25 abril 2024

Hoy, 25 de abril, hace 50 años que el Movimiento de las Fuerzas Armadas derribó la tiranía portuguesa

La Revolución de los Claveles[en pt., Revolução dos Cravos], más conocida popularmente como el 25 de Abril, fue el golpe de Estado llevado a cabo en Portugal por los militares del Movimiento de las Fuerzas Armadas contra la dictadura del Estado Novo, en el poder desde 1926.​ El 25 de abril de 1974 marca el inicio del proceso que llevaría a Portugal a sus primeras elecciones democráticas libres un año después y a restaurar la democracia tras medio siglo de dictadura.
La Revolução dos Cravos abrió el proceso que permitió que las colonias portuguesas ultramarinas —excepto Macao— consiguieran la independencia, poniedo fin a las guerras coloniales portuguesas, que fueron las que motivaron la creación del Movimiento de las Fuerzas Armadas.
Antes de terminar 1975, Portugal concedió la independencia a AngolaCabo VerdeGuinea Bisáu, MozambiqueSanto Tomé y Timor Oriental y la metrópoli se convirtió en un Estado democrático y de derecho.
El enclave de Macao fue ofrecido a la República Popular China en esa misma época, pero Pekín prefirió un largo período de transición y la transferencia de soberanía se ejecutó 24 años después, en 1999.
A inicios de la década de 1971, el régimen del Estado Novo seguía pesando como una losa pese a que en 1968, su fundador, António de Oliveira Salazar, sufrió un accidente que le provocó un hematoma cerebral, lo que le obligó a abandonar el Gobierno [falleció dos años después, en 1970], pero la política autoritaria del Régimen continuó con el presidente Marcelo Caetano
Cualquier intento de reforma política fue abortado debido a la propia inercia del Estado Novo y al poder de la policía secreta portuguesa: la Policía Internacional y de Defensa del Estado,  comocida por sus siglas: PIDE.
En la década de 1961 el Gobierno portugués estaba tan aislado como el español en un mundo occidental en plena efervescencia social e intelectual. 
Mientras tanto, en Mozambique y Angola, arrastradas por los movimientos de descolonización de la época, habían estallado revueltas desde principios de la década que obligaban al Gobierno a mantener por la fuerza de las armas el cada vez más costoso Imperio colonial portugués, instalado en el imaginario de los ideólogos del régimen como un «elemento de la identidad nacional» que debía conservarse a toda costa.
El país se vio abocado a invertir grandes recursos humanos y materiales en guerras de pacificación que difícilmente podía sostener Portugal, actitud que contrastaba con el resto de potencias de Europa, que pese a contar con más recursos que Portugal preferían asegurarse la salida del continente africano de forma más conveniente y menos costosa
En la colonia de la Guinea Portuguesa la situación era aún más grave, ya que había estallado una guerra abierta y el Gobierno apenas controlaba la capital provincial, Bisáu, y el entorno más cercano. Además, la guerrilla había llegado incluso a ser reconocida como el Gobierno legítimo del territorio e incluso como Estado independiente por la Asamblea de Naciones Unidas en una declaración no vinculante en 1973
En febrero de 1974, el presidente del Gobierno, Marcelo Caetano, fue animado por la vieja guardia del Ejército a destituir al general António de Spínola y a sus apoyos cuando trataba de modificar el curso de la política gubernamental de Defensa en las provincias africanas, que ya había llegado a ser excesivamente costosa para el país.
De hecho, Spínola había ganado fama entre los oficiales del Ejército opuestos a las políticas del Gobierno cuando en ese mismo mes publicó Portugal e o futuro, texto del que se hicieron casi 50.000 reproducciones, y en ​el que el autor declaraba que «el país no debe proseguir las guerras en África sino buscar una solución política»

