01 noviembre 2008

En defensa de la ciudadana Sofía de Glucksburgo

Sophia Margarita Viktoria Frideriki Glixmpourgk (Atenas, 1938), esposa de Juan Carlos de Borbón y por tanto reina consorte de España, ha pensado en voz alta y la nutrida banda de salvadores de la patria que puebla las Españas ha organizado la de dios es cristo.
Leídos varios resúmenes del libro La reina muy de cerca y varias frases atribuidas a Sofía de Glucksburgo [versión castellanizada del apellido de la ciudadana cuya familia es de origen germánico; en su versión helena, el apellido es Glixmpourgk], ante la lluvia de simplezas que se dicen y escriben cabe preguntar lo siguiente:
¿Acaso alguien medianamente sensato esperaba que Sofía de Glucksburgo fuera ácrata, comunista o republicana?
Una vez más, hay sorpresas que causan sorpresa; empezando por un sector de los homosexuales, por ejemplo, que se han acostumbrado a que lo adecuado es la autocensura que practica la gente "políticamente correcta" que evita decir en voz alta que consideran los desfiles del orgullo gay tan absurdos como una hipotética marcha festiva de heterosexuales alardeando de su inclinación sexual. Cosa que muchos progres piensan pero no dicen.
También es sorprendente que las opiniones de la reina hayan sorprendido a tantos y tan avezados columnistas y tertulianos, que al parecer ignoraban (o lo hacían ver) que la esposa del jefe del Estado es una persona con criterios conservadores, lo cual es radicalmente lógico, pues fue educada en ámbitos familiar, cultural, moral y socialmente muy concretos.
En paralelo, poco importan y nada aportan las interpretaciones institucionales, como la de la vicepresidenta de Gobierno queriendo apagar un fuego inexistente, ni las columnas y comentarios de esa pléyade de palanganeros innecesarios que se han apresurado a puntualizar lo que Sofía de Glucksburgo ha dicho como si hubiera dicho algo extraordinario o acaso condenable, como si quisieran limitar o controlar su condición de ciudadana y su derecho a opinar.

Sofía de Grecia
El derecho a opinar es incondicional

Las opiniones de la reina merecen respeto, tanto como las de quienes discrepan (discrepamos), es el respeto debido a cualquier ciudadano, por lo que resulta absurdo analizar lo dicho por Sofía de Glucksburgo como si sus palabras y opiniones tuvieran la calidad de un texto legal.
La cantinela sobre los deberes de la Corona y la equidistancia que debe mantener la familia Borbón-Grecia respecto de la vida cotidiana (artificio similar al de la infabilidad del Papa) han convertido a la persona del jefe de Estado y a sus familiares en divinidades; peor todavía, han colocado a la familia real por encima de la vida; lo cual es absurdo, amén de falso... ¡Salvo para quienes están interesados en hacer valer criterios monárquicos del medievo!
La persona que ejerce de reina es conservadora, ¿y qué?
La reina consorte debe estar callada, dicen, ¿por qué?

Demasiadas hipotecas políticas sin pagar

Urge arrumbar ese toque franquista (no es el único) de la Constitución de 1978 por el que se trata a las personas con altas responsabilidades institucionales como si fueran semidioses al estilo del emperador del Japón de anteguerra.
En realidad, no ha ocurrido absolutamente nada trascendente, pero los que se arrogan la misión de guardar la inexistente alma de la Constitución y los que adoran las instituciones cual becerros de oro se han visto obligados a reconocer que la reina consorte es una persona como tantas otras, tiene la sangre roja (o colorada), piensa lo que piensa y tiene derecho a ello.
Vaya desde aquí mi saludo humanamente fraternal para la ciudadana Sofía de Glucksburgo y mi apoyo a su derecho a pensar lo que considere oportuno y expresarlo.

ENLACE a la biografía de Sofía de Glucksburgo que ofrece la Wikipedia.

20 comentarios:

  1. Claro, qué esperaban que dijera. Personalmente, me importa más bien nada lo que diga o deje de decir la reina sobre esto o lo otro. Mientras se limite a ejercer su cargo con esa 'profesionalidad' de la que tanto suele alardear la Casa Real, pues ya nos vale. Otra cosa es que la institución como tal nos guste mucho, poco o nada. De todas formas, tampoco es plan que ahora la mujer se anime y acabe de tertuliana en alguna emisora radiofónica.

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  2. No sorprende lo que dice, lo que piensa. Yo creo que despista un poco que lo haga después de décadas callada.


    A mí me choca que hable de su pertenencia al club Bilderbeng.
    Y de negocios y temas económicos.


