En su afán por defender la unidad de España, convierte
la consulta en referendum y su convicción, en evidencia
Es obligado reconocer que el Tribunal Constitucional (TC) es hábil. Digo hábil, no inteligente. Así lo acaba de demostrar al argumentar [ver inciso] que la consulta que había organizado la Generalitat de Catalunya era, según la convicción de los magistrados, un «referendo encubierto» bajo el disfraz de la denominación oficial: consulta popular no referendaria.