Al MFA le favoreció el empecinamiento de Caetano

Desde el momento en que se hicieron visibles las divisiones existentes en el seno de la élite del Gobierno, apareció el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), organización fundada en secreto en 1973 por oficiales del ejército, al principio preocupados por cuestiones profesionales, pero que se politizaron rápidamente por el empantanamiento de la situación social y bélica.
En África se vivían varias guerras, las muertes iban en aumento y las posibilidades de que Portgal acabara con los independentistas eran nulas.
A finales de 1973, el MFA había crecido hasta convertirse en una preocupación para la policía política de Portugal, la PIDE, precisamente cuando gran parte de los apoyos de Oliveira Salazar procedían de la élite militar, a la cual el salazarismo había confiado un importante papel político con motivo de la represión de los movimientos anticoloniales. Sin embargo, los oficiales estaban en contra de la política de ascensos que realizaba el gobierno de Caetano y por la creciente mortalidad en las guerras africanas y en Timor.
El MFA decidió en diciembre de 1973 constituir una Comisión Coordinadora, un secretariado formado por Otelo Saraiva de Carvalho (1936-2021), Vitor Alves y Vasco Lourenço una comisión que se encargó del programa del MFA liderada por De Melo Antunes (1933-1999).
El 16 de marzo de 1974, un grupo de oficiales del MFA intentó sublevar un regimiento de infantería en la localidad de Caldas de la Reina, a 90 km de Lisboa para marchar contra la capital. El llamado Levantamiento de las Caldas fracasó ese mismo día y este hecho motivó que el régimen lanzara una agresiva campaña de espionaje dentro del Ejército, ordenando detenciones y traslados de guarniciones. 
La actitud gubernamental provocó que los jefes del MFA consideraran inviable una salida pacífica y concluyeran que sería necesario recurrir a un levantamiento a nivel nacional para derrocar al régimen, y para asegurar el éxito inmediato y evitar una guerra civil, debían ampliar su círculo de contactos y, sobre todo, acelerar los planes de la revuelta cubriendo todos los detalles precisos para no dar tiempo a la reacción gubernamental.
Según el capitán Carlos de Almada Contreiras, la idea de utilizar canciones como señal de aviso a las tropas revolucionarias surgió luego de leer el Libro blanco del cambio de gobierno en Chile, publicado por la dictadura militar del país sudamericano y donde se intentaba justificar el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 mediante la difusión de un supuesto plan de autogolpe del gobierno de Salvador Allende, denominado Plan Z, en el que se presentaba un listado de canciones que supuestamente serían utilizados para iniciar determinadas acciones.

La rebelión militar,
paso a paso

El levantamiento militar comenzó, técnicamente, a las 22:55 horas del 24 de abril, con la canción E depois do Adeus de Paulo de Carvalho, que había representado a Portugal en el Festival de Eurovisión unos días atrás, presentada por el periodista João Paulo Diniz de la Rádio Emissores Associados de Lisboa, era el primer aviso para que las tropas se prepararan en sus puestos y sincronizaran relojes. A las 00:25 horas del 25 de abril, Rádio Renascença emitió Grândola, vila morena de José Afonso, aunque en el plan inicial la canción era otra del mismo autor pero que estaba prohibida por el régimen.​ Era la señal pactada por el MFA para ocupar los puntos estratégicos del país, mediante una serie de acciones coordinadas fijadas por el puesto de mando establecido por el mayor Otelo Saraiva de Carvalho en el Cuartel del Pontón, en Lisboa.
En las horas siguientes, el gobierno se derrumbó. A partir de la 01:00 del 25 de abril, las guarniciones de las principales ciudades --PortoSantarémFaroBraga y Viana do Castelo--decidieron seguir las órdenes del MFA, ocuparon aeropuertos, aeródromos y tomaron las principales instalaciones del gobierno civil. De hecho, fuera de Lisboa la situación discurrió con sorprendente calma, a lo largo de la madrugada las autoridades fácticas perdieron el control del país sin resistencia porque ignoraban casi totalmente la situación real.
Pese a que desde las 03:00 horas se emitieron continuos llamamientos radiofónicos a la ciudadanos de los que más tarde serían conocidos como «capitanes de abril» [los oficiales jefes del MFA] para que permanecieran en sus hogares, y a la policía para que no se opusiera a las acciones de las tropas rebeldes. Al amanecer, miles de civiles se echaron a las calles en varias localidades para abrazar a los militares sublevados.
En el transcurso de la madrugada, los militares rebeldes salieron de sus cuarteles y ocuparon los aeropuertos internacionales de Lisboa y de Oporto, ordenando el cese de los vuelos en todo el espacio aéreo portugués. Unidades de la Marina se adhirieron a la revuelta y tomaron el control de los puertos del Atlántico, incluidos los de Madeira y las Azores.
Si bien al inicio las tropas de la Aviación se mantuvieron indecisas, aceptaron seguir al MFA debido a la decidida actuación de las tropas rebeldes del Ejército. En torno a las 04:00 horas el Gobierno toma conocimiento por primera vez de la magnitud de la revuelta y se pierde el factor sorpresa, pero practicamente nadie obedeció las órdenes del presidente Marcelo Caetano ni de sus ministros, dictadas durante las tres horas siguientes para detener a los rebeldes por la fuerza​. A las 09:00 horas, el MFA ya controlaba todos los puntos claves del país.