    Un bico

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  3. Creo que casi siempre he coincidido con usted, en este asunto también excepto en una cosa, a saber: Está usted de acuerdo con SM en cosas tan razonables "como que los desfiles del orgullo gay resulten absurdos, tanto como lo sería una manifestación festiva de heterosexuales alardeando infantilmente de su inclinación sexual".
    Varias cosas:
    1. Huyendo del discurso políticamente correcto del colectivo LGTB diré que a mí tampoco me gusta la deriva de dicho desfile pero creo que no es una manifestación festiva para alardear de una determinada condición sexual, creo que se concibió para: visualizar a un colectivo que estaba marginado y discriminado (recuerde que hasta finales del siglo XX se les consideraba enfermos, los nazis los asesinaban y el franquismo los perseguía, encarcelaba y estigmatizaba), que aún hoy lo sigue estando en los centros de enseñanza (es lo que conozco, supongo que habrá otros muchos ejemplos, a saber: el viudo del militar que no puede seguir viviendo en la casa cuartel en la vivienda que compartió con su difunto) puesto que muchos adolescentes sufren acoso y presión por parte de sus compañeros.
    2. Partiendo de la base que es una manifestación reivindicativa de un colectivo que sigue estando marginado (los que opinan que existe un lobby gay no estarán de acuerdo con esto), lo que yo veo absurdo es que la ciudadana inmigrante se pasee en carroza con traje blanco en una boda de conveniencia pagada por el Estado incluida su dote.
    3. Para su descanso le diré que soy partidario de la "normalización" en este asunto de los gays como en el de los discapacitados pero para conseguir avances es necesario que ambos colectivos estén organizados en asociaciones y que cada una organice los actos que crean convenientes para reclamar, festejar o visualizar sus problemas, carencias o logros.

    4. Y, por último, (y no se ofenda) cómo se nota que hablamos desde la posición de: blanco, heterosexual, hombre, ario, en definitiva. Sé que usted no los representa pero esa opinión deja un poco que desear, claro está que probablemente la mía sea endeble intelectivamente hablando.
    De todas maneras, le sigo admirando.

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  4. A Juan:
    Leído su comenatrio, tengo la convición de que prácticamente coincidimos en todo. No negaré, sería aburdo hacerlo, que mi educación social es la que es, como la suya y la de todo hijo de vecino; pero desde hace ya bastantes años he logrado "desinteresarme" --quizá no sea esta la expresión más feliz-- por la inclinaicón sexual de los hombres y mujeres con los que me relaciono.
    En mi opinión, la sexualidad es un asunto muy personal --al igual que otros aspectos de la vida de las personas--, aunque no "sagrado", de modo que todo aquello que rompa ese respeto me resulta chocante e inadecuado, por lo que las manifestaciones o alardes públicos de valores sexuales me parecen absurdos.
    Concursos de guapas o guapos, o certámenes para elegir el culo más atractivo, las tetas más deseables o el torso más lujurioso me hacen sonreír.
    Los desfiles del orgullo gay me parecieron, en su día, necesarios tras decenios de ignominia, urgía poner encima de la mesa la necesidad social e individual de que los homosexuales dejaran de ser vistos como enfermos o como personas "dignas de misericordia". Pero precisamente porque "normalizar" era y es el objetivo, y también porque la manifestación del orgullo gay se ha convertido en una feria, opino que ha acabado siendo lo que considero una manifestación absurda, en algunos aspectos incluso negativa para los propios homosexuales. Pero nada más, me importa muy poco, o nada, la inclinación sexual de mis vecinos/as, compañeros/as de trabajo, amigos/as y conocidos/as. Es su vida privada y tienen todo el derecho del mundo --¡y hay que defenderlo!-- a amar y ser amados y vivir y sentir en la forma que mejor sepan y puedan acercarse a la felicidad personal.
    Tampoco voy a convertir mi rechazo a los alardes sexuales en una cuestión sustancial, es sólo eso, nada más.

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  5. Yo tampoco lo convertiré en una cuestión sustancial, pero no creo que sea una manifestación de alarde sexual sino reivindicación de unos derechos aún no conseguidos, aunque parezca lo contrario. Una cuestión de alarde sexual es poner los pies encima de la mesa, pegar y matar a la compañera sentimental, considerar a la mujer como posesión, mandar pedir un metro para medir los genitales y... todo lo que usted dice de los concursos de tetas, culos, y abdominales.

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  6. Leo tu entrada y la suscribo en su casi totalidad... siempre hay que dejar algún espacio para la disensión ;-)

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  7. Pues yo comparto plenamente tu visión del tema, Félix.
    :)


    Un abrazo.

