01 abril 2021

1941-2021: Hace 80 años, Franco pagó con hombres parte de la deuda contraída con Hitler

En primavera se iniciaron los preparativos y la primera
remesa de voluntarios de la División Azul partió rumbo
al centro de instrucción de Baviera el 13 de julio
 
Hace ahora 80 años, en abril de 1941, el Gobierno del general Franco celebraba sus dos primeros años de “paz” poniendo en marcha la formación de un ejército para apoyar el proyecto nazi de convertir el oriente de Europa en una gran colonia de esclavos que suministrara alimentos y otros productos básicos al III Reich
A instancias de Serrano Súñer, ministro de Exteriores del régimen, el dictador asumió la necesidad patriótica de dar continuidad a la cruzada católica contra las hordas asiáticas bolcheviques que inició el 18 de julio de 1936, a cuyo fin creó un cuerpo de voluntarios de apoyo a la invasión, sometimiento y depuración política y genética de los pobladores de la Unión Soviética. 
El 20 de agosto de 1941 los primeros españoles uniformados como soldados del Ejército alemán prestaron juramento de lealtad al Führer, para lo que recitaron un texto que los ideólogos nazis adaptaron a los requerimientos franquistas a fin de precisar de forma destacada que los españoles se integraban en la Wehrmacht para combatir el comunismo.
La 250a Einheit Spanischer Freiwilliger (250.ª división de voluntarios españoles) del Ejército nazi luchó en territorio de la URSS desde el verano de 1941 hasta la primavera de 1944

[El nombre División Azul fue acuñado por los oficiales alemanes que instruían a los españoles; en principio, la mayoría de ellos eran falangistas y casi todos se negaban a despojarse de la camisa azul al enfundarse el uniforme de la Wehrmacht, motivo por el que empezaron a ser conocidos como la "blaue division", denominación que Madrid acabó por adoptar como oficial]

La decisión de que los españoles vistieran cual soldados de la Wehrmacht fue española, pues ese “disfraz” hizo legal y diplomáticamente posible que España no entrara oficialmente en guerra con los aliados a la vez que —y esto era tanto o más importante— el envío de tropas sirvió para que el régimen franquista pagara con hombres parte de la deuda contraída con el Gobierno de Adolf Hitler por haber apoyado financiera y militarmente a los generales golpistas que desencadenaron la guerra civil española (1936-1939). 
Prácticamente la mitad de los casi 49.000 jefes, oficiales, suboficiales y soldados que combatieron a favor del nazismo eran militares de carrera, en su mayoría monárquicos, miembros de la Falange y requetés que se habían enrolado durante la guerra civil. 
La otra mitad de los divisionarios estaba formada por civiles sin empleo y/o sin familia, jóvenes aventureros, buscadores de gloria y también abundaban los voluntarios que satisfacían el consejo de las autoridades, pues los instaron a limpiar la sospecha de que eran desafectos al régimen, .-También hubo voluntarios que marcharon al frente ruso porque eran buscados para ser sometidos a juicio sumarísimo y con toda probabilidad fusilados o, cuanto menos, condenados a largas penas, por lo que sobrevivían escondidos pero para enrolarse no se requería identificación alguna, bastaba con declarar la edad, lugar de nacimiento y dar un nombre y dos apellidos, de manera que era el procedimiento más rápido de evitar un mal mayor, inevitable, inmediato y letal... sin olvidar que el perseguido libraba a su familia y amigos de las siempre seguras represalias.

Madrid-Leningrado

Los primeros voluntarios partieron desde Madrid en tren el 13 de julio de 1941 con destino al campamento de Grafenwöhr (Baviera), donde eran instruidos por oficiales de la Wehrmacht para que conocieran las armas y materiales que les entregaría la Administración alemana. 
El primer comandante de la División Azul fue el general Muñoz Grandes, designado por Franco y que posteriormente sustituyó por el general Esteban Infantes.
Una vez instruidos, los soldados que formaban la 250.ª división de la Wehrmacht eran transportados en ferrocarril hasta Suwalki (Polonia), desde donde marchaban a pie para incorporarse al 38.º cuerpo de ejército alemán, en el frente norte de Rusia, que avanzó hasta disponer el sitio de Leningrado (la actual San Petersburgo), que se prolongó durante 900 días, desde septiembre de 1941 hasta enero de 1944.
El dictador español decidió retirar la División Azul en la primavera de 1944, cuando ya era perceptible que la victoria del eje Berlín-Roma-Tokio era una quimera. 
Franco hizo suyas las sugerencias de los sectores pragmático y anglófilo del régimen,. Emn el segundo había quienes mantenían comunicación fluida con personalidades inglesas próximas al conservador primer ministro británico Winston Churchill, quien al iniciarse la guerra fría fue el principal valedor de Franco para evitar la caída del régimen; es más, movido por su anticomunismo extremo y recién firmada la rendición de Alemania, Churchill incluso abogó por normalizar inmediatamente las relaciones de España con los gobiernos aliados.
La repatriación de los divisionarios se inició en marzo de 1944, pero no fue total, pues unos 2.100 voluntarios rehusaron abandonar el III Reich, que los acogió con entusiasmo y les asignó nuevos cometidos y destinos. 
No hay datos precisos al respecto pero un ciento de ellos, como mínimo, se incorporaron a las Waffen SS.  
Unos fueron enviados a la 3.ª división de montaña de la Wehrmacht, y los que permanecieron en el frente ruso tras el fracaso del sitio de Leningrado fueron trasladados a los Balcanes o reagrupados en los Países Bálticos y Polonia, país este donde perecieron entre 300 y 380 españoles —según las fuentes— en el invierno de 1944-45 durante la arrolladora ofensiva del Ejército Rojo.
También hubo decenas de españoles que acabaron en la 28.ª división de granaderos formada por belgas, que combatieron en Pomerania (oriente de Alemania), o en la 11.ª división de granaderos SS Nordland, cuyo comandante era el español Miguel Ezquerra. Esta unidad acabó la guerra en Berlín combatiendo hasta el último día.
En total, 47.900 españoles lucharon integrados en el ejército nazi, de los que entre 4.400 y 5.200 perecieron —según las fuentes—, unos 8.200 resultaron heridos graves o muy graves, de medio millar nada se volvió a saber y fueron dados por desaparecidos, y 372 fueron hechos prisioneros por el Ejército Rojo —según datos oficiales de la URSS, cifra que siempre ha sido calificada de baja, incluso por españoles refugiados de la guerra civil que se establecieron en la Unión Soviética—, de los que 218 regresaron a España en 1954 a bordo del Semíramis.

LIBROS sobre la División Azul:
* Leningrado 1941-1944: La División Azul en combate, Francisco Martínez Canales, Editorial Almena (2009);
* Morir en Rusia: La División Azul en la Batalla de Krasny Bor, Carlos Caballero Jurado, Revista Española de Historia Militar (2004); 
* La División Azul, Gustavo Morales y Luis Togores, Editorial Rizzoli, Madrid (2008);
* La división española de Hitler, G.R. Kleinfeld y L.A. Tambs, Editorial San Martín, Madrid (1983);
* La División Azul, voluntarios españoles en Alemania, Scurr y Hook, Ediciones del Prado, Madrid (1994);
* Galubaia Divisia. Crónica de la División Azul, Antonio María García, Fondo de Estudios Sociales, Madrid (2001), y
* Regalía del III Reich, Jorge González Crespo, Editorial San Martín, Madrid (1995).

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