11 septiembre 2012

Si el PP sigue "españoleando", en Catalunya triunfará el independentismo

Al margen de opiniones y sentimientos personales, y al margen también de posiciones ideológicas, es obligado mirar la realidad sin engañarse y reconocer que el proyecto de poner en marcha un Estado propio gana partidarios en Catalunya desde hace ya más de veinte años, en gran medida gracias al agresivo españolismo que practican el PP y sus aliados.
Quienes conocemos la sociedad catalana porque la hemos disfrutado viviendo en ella, sabemos que el independentismo irá en aumento, con mayor o menor fuerza, pero seguirá creciendo. Es más, en ese movimiento al alza hay personas de muy variada ideología.
La oleada independentista es poderosa por interclasista; más claro: tiene amplia base social, incluso tiene un sólido sostén económico-empresarial.
La voluntad de cientos de miles de ciudadanos residentes en Catalunya va más allá del simple territorialismo. En esa ola pro independencia hay desapego a España, cierto, el sentimiento antiespañol existe; pero en la marcha de hoy ha quedado patente que ya son mayoría quienes reclaman un Estado catalán sin mirar hacia Madrid, lo exigen porque opinan que es el mejor proyecto de futuro para ellos y para sus hijos.
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El río de la historia es incontenible
Es imposible estimar cuánto tiempo tardará en hacerse realidad esa voluntad colectiva, pero ocurrirá, salvo que el PP renuncie al españolismo uniformador y se ponga en marcha una reforma constitucional que dé paso a un Estado federal o a una confederación; de lo contrario y si el españolismo sigue dale que te pego, tarde o temprano la segregación solo podrá ser impedida por la fuerza.
El éxito logrado hoy por la Assemblea Nacional Catalana sólo ha sido una sorpresa para quienes se niegan a ver la realidad e incluso intentan que la generalidad de los ciudadanos españoles tampoco la vean...
Si el Gobierno español del PP insiste en su españolismo uniformador y en sacar pecho nacional-católico, la marea irá a más, con o sin Mas y Jorquera.
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INFORMACIÓN sobre la manifestación celebrada hoy en Barcelona:
* "Dos milions al carrer per l'independència", en Vilaweb;
* "Una marea de manifestantes colapsa Barcelona bajo el lema Catalunya, Estado de Europa", en 20minutos.
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ANÁLISIS de interés:
"11 de septiembre de 2012: ¿un antes y un después para Cataluña?", por Daniel Raventós y Gustavo Buster, en Sin Permiso.
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ENLACE al vídeo de la intervención del eurodiputado Raúl Romeva (ICV, sección catalana de IU) en el Parlamento Europeo, durante la que ha emplazado a la Unión Europea a prepararse para el proceso de independencia abierto en Catalunya: "Existe la percepción generalizada de que el modelo de Estado surgido tras de 40 años de franquismo está agotado y existe tambièn la percepción de que la Unió Europea deberá dar un paso adelante y asumir que hay nuevas realidades sociales y nacionales".
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CON ANTERIORIDAD:
"El federalismo aglutina, el españolismo disgrega"; 
"La Comisión Europea recurre a la hipocresía para pronunciarse sobre el independentismo catalán".

13 comentarios:

  1. Los catalanes no lo han entendido,aunque si lo saben sus dirigentes, los nuevos poderes le han dicho ya que nastik, que de independencia nada. Pero no se lo ha dicho españa, sino los nuevos propietarios de España. Que tendrán carta de naturaleza en cuanto el bobo de Rajoy acepte lo que llaman rescate.

    Al final, creame, lo de Franco será una broma.

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    1. En Catalunya, el histórico independentismo de tal o cual partido o de una élite intelectual y económica se ha convertido al paso de los años y gracias al uniformismo españolizador en un movimiento civil. Esto es sustancial. Ya no es un independentismo residual y testimonial.
      Sin duda, en el caso de que el independentismo civil siga creciendo --que en mi opinión, seguirá aumentando-- ese movimiento interclasista y económico tendrá traducción en las posiciones de la Unión Europea. Además, la UE, precisamente porque su praxis es esencialmente económica, no pondría inconvenientes a ese proceso y se limitaría a instar una petición formal de adhesión a la UE por parte del nuevo Estado. En el caso Kosovo, salvando las distancias, la UE ya dejó claro que lo suyo no es salvar unidades territoriales. Para nada.
      Por otor lado, las causas por las que España acusa con especial rigor la crisis financiera --que es internacional, ¡no sólo española como algunos pretenden!-- no están precisamente en Catalunya, que en términos absolutos es una de las tres comunidades que más dinero aportan a la caja común del Estado.
      Quizá, sólo quizá, las élites políticas y económicas de España acaben entendiendo de una vez por todas que el federalismo es la única solución viable y positiva para la inmensa mayoría de ciudadanos y territorios del mosaico que es España.

