la patraña de siempre: sólo tienen problemas económicos o de empleo los cobardes y los cómodos
Y así, poco a poco, las cúpulas de los partidos políticos [no todos] y los medios [casi todos los convencionales] alimentan la percepción de que el futuro depende de ese sector de la sociedad que se encoje de hombros y cree que todos saldremos adelante si somos individualistas, tenemos "amigos" bien colocados, damos codazos y somos fiscalmente listos
Por el contrario, esas lumbreras que pilotan social e institucionalmente las Españas se afanan en difamar y reprimir a esa minoría social que ha decidido abrir los ojos, hacerse preguntas y pensar.
Sin dique, hay riesgo de que ocurra lo que tantas veces...
¿Qué puede ocurrir si, como todo indica, persisten los índices de pobreza y el darwinismo social es norma?
Todos sabemos qué ocurrirá. También lo saben los insensatos que gobiernan la economía y fabrican las leyes.
Han metido todo y a todos en una olla a presión; peor aún, parecen dispuestos a taparla y avivar el fuego.
Tener todos los resortes del poder no colma sus aspiraciones, también quieren erradicar a la ciudadanía que ejerce sus derechos civiles, quieren matar la discrepancia, las movilizaciones, el conocimiento, el razonamiento, la ciencia… ¡Y la información!, por supuesto.
¿Qué puede ocurrir?...
Todos sabemos lo que puede ocurrir si el deterioro social y democrático sigue adelante. Ellos lo saben mejor que nadie porque su absurda estrategia consiste precisamente en que solo quede una salida, esa que es personalmente suicida y socialmente condenable.
En España, en las Españas, sigue marcando el ritmo de la historia la gentuza del XIX con moflete rosado y bastón en la mano, esa gentuza que considera que el amarillo es oro (el suyo) y el rojo representa la sangre (la de los subditos)…
Los desordenes, el caos y la violencia ¡jamás! son fruto de la voluntad de unos pocos. La semilla que ha generado el creciente deterioro ha sido colocada y es regada por los de siempre. Esto también lo sabemos todos, pero reconocerlo causa tanta angustia que todavía son mayoría los ciudadanos que prefieren no abrir los ojos.
Sin plenas libertades civiles, el deterioro será más rápido.

3 comentarios:

  1. ¿Cómo era aquello de meter unos sapitos en una olla y ponerlos al fuego lento para que no se diesen cuenta de que estaban siendo cocinados? Es igual que lo que explicas, nos hemos acomodado tanto en el conformismo, en el ya vendrán los socialistas y lo arreglarán que, ahora, cuando necesitamos de toda nuestra capacidad de reacción, resulta que es ilegal ¡pues a saltarse la ley coño!

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  2. No hay mal que cien años dure......Pero tienes toda la razón.

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  3. "Todos los monstruos devoradores e insaciables imaginados desde que existen testimonios de la humana fantasía parecen haberse fundido en una sola materialización: la Guillotina. Y sin embargo, pese a toda la rica variedad del suelo y del clima, no hay en Francia un tallo de hierba, una hoja, una raíz, un brote, un simple grano de pimienta, que crezcan y maduren en condiciones más propicias que las que han dado lugar a este horror. Y si un día se aplasta a la humanidad, una vez más, bajo unos mazos semejantes, y se la oprime hasta desfigurarla, volverá a retorcerse y a resurgir en las mismas formas violentas y contrahechas. Y si vuelve a sembrarse la misma simiente de rapaz desenfreno y explotación despiadada, dará sin duda los mismos frutos conforme a su especie."

    CHARLES DICKENS, "Historia de dos ciudades" ["A tale of two cities"]

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