La oleada de desplazados que ha provocado el yihadismo armado en el Oriente Próximo no solo constata la nueva esencia política de la Unión Europea (UE) y la baja estofa de la mayoría de los Veintiocho, sino que además desnuda males en la región de los Balcanes que parecían superados o camino de serlo. El paso de los refugiados ha dejado al descubierto que en Bulgaria crecen la xenofobia y el fascismo, desmintiendo a quienes a finales de los años noventa construyeron la teoría de que la economía era el único escollo para que ingresaran en la UE ese y otros países de la región.
Tras Bulgaria, estos días es noticia Macedonia.