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  2. Ahora queda por ver a qué precio... y supeditada a quién, puesto que en este último año nos hemos enterado de que los reyes no son los padres; es decir, que quienes nos gobiernan no son ni Rajoy, ni Mas. Ni siquiera la Merkel.

    Como catalana fui testigo de cómo el primer brote de esta situación actual apareció durante el gobierno de Aznar. Hasta entonces el sentimiento independentista en Cataluña era realmente minoritario.

    Está claro: cada vez que el PP se hace con el Gobierno del Estado, Cataluña se inflama.

    Quedo a la expectativa, no sin cierta inquietud.

    Saludos, Félix.
    :)

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    1. (No repetiré lo que ya he escrito en la respuesta a Rimbaud).
      Irreverens, yo también alimento inquietud, creo que esa sensación es generalizada entre los ciudadanos.
      Insisto en que a la cúpula económica-financiera (la internacional, que es la que cuenta) le importa poco el trazado de las fronteras interestatales.
      Coincido contigo en que el españolismo recalcitrante, uniformador y de corte franquista del PP favorece los segregacionismos. Lo cual es, no nos engañemos, radicalmente lógico.
      No soy nacionalista --¡mucho menos españolista!-- y las fronteras nunca me han molestado ni considero que sean lo esencial de los problemas ¡NI TAMPOCO DEL FUTURO DE LAS PERSONAS! Precisamente por esto, conviene tratar los pleitos inter-territoriales como lo que casi siempre son: sentimiento (más que razón) o en todo caso, excusa.
      La mayoría de las tensiones inter-territoriales son hijas de las incomprensiones y de las intolerancias, como así ocurre en materia cultural (el PP es tan destructivo de identidades colectivas y de culturas que genera pleitos, incluso graves, donde objetivamente no debería haberlos).

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  3. Hago mío el comentario anterior y añado: demasiados siguen sin querer ver lo que está pasando en Cataluña, cosa que alegra más que mucho a los soberanistas.

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    1. Si el estatut no hubiera sido decapitado por el españolismo del constitucional, ahora estaríamos de otra manera bien distinta.No soy catalanista,ni independentista,ni españolista.....como ya dije he vivido en bastantes sitios distintos para tener una visión un poco distinta. El nacionalismo lo único que hace es ponernos plomo en las alas de la vida. Dicho esto opino que el derecho a la autodeterminación es tan fundamental como el resto de los derechos democráticos. Si Catalunya,(o Asturias,o Cartagena,o quien sea) quiere ser independiente lo debe ser.Agcasmor

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    2. Suscribo esa idea de que los colectivos sean dueños de su futuro.

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  4. Todo pueblo tiene derecho a su evolución y a su progreso. Los catalanes llevan demasiado tiempo soportando agravios y menosprecios del Estado y de sus sucesivos gobiernos. Hace poco vieron rechazado un Estatut que tenía detrás todas las garantías democráticas, avalado por la voluntad política mayoritaria de los representantes ciudadanos. Y lo vieron rechazado por instituciones españolas obsoletas y discutidas, no reconocidas de hecho por muchos catalanes, y herederas del autoritarismo de la dictadura. La entidad “España” ya ha demostrado en muchas ocasiones no tener solución, en plazo razonable, para sus inveterados problemas. No se puede esperar indefinidamente. Sé que no todos los catalanes son independentistas, pero los abusos estatales ya se están encargando de que esta circunstancia cambie velozmente. Hacia la libertad, desde luego. Hacia la soberanía final y definitiva.

