21 agosto 2014

El alcalde de Valladolid demuestra que machismo e infamia hacen buena pareja

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Confieso que, probablemente al igual que usted, tengo dificultades para entender las licencias "verbales" que se arrogan algunas personas públicas. Esta es una de esas ocasiones.
El alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, cuyo "historial mediático" le acredita como miembro destacado de la farándula que destruye la credibilidad de las instituciones, ha comentado públicamente vía Valladolid en la onda (Onda Cero) su «reparo» a coincidir en un ascensor con una mujer porque... en fin.
El contexto de sus palabras es el recuerdo de una violación perpetrada hace varias semanas en un parque de la ciudad, sin que de momento haya sido identificado el autor; episodio del que el regidor vallisoletano extrae una enseñanza tanto o más llamativa que la frase de marras: «A las seis de la mañana una mujer joven tiene que cuidar por dónde va».
Esta recomendación refleja con inquietante fidelidad el punto de vista con el que no pocos ciudadanos y ciudadanas afrontan el fenómeno de las agresiones machistas.
Por algo será... ¿verdad?  
En España impera la tesis de que para combatir los delitos sexistas la medida más importante consiste en que las mujeres se protejan, relegando a segundo plano que todos estamos obligados a ser personas y conducirnos como tales, de modo que lo más urgente y efectivo no es que las mujeres cierren las ventanas y vistan falda hasta el tobillo, sino instruir, instar y obligar a los varones a pensar con la cabeza, no con el pene.
En materia de sexualidad y convivencia, España es hija de España; en ciertos aspectos, caso de la sexualidad, sólo han cambiado las formas y han aumentado la prudencia y la contención, cierto, pero para un amplio sector de la ciudadanía sigue vigente la íntima e irracional convicción de que el principal valor de la mujer es sexual o en todo caso, la procreación, que para colmo hay quienes plantean como una obligación.
No dudo de que haya habido mujeres que denunciaron maltratos o agresiones inexistentes, sea por venganza o como justificación, pero todas y todos sabemos que esos episodios son excepcionales
Actitudes como la del alcalde vallisoletano, dando pábulo a la sospecha gratuita, constituyen una de las mejores coartadas para los agresores.
A propósito de lo dicho por De la Riva y a colación de otro suceso que es actualidad, siempre recuerdo una sentencia que absolvió del delito de violación a cinco hombres porque los forenses no hallaron en la mujer pruebas físicas de que hubiera luchado en defensa de su honor; vamos, que además de violada debía haber sido golpeada, amordazada, maniatada. Más claro: ellas están obligadas a luchar aunque los agresores sean cinco, o más...
La infamia y el machismo hacen buena pareja.
INFORMACIÓN relacionada:
El organismo gubernamental encargado de promocionar la equidad entre los sexos se lava las manos a pesar de que un alcalde es un cargo público e hizo las declaraciones como representante institucional. 
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ACTUALIZACIÓN (24 horas después):
El rotativo El norte de Castilla, con sede en Valladolid, informa de que el alcalde de la ciudad ha decidido que a partir de ahora se empleará con «mayor contención verbal» para evitar que los ciudadanos y los periodistas malinterpreten sus declaraciones.
Una vez más, un personaje público dice una barbaridad y luego se escabulle alegando que todos cuantos escucharon o leyeron sus palabras eran medio sordos, medio idiotas o contrincantes políticos y enemigos personales que sacaron sus palabras de quicio y de contexto.

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