17 enero 2014

Gamonal: El PP obliga al alcalde a rectificar, pero sus comunicadores no saben "vender motos"

Esta tarde de viernes los ciudadanos españoles hemos radio-escuchado, tele-visto o bien nos hemos enterado vía internet de que el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, ha decidido anular las contratas suscritas con varias empresas para construir un aparcamiento y habilitar un bulevar en la calle Vitoria del barrio de Gamonal.
El mensaje es subliminal, ¡burdamente subliminal!: el alcalde es un político sensible y de buen corazón. Sepan ustedes, vienen a decir, que Lacalle es un héroe de la democracia... ¿A qué sí?
Es más, fuentes del PP han hecho circular una especie que todos los medios políticamente correctos difunden: Lacalle toma decisiones «sin ningún tipo de presión del partido».
Bien diseñada y mejor asfaltada, pero sin salida
Tal como usted y todo el mundo sabe, los órganos de dirección del PP castellano-leonés y de la calle Génova estaban muy tranquilos a pesar de que la protesta de #Gamonal se extendía cual mancha de aceite.
Este episodio, como tantos otros, confirma que los responsables de comunicación del PP están convencidos de que más del 90 por ciento de los ciudadanos, ¡como poco!, somos idiotas.
Ciertamente, en este país, como en todos, hay idiotas; pero, ¿tantos?
Sólo un gabinete de comunicación desnortado o políticamente fanático puede recomendar al partido de gobierno que el PP burgalés vote sí a las obras por la mañana, que a primera hora de la tarde el alcalde diga todo lo contrario y que, para colmo, el partido lance el mensaje de que tras cinco años de autoritarismo medieval el regidor ha tenido una epifanía moral que le ha obligado a renunciar a sus decisiones y compromisos...
Los dirigentes del PP [así como los del otro partido que ha gobernado casi todas las instituciones del Estado español durante los últimos tres decenios] saben perfectamente que si la movilización de Gamonal seguía adelante, acabarían reventando más gamonales.
Hay decenas y decenas de gamonales, decenas y decenas de pequeñas y grandes obras costeadas con dinero público cuya única finalidad real era (y es) dar contratas a empresarios, banqueros o inversores próximos al poder de turno.
Ese y no otro es el peligro que afrontaban los gobiernos de Burgos y de España  desde hace apenas una semana con el caso Gamonal.
Lógicamente, en La Moncloa y en la madrileña calle Génova han dicho ¡basta! y Lacalle, obediente, ha dejado con el culo al aire al resto de concejales; los cuales, más aguerridos que la aguerrida, unas horas antes se habían tirado a la piscina al votar ¡adelante con el bulevar!
La dirección del PP ha ejercido la inevitable presión para que Lacalle hiciera lo único sensato que podía hacer, so pena de generar más y más incendios, y los responsables de comunicación del PP han demostrado otra vez su escasa inteligencia profesional.
DE INTERÉS:
Para tener una visión de conjunto conviene leer "Qué esta pasando en Burgos" y "Así se adjudicó la obra del bulevar de Gamonal", en ELDIARIO.ES.

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