    En la actualidad, Catalunya sufre además (en este caso, junto con todos los que gozamos o padecemos la nacionalidad española) el asalto a las clases medias y trabajadoras emprendido por el gobierno de ultraderecha, que pretende despojar a los ciudadanos de los derechos conquistados a lo largo de décadas. Insisto: todo pueblo tiene derecho a su progreso, y Catalunya no puede renunciar a él en aras de la obediencia a un gobierno español vivido como ajeno, que toma decisiones demenciales al servicio de los financieros, y que lleva a muchos ciudadanos a la ruina. Tampoco pueden los catalanes vivir lastrados por esas extensas masas sociales de ultraderecha que aún perduran, sobre todo en Madrid y las Castillas, lectoras de La Razón, nostálgicas de un autoritarismo rancio, con “mentalidad de súbdito”, ancladas en el recuerdo del franquismo.

    Tras la demoledora manifestación de ayer, todavía hay que soportar a la señora Camacho acusando a Artur Mas de irresponsabilidad por “crear en los ciudadanos expectativas poco realistas”. La responsabilidad debe consistir, para esta señora, en ignorar el clamor y procurar que no se conozcan los deseos de los catalanes; en hacer retroceder veinte o treinta años a la sociedad (libertad de las mujeres en cuanto al aborto, fiscalidad retrógrada, perdón a los defraudadores, medios de comunicación públicos mediatizados al servicio del poder, reintroducción de la tortura animal en los noticiarios...). ¿Será acaso todo esto el ejercicio de responsabilidad para la señora Camacho?

    Catalunya tiene necesidad, vigor, población, peso político y económico, lengua e historia para emprender un camino en libertad como nuevo Estado europeo. No tiene por qué pedir permiso a nadie. De hecho, dadas las expectativas, y vistas las circunstancias imperantes en la entidad “España”, más de un no-catalán sopesará ya la posibilidad de emigrar al nuevo Estado, si es que no de pedir en él protección y asilo político ante los ataques y expolios del gobierno central ultra.

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    1. Gracias por la lección de racionalidad. Vivir y sobre todo CONVIVIR va más allá de los intereses o de las opiniones y querencias personales.

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  5. No soporto los hervideros patrióticos. De ningún color. Creo que no existe el nacionalismo de izquierdas. Considero intrínsecamente aborrecible que mi vida esté regida por ideas diferenciadoras del tipo bandera, territorio, raza... y toda esa sarta de soflamas liberadoras que suelen ir acompañadas de un inevitable hedor fascista.
    Dicho esto, la manifestación de Barcelona, me pareció el clásico día de gloria que remata los ardores guerreros, patrióticos y populistas, que suelen surgir ante determinados caldos de cultivo, en este caso, la gravedad de la crisis y la intransigencia del nacionalismo español (en otro momento serán los negros, los rumanos, o lo que les convenga demonizar), porque como todo buen nacionalista sabe: la patria es buena en sí misma, nosotros no cometemos errores y los problemas siempre vienen de fuera.
    Seguramente será por eso, que ayer no aprendí nada sobre redistribución de la riqueza, justicia social, igualdad, solidaridad o calidad de vida. Ni una palabra sobre lo que realmente nos interesa para vivir en un mundo mejor. Ni una consigna que incomode a los poderes fácticos. Ni una.
    Y ahora, una poco original reflexión sobre las cuentas. La cantinela catalana sobre su aportación al estado, es una media verdad en la que se siempre se obvian los recursos recibidos a cuenta del subdesarrollo histórico en otras zonas del país, por ahí se fueron muchas de las divisas que los gallegos remesaban desde Europa, Méjico, Venezuela y Estados Unidos en los buenos tiempos de la emigración. Tampoco olvidemos el entorno del año1992, tiempo en el que Cataluña se lo llevó todo. Sin embargo, más recientemente, cuando Cataluña sufrió una tremenda sequía, entonces sí apeló sin complejos a la solidaridad del estado español, esto me recordó que hace muchos años alguien dijo que en España había separatismo, porque en en Madrid no había petróleo.
    En fin, si los diferentes ardores guerreros no terminan chocando, supongo que nuestro destino -y posiblemente el de Europa- sea un estado federal, cuya estructura me trae totalmente sin cuidado, porque, a día de hoy, todos los pueblos de Europa, tenemos mucho que defender ante el enemigo común más poderoso que nunca hubo, y al que hacemos estúpidamente el juego cada minuto que perdemos discutiendo bajo que bandera luchamos.
    Salud.