Tras el amanecer del 25 de abril

Uno de los hitos de las concentraciones fue la marcha de las flores en Lisboa, caracterizada por una multitud pertrechada de claveles, la flor de temporada. Una camarera, Celeste Caeiro, que regresaba a casa cargada de las flores que iban a ser entregadas a los asistentes de un banquete para celebrar el primer aniversario del restaurante de autoservicio Sir, en la calle Braamcamp, no pudo dar el cigarrillo que un soldado le pedía desde un tanque en la plaza del Rosío, justo al inicio del Largo do Carmo, donde los tanques de los sublevados aguardaban nuevas órdenes en una tensa espera desde la madrugada. Como la joven solo llevaba los manojos de claveles, le dio uno. El soldado lo puso en su cañón y los compañeros repitieron el gesto colocándolos en sus fusiles como símbolo de que no deseaban disparar sus armas, extendiéndose la acción por toda la ciudad​ y generando el nombre con que la revuelta pasaría a la historia.
Las acciones militares rebeldes fueron protagonizadas también por el capitán Salgueiro Maia , que, al frente de las fuerzas de la Escuela Práctica de Caballería, salió de Santarén para marchar sobre Lisboa con una columna de tropas. En la capital logró la adhesión de más tropas y con ellas ocupó la Praça do Comércio de Lisboa a primera hora de la mañana del día 25, luchando por mantener el orden, evitar desmanes de civiles y convencer a las fuerzas militares de la capital que aún se hallaban en duda ante los sucesos. 
Caetano 
se rindió ante Spínola
El presidente del Gobierno, Marcelo Caetano, y el resto del Gabinete, incapaces de contener la situación se refugiaron en el cuartel del Bairrro do Carmo, en Lisboa, que fue cercado por el MFA a las 10:00 horas del 25 de abrilapoyado por una multitud de manifestantes. 
La intervención de la fragata Almirante Gago Coutinho en la desembocadura del Tajo para liberar al Gobierno fracasó a las 12:00 horas, mientras los comunicados del MFA declaraban tener bajo control todo el país y que "se acerca la hora de la liberación"
Caetano discutió la situación con el capitán rebelde Salgueiro Maia, quien dirigía las tropas sublevadas que cercaban el Bairro do Carmo, y le presentó un ultimátum a las 14:30 horas para dimitir y entregar el poder antes de las 16:00 horas. Y la caída del Gobierno se consumó tras vencer a las 16:00 horas el ultimátum para la rendición del Gobierno.
Siendo imposible que contara con apoyos significativos en las fuerzas armadas para defender el ordenamiento vigente, Marcelo Caetano pidió a Salgueiro Maia rendirse ante un oficial de alta graduación, para lo que fue convocado el general António de Spínola.

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