19 agosto 2014

El Toro de la Vega se celebra en un Estado paralelo, Tordesillas, según cargos públicos de PP y PSOE

En España, si la mayoría de habitantes de un municipio defiende la organización de peleas de perros alegando que ya las "disfrutaban" sus antepasados hace dos o tres siglos, el Estado no solo debe respetar esa tradición, sino que también debe protegerla... ¿verdad? 
Además, los ciudadanos que no están empadronados en ese municipio no tienen derecho a criticar ese histórico divertimento ni emitir juicios de valor negativos en esa circunscripción administrativa, pues serán sancionados y cosas peores.
Tal es la conclusión a la que es obligado llegar en base a las declaraciones que ha realizado la diputada Arenales Serrano (PP) para justificar la "fiesta" del Toro de la Vega.
Salvando las distancias, lógicamente, resulta esclarecedora la siguiente contradicción:
En el caso del Toro de la Vega no es válido el argumento tantas veces esgrimido por los poderes legislativo y ejecutivo: todos los ciudadanos somos corresponsables y tenemos derecho a decidir (directa o indirectamente) cómo se regula la vida en colectividad e incluso asuntos de índole privada, como es el caso de la interrupción voluntaria del embarazo, por poner un ejemplo. Pero en Tordesillas ese y otros principios tantas veces esgrimidos no son aplicables, según argumentan cargos públicos de PP y PSOE.
Si se planteara un referéndum sobre la posible segregación de Catalunya todos los ciudadanos españoles deberíamos tener derecho a votar, asevera el PP, pero en el Toro de la Vega es al revés, Tordesillas tiene derecho a saltarse esa y todas las premisas para burlar, de entrada, principios éticos que gozan de general consenso social y, para colmo, en esa villa también pueden regatear textos legales que son básicos en materia de maltrato animal.
Son numerosos los ejemplos en los que instituciones públicas (incluidas las que rige el actual partido de gobierno) tiran del argumento de que todos los ciudadanos son corresponsables directamente o a través de sus representantes de las decisiones que afectan a decenas, cientos, miles o millones de personas. Pero ese argumento no se aplica para que las instituciones pongan coto al "esperpento nacional" de Tordesillas.
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Fotomontaje capturado en URANIAENBERLIN
Principios de quita y pon
Apelan a la corresponsabilidad en el caso del embarazo alegando, entre otras cosas, que afecta a la moral colectiva (¿?) y tamb ién con motivo de un hipotético referéndum sobre la segregación de Catalunya, los políticos en general teorizan que todos los españoles constituyen un cuerpo único... ¡exceptuados los empadronados en Tordesillas!, pues gozan de capacidad "legislativa" suficiente para celebrar un espectáculo consistente en torturar hasta la muerte a un ser vivo, tradición medieval que conculca principios legales, lastra el prestigio del conjunto de los ciudadanos españoles y daña el honor personal de todos y cada uno de ellos... ¿no dicen los legisladores del PP que formamos parte de un cuerpo único?
En fin, el derecho de una mujer a interrumpir su embarazo (decisión y acto privados) es una cuestión que debe ser sometida a la sacrosanta corresponsabilidad y codecisión del conjunto de la ciudadanía, pero el Toro de la Vega (vida colectiva) es otra cosa. Patético.
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Insensatez "transversal"
Que el partido de la diputada Arenales Serrano sea el PP no resta protagonismo negativo a otros grupos, pues el alcalde de Tordesillas es del PSOE; es más, el regidor socialdemócrata es uno de los artífices del texto legal (¿?) que regula la tortura del animal, ordenanza que no sólo es jurídicamente aberrante, sino que además está trufada de simplezas, insensateces y chistes de mal gusto.
Por si fuera poco, el pleno del consistorio ha otorgado al primer edil la prerrogativa de imponer multas a quienes critiquen el festejo… Es increíble, pero cierto.
¿Y el Estado?... ¿digamelón?
Pero, ¿por qué subrayar el despropósito del Toro de la Vega?, se preguntará usted, amable lector/a.
Muy sencillo: el Toro de la Vega es el despropósito más eficaz para que hasta el más pasota y despreocupado de los ciudadanos perciba el grave deterioro que acusa el Estado español. La salvajada tordesillana y las justificaciones de quienes la defienden constituyen una de las más fieles representaciones de lo más deleznable de ¡viva Paña!
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1ª ACTUALIZACIÓN (mayo 2015):
El Boletín Oficial del Estado publica la ley 10/2015 por la que el Toro de la Vega, entre otras convocatorias y actividades, queda catalogado como patrimonio inmaterial de España (¿?), de modo que el medieval espectáculo es bendecido por el Estado.
Para redondear la insensatez y rematar el descrédito del Estado español solo falta una ley que "constitucionalice" las sanciones que prevé la ordenanza tordesillana que prevé sancionar con multas a quienes critican el Toro de la Vega: ¿A qué espera el Gobierno para emitir un decreto ley que cree el Cantón de Tordesillas y legalice sus prerrogativas inconstitucionales?
Enlace al texto íntegro del BOE.
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2ª ACTUALIZACIÓN (19 mayo 2016):
El Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León ha aprobado este jueves un decreto ley que prohíbe matar reses de lidia en espectáculos taurinos populares y tradicionales, lo que afecta al Toro de Vega que se celebra en Tordesillas. El alcalde de la localidad (PSOE), apoyado por el portavoz de la la oposición (PP), ha anunciado que recurrirá ante la Justicia.
Información detallada, en la web de la televisión autonómica, RTVCyL.
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CON ANTERIORIDAD:

2 comentarios:

  1. Al margen de lo que has escrito que esty a favor y en contra de unas cosas, lo de poner una foto editada con photoshop te quita MUCHISIMA veracidad, seguramente borres este comentario pero así te enteras para la próxima y dejas de ser tan sucio.

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    1. El pie de esa imagen especifica claramente que se trata de una creación o fotomontaje, que por cierto no es mío. Se trata, resumiendo, de una "alegoría" a propósito de la pasividad de las instituciones. A unos les gustará y a otros no.
      En contra de lo que usted vaticina en su comentario, he insertado su opinión; al fin y al cabo es un "valioso" ejemplo de desafuero insidioso a la vez que pueril (sólo juzgo el comentario, ¡no a usted!, pues no le conozco y probablemente ha escrito lo que ha escrito y me descalifica en un arrebato cuyos motivos ignoro).

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