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  6. Pues todos tenéis vuestra buena dosis de razón o razones. Os he leído con suma atención. Los que habéis comentado la noticia demostráis, cada uno en vuestro estilo, altas dosis de racionalidad y sentido común. Yo por mi parte solo puedo decir que viví un tiempo en Cataluña/Catalunya. Recuerdo que "caí" por allí un 11 de setiembre de 1977....y aluciné ante la celebración de la primera Diada. Venía de Galicia y aquello me pareció otro mundo. Y me lo sigue pareciendo. Viví allí un año. Tuve la oportunidad además de pasar unos días en Montserrat. Allí capté el "alma" del catalanismo. He podido vivir en muchos lugares de España y de otros países. Así que entiendo el sentimiento, los sentimientos de unos y otros.......vascos incluídos. Y siento pena por esta Galicia caladiña y pusilánime en la que ahora vivo. Que sigue siendo víctima de su historia y sus complejos. De sus patéticas "clases dirigentes". De su individualismo atroz. De....¿para qué seguir? En fin, que a través de vías pacíficas los pueblos alcancen aquellas metas que se propongan en cuanto a su forma de organizar su convivencia es algo aparentemente lógico. Pero desgraciadamente vivimos en un mundo nada lógico. Cataluña/Catalunya no es Kosovo. Y en Europa todavía hay un miedo real a la desintegración en pequeños grupos a partir de viejas y sin duda legítimas reivindicaciones históricas. No hay país que no tenga sus "cicatrices". No tengo muy claro que "los que realmente mandan", y que sin duda no están ni en el Palau de la Generalitat, ni en Moncloa y mucho menos en la Zarzuela, estén por la labor de facilitar este tipo de movimientos. Escocia, Córcega, Euskadi, Wales, etc. etc.......En mundo tan convulso como este, con conflictos de todo tipo cada vez más complejos de resolver y con colectivos humanos cada vez más grandes -China, India, Usa, Rusia, Brasil...- no tengo muy claro que se vaya a permitir la aparición de un nuevo estado de seis millones de habitantes. Posible, claro que lo es. Hay muchos países de ese tamaño y aún más pequeños, en la UE incluída. Pero cada caso es cada caso. la situación de España en el marco de la UE. La propia y convulsa historia de Europa. En fin, no lo acabo de ver. Y de veras que "entiendo" el sentimiento que tienen muchos o la mayoría de los catalanes. No sé si en un hipotético referendum ganaría el sí a la independencia o no. No sé. Hay muchos interrogantes. Los experimentos con gaseosa por favor. Pero desde luego no me asusta Cataluña Estado independiente, o Estado asociado, o Estado dentro de un estado federal, o Estado libre de Catalunya, o vaya usted a saber. Sea lo que sea que se haga sin derramar sangre. Ya corrió demasiada en el pasado. Y ojalá que algún dia Galicia despierte de su sueño aniquilador. ¡Qué pena de ¿país?!.

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  7. Perdona que vuelva sobre este asunto, pero resulta desconcertante que después de la demostración de Barcelona, el señor Mas vaya a Madrid y no nombre para nada la palabra independencia. O sea, "un pasito palante un pasito patrás", parecido a lo que viene sucediendo todos los años cuando se trata de negociar los presupuestos, al margen de quién gobierne en el estado. Si, por lo visto y leído estos días, la prioridad número uno del pueblo catalán es disponer de una estructura de estado con reminiscencias medievales, el máximo representante de su aristocracia política no puede ir a la capital del Reyno de España a hacer juegos de palabras.
    Salud.

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    1. La manifestación fue impresionante y el independentismo gana adeptos en Catalunya, es evidente; pero eso no quiere decir que la mayoría absoluta de los residentes en Catalunya votaran a favor de la segregación en un referendo. Una cosa es responder a una encuesta y otra bien distinta es plantarse delante de la urna y votar por un cambio tan esencial para el futuro de las personas. Estas circunstancias las sabemos o intuimos todos. Artur Mas también.
      En todo caso, coincido contigo en que Mas (es decir, CiU, coalición en la que tampoco es seguro que sean mayoría los partidarios de la segregación) juega a lo de siempre: aprovechar -y esto es legítimo, lo hacen todas las autonomías- los sentimientos, las sensaciones, la coyuntura y, resumiendo, participar con mayor o menor ventaja en el juego de equilibrios que caracteriza el singular Estado de las autonomías.
      Y en este caso conviene no olvidar que el independentismo catalán contemporáneo tiene un "animador" que parece dispuesto a seguir dando cuerda a los pleitos territorialistas y al sentimiento patrio, al suyo y al de otros: ¡el PP!
      Saludos.

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