15 julio 2014

¿El PIB refleja aumentos y descensos de la economía real y del bienestar social?... ¡No!

Estos días el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado las perspectivas económicas y ha decidido [por consideraciones más propias de la elucubración que de la razón] que el producto interior bruto (PIB) de España crecerá en 2014 más de lo que la propia institución había previsto hace unos meses... Como es lógico, el Gobierno español (PP) ha saludado con alborozo el augurio e incluso ha alardeado de la buena nueva.
Teniendo en cuenta que tres trimestres consecutivos con el PIB en positivo significa que se ha acabado la recesión, según los econometristas, el Gobierno da por finalizada la recesión y afirma que a partir de ahora se registrarán tasas trimestrales de crecimiento que a su criterio serán superiores al 1 %, incluso más del 1,5 %; si es así, el PP cantará el España va bien y la opinión pública aplaudirá la política económica del tándem De Guindos-Montoro.
Pero, ¿el PIB refleja la marcha de la economía real?: ¡No!
Según los criterios aceptados por todos los economistas, el producto interior o interno bruto es:
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Las cifras y las tasas de variación del PIB son utilizadas políticamente para mensurar la marcha de la economía de un país, pero en realidad esas referencias, junto a otras, sólo sirven para hacer una "foto" general de la macroeconomía [macroeconomía no es economía, por mucho que se empeñen los gobiernos y sus servidores y propagandistas].
Para calcular el PIB se tiene en cuenta una serie de parámetros que en los Estados de Occidente son establecidos por el poder político y elaborados por los organismos oficiales correspondientes, el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el caso de España, o sus homólogos creados por los gobiernos autonómicos para sus respectivos territorios; o Eurostat por parte de la Comisión Europea [este servicio de la UE asume también la tarea de armonizar la recogida, tratamiento e interpretación de los datos que recaban los Estados].
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El PIB no tiene lagunas
pero esconde mares...

El PIB no computa los efectos sociales ni ecológicos que causan las actividades productivas o los servicios; por ejemplo, en el caso de una catástrofe natural (inundaciones, terremotos, tempestades, etcétera) sólo se contabilizan de forma indirecta los activos destruidos (inmuebles, carreteras, equipamientos, etcétera), pero en el PIB sí se imputan los costes de la reparación y/o de reconstrucción de lo destruido, tareas estas que en la mayoría de ocasiones son costeadas con cargo al erario público, lo que también acostumbra a distorsionar la referencia, lo que menoscaba su valor económico (científico).
Otro "detalle" de notable importancia cuantitativa es que el PIB no tiene en cuenta la auto-producción o auto-consumo; es decir, no computa la riqueza producida y consumida (ni el valor trabajo) en el seno de la unidad familiar porque esos bienes o servicios no pasan por el circuito comercial; por ejemplo, la verdura de una huerta privada ni ningún otro tipo de actividad o producción doméstica.
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[En 1975, un estudio realizado en Estados Unidos indicó que sólo el valor de las horas de trabajo no remunerado equivalían al 25 % del PIB oficial, aproximadamente]
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¡Las burbujas mejoran el PIB!

Abundando en distorsiones, el PIB computa valores accionariales (precio de mercado de las empresas), entre otras cosas de similar tenor; de modo que si sube la cotización (precio) de los títulos o participaciones de cierto número de grandes consorcios o grupos empresariales de un país, el PIB también aumenta.
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[En el caso de España cabe recordar que durante el período de inflado de la burbuja inmobiliaria, máxime en los años noventa cuando coincidió con la privatización de grandes empresas públicas hubo años en que el PIB aumentaba un 3 o un 4 % pero 2 o más de esos puntos eran fruto de enriquecimientos "financieros", no obedecían a riqueza realmente creada.
Los PIB estaban (y están) sobredimensionados porque incluso se computaban (y se sigue haciendo) activos "tóxicos"; de modo que no existe una correspondencia racional con la riqueza generada; resultado: los PIB del "gran éxito aznarista" engañaban mucho más de lo habitual]
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De fácil uso político

El PIB es utilizado por casi todos los gobiernos para medir el descenso o aumento del bienestar, lo cual es tan "políticamente correcto" como engañoso.
A pesar de la resistencia de los economistas sistémicos y de los organismos gubernamentales, cada vez son más los estudiosos y analistas de la Economía que critican el uso del PIB como indicador del bienestar social y de la marcha de la economía real de la sociedad.
No cabe duda de que existe una relación entre las variaciones del PIB y los avances o retrocesos en cuanto a economía real y bienestar social, pero el PIB sólo puede ser tomado como un indicador fiable en el caso de las economías escasamente desarrolladas, las del Tercer Mundo, donde la actividad financiera (el precio de las empresas y otros parámetros similares) tiene escasa influencia a la hora de elaborar el PIB.
Hay numerosos detalles de compleja y a veces también absurda explicación: el PIB no tiene en cuenta los bienes naturales, por ejemplo las reservas de minerales; ni tampoco los activos y pasivos públicos o privados, de modo que no contabiliza las externalidades (beneficios de producción y precios de mercado) positivas o negativas de esos valores económicos.
En definitiva, la alzas o caídas del PIB no constituyen un reflejo fiable de los aumentos o descensos de la economía real.
El PIB sólo indica el valor en dinero de los productos y servicios generados en un país, no todos ni sólo los más representativos.
El PIB sólo utiliza variables contables que puedan expresarse en términos monetarios y para colmo prescinde de aspectos como los costes ecológicos y sociales, el impacto de la producción en el medio y en las personas, las iniquidades en la distribución de la riqueza, las desigualdades entre sexos ni otros factores que tienen indudables y elevados efectos en la economía real de las personas individual y colectivamente.
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CON ANTERIORIDAD:
"De burbuja a burbuja, del ladrillo al crédito y tiro porque me toca" (post ampliado el 14 de julio 2014); 

1 comentario:

  1. De la propia definición del PIB se deduce que no mide el bienestar ni el progreso social, ya que es un valor total de bienes y servicios, pero no indica CUANTOS ni CUALES ciudadanos tienen acceso a dichos bienes. Por eso se manejan otros índices otros índices, como el de Desarrollo Humano, el Índice de Bienestar Social, el Indice de Pobreza Humana....

    Los profesionales del infundio y la confusión, naturalmente, prefieren airear el PIB, que camufla la realidad y desdibuja las diferencias de cllase, usándolo como mera herramienta de propaganda.

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