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  8. Esta usted en su perfecto derecho a decir lo que dice, pero no me negará, a mi vez, opinar lo que me de la gana.

    Usted lo pase bien.

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  9. Sin que esto merme un ápice mi admiración habitual hacia sus posiciones, discrepo esta vez sobre el supuesto "derecho" de la reina a expresar públicamente sus opiniones y valoraciones.

    Dada la ordenación jurídica actual (inaceptable para un republicano, pero ese es otro cantar), es la reina de todos los españoles, de los gays y de los no-gays, y se la paga generosamente con dinero público para que haga su papel de representación-FLORERO.

    No es admisible que se pronuncie contra la voluntad política mayoritaria de un colectivo, el gay, que DESEA usar el término "matrimonio" para sus uniones, según lo manifestado por los representantes electos del colectivo.

    Menos admisible me parece aún que se manifieste contra una ley aprobada en el Parlamento, que califica de matrimonio las uniones entre personas del mismo sexo realizadas en determinadas condiciones. En otra persona, sería aceptable decir "vale, es una ley, pero no estoy de auerdo con ella". En una reina/representante, NO. Se le paga y mantiene espléndidamente COMO FLORERO, no para dar desplantes, ni dedicar palabras despectivas, a colectivos a los que supuestamente está representando.

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  10. Yo que llevo bastante tiempo desconectado del jet-set, me preguntaba a qué venían esos comentarios sobre la \_º_/ que leía en la webósfera.
    La casa \_º_/ parece una caja de música que alguien abre de vez en cuando, en año nuevo y cosas así, para que suene un rato, siempre con la misma canción. La verdad es que, cerrada, está muy bien, porque a veces se cae y suelta algún chirrido a modo de mandar callar a alguien que no procede. Y lo que pasa dentro de la caja tiene que ocultarse y limpiarse permanentemente, y si entra algo nuevo, se lustra, se desdivorcia, y se afina al mismo tono que el resto.
    Monárquicamente hablando, si en algo aprecian a la familia real, podrían dejarles ser un poco persona. Y republicanamente hablando, vale mas festejar que quejarse de que salgan a la luz las personas que se ocultan tras la capa.

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  11. A Ártabro: No sé a qúe se refiere.

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  12. Coño Félix, y por qué yo no puedo vivir en la Zarzuela, y cobrar mil millones anuales de los Presupuestos del Estado, y pasarme el verano a bordo del "Fortuna" en calas públicas cerradas para mi exclusivo uso y disfrute, con vigilancia de la Guardia Civil...?
    Pues porque a los que "contrataron" para ese papel fueron a ellos (a los Reyes), y ello incluye como deber la absurda equidistancia de la que hablas. ¿Qué habría que cambiarlo? Puede que sí, como tantas cosas, ya puestos lo que habría que cambiar es que España siga siendo una monarquía, pero mientras el sistema esté vigente que cada uno cumpla con su papel. Y si la Reina puede opinar públicamente (en privado que diga lo que quiera, faltaría más), yo quiero navegar en el Fortuna.
    Saludos,
    Javier Armesto

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  13. La existencia de la Casa Real, es una anomalía democrática, que provoca absurdos como el que ahora vivimos: una reina a la que se conmina a que cierre el pico.

    ¿Por qué no te callas? Parece que le ha dicho media España.

    Jejeje. Yo estoy encantado de que hable cuanto quiera, de que deje de estar "por encima de cuestiones políticas", pues en democracia no hay nada por encima de la cosa pública.

    A la nobleza, basta con darle cuerda, y se ahorcan ellos solitos...


    Por otra parte, yo aún considero necesario el desfile del orgullo gay. Al margen de que me pueda parecer más o menos "estético", me parece un akelarre, un entroido de nuestros días muy necesario para un colectivo que no siempre es tratado con el sano "desinterés" por sus preferencias sexuales que tú muestras.

    Además, al menos el desfile madrileño es una de las mejores fiestas que hay en la villa. Cita obligada a pesar de que caía en exámenes, con un ambiente estupendo para "homos" y "heteros". Al de Santiago nunca he ido, pero me han dicho que es más soso...

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  14. A Javier Armesto:
    Apelando a la equidad, lo que razonas va a misa.
    Pero, ¿de qué equidad hablamos, con qué vara la medimos, quién marcó y condicionó las bases de esa equidad?
    El bálsamo de la monarquía es especialmente eficaz gracias a los silencios. ¡Bienvenidas sean las aclaraciones! Personalmente, me encanta que ejerzan de ciudadanos, que se olviden de que son semidioses y que piensen en voz alta. Los humaniza y los apea del altar.
    Un abrazo y bienvenido a la Blogosfera.

