A fin de reparar aspas de molinos eólicos, la empresa Guascor, subcontratada por Gamesa, instaló una carpa en el parque eólico de Angostillos (Hornillos de Cerrato, provincia de Palencia) y contrató a 45 mujeres, que saltaron de alegría pese a que el trabajo era duro, pues estaba bien pagado si se compara con los salarios que corren, ¡les anunciaron un salario de 2.000 euros mensuales!
La labor consistía en corregir defectos en las palas de los molinos, taladrando el material e inyectando resinas selladoras para luego lijar las piezas y pintarlas.