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  15. Estimado Félix,

    Aunque evidentemente llego tarde, no puedo evitar sumarme a las opiniones de mis compañeros lectores.

    El desfile gay es como el 1 de mayo. Esa visibilidad de derechos ha costado (y cuesta) mucha sangre, por lo que ya solo por eso debiera de mantenerse como bien les parezca. Comparar el desfile del orgullo gay con un supuesto desfile del orgullo heterosexual es como comparar el 1 de mayo con una supuesta manifestación de empresarios. Todo el mundo tiene derecho a manifestarse como bien le parezca, peo los motivos para hacerlo no son los mismos.

    El día que un directivo del Santander, un ministro, un juez del Supremo o un simple candidato a presidente de la comunidad autónoma lleve a su marido homosexual a una reunión social cambiaré de opinión.

    Los gitanos, los homosexuales, las mujeres, etc. siguen teniendo mucho que reivindicar y criticar las formas desde fuera no deja de ser una frivolidad.

    Un saludo y perdona la brevedad e inexactitud de la opinión sobre un debate pasado.

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  16. Este asunto levanta pasiones... desordenadas... y descoordenadas. Si el lenguaje es una capacidad universal y exclusiva de los seres humanos, hacer libre uso de él también lo es o debería serlo. No admitir que una persona pueda decir en privado lo que piensa del mundo y de quienes lo habitamos y conformamos, dice muy poco de nuestra capacidad para ordenar y coordinar la convivencia en un país democrática y socialmente avanzado. Otra cosa es que lo que dijo Sofía lo hubiese hecho en el ejercicio de sus funciones como representante del Estado, que, recordémoslo, están perfectamente delimitadas y ella, reconozcámoslo, cumple escrupulosamente. Lo demás es darle vueltas a la noria. Como los burros. Apertas, hermano.

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  17. Mí querido y controvertido Sr. D. Félix Soria (Autor que es de esta bitácora):

    Si no entendió mi anterior y enigmático comentario, no lo achaco a su inteligencia, también yo, a veces estoy algo espeso y como usted me merece bastante respeto, voy a intentar explicar el porqué estoy radicalmente en contra de la forma y manera que utiliza en la explicación de este caso:

    “Sophía Margarita Viktoria Frideriki Glixmpourgk (Atenas, 1938), esposa de Juan Carlos I y por tanto reina consorte de España, ha pensado en voz alta y la nutrida banda de salvadores de la patria que puebla las Españas ha organizado la de dios es cristo.” (Sic.)

    Así empieza, usted, su artículo, y no es por polemizar, pero me da la impresión que la polémica le gusta, a usted, tanto como a un tonto una tiza.

    Y con esto no le califico a usted, cada uno se califica el solo. Y continúo leyendo y no me deja de sorprender que, usted, no sepa en que mundo vive, considera que, La Reina, ha sido educada en un cierto tipo de mundo, consecuencia lógica, para usted, es el comportamiento que hace gala.

    ¿Por qué es consecuencia lógica?, señor mío.

    Tan solo porque usted lo dice de acuerdo a su forma de pensar. Y me parece congruente, toda vez que no sabe pensar de otra manera.

    ¿Considera que, cambiar la forma de pensar, en la que han educado a uno, no es posible?

    Para su conocimiento y efectos oportunos, le participo que es posible.

    El como, ya me resulta más difícil de hacérselo llegar.

    Una idea, pudiera ser, cuestionese cosas. Tal vez, no sería un mal comienzo.

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  18. A Ártabro:
    Gracias por su opinión.
    Naturalmente que una persona puede desclasarse, o pasar de milutar en el PC a afiliarse al PP, o sencillamente cambiar de criterios o de religión; pero la señora de referencia sigue fiel a sus orígenes y condición --cosa por otro lado que no es criticable per se--.
    Saludos.

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  19. Mi estimado Sr. D. Félix Soria:

    Voy hacer un último intento para que lo que digo, lo reproduzcan mis palabras escritas y no, un interprete de mi pensamiento, al que no he dado representación.

    La cuestión no es desclasarse, o sea, cambiar de clase, es más sencillo todavía, simplemente, evolucionar.

    Tampoco es tan complicado.

    Y, per se, se explica solo.

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  20. Yo lo último no lo he entendido.

    Pensé que podría interesar a alguien lo que se comenta sobre este tema allí donde no hay delito de "injurias a la corona":
    "La reina muy de cerca tiene mal aliento"

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