La vida privada solo deja de ser informativamente privada cuando la persona
protagoniza un hecho positivo o negativo que afecta a la colectividad
o a otras personas y estas lo denuncian o ventilan por razones
de interés social, sea para loar o recriminar
[NOTA: Las cuatro líneas que anteceden a esta nota, resumiendo cuando un hecho o asunto privado sería noticiable, solo tienen carácter orientativo. Este post no alimenta pretensión alguna de cerrar el debate sino todo lo contrario, reflexionar en voz alta en busca de criterios éticos, útiles y legales]
La ejecutiva del Sindicat de Periodistes de Catalunya (SPC) ha emitido una valoración didáctica, de alto interés profesional, muy sensata --que no taimada--, útil y asumida por la federación española de sindicatos de periodistas que dice así:
[A la izquierda, texto del SPC y a la derecha, aportaciones con ánimo constructivo, no recriminatorio]
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La regulación solo es útil si se dan otros requisitos
Confiemos en que la demandada regulación no se centre en absurdos como el caso Telma Ortiz y que cuando se acometa se aborden aspectos que son tanto o más esenciales, pues informar no sólo aconseja aplicar normas deontológicas, sino que exige que la Administración impida que haya periodistas que trabajen en condiciones indignas y cobrando el salario mínimo interprofesional... ¡Y no son pocos!
Si el oficio de informar fuera legalmente regulado y dignificado, serían pocos los periodistas que obedecerían la orden de perseguir a una celebridad, y también serían pocos los que mentirían en torno a la inflación, o recurrirían a la falacia para idiotizar a la afición de tal o cual equipo a fin de incrementar audiencia y con ello publicidad, etc.
Hay ejemplos de perversión socialmente mucho más graves que el caso Telma Ortiz.
En todo caso, la nota del sindicato da en el clavo en casi todo, pero especialmente en una cosa: es incomprensible que alguien --ni siquiera los periodistas-- se alegre por el dictamen judicial de marras, porque si algo está meridianamente claro desde hace años es que casi nadie está interesado, salvo un sector de la profesión, en regular y diferenciar información de intoxicación y dato de propaganda…
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Para construir es imprescindible cimentar
De nada servirá regular el oficio de informar si los legisladores y los profesionales evitamos entrar en cuestiones de fondo y nos limitamos a cuestiones puntuales (caso Telma Ortiz).
La regulación interesa si va más allá de los casos Telma Ortiz y establece normas que impongan rigor y veracidad en los asuntos institucionales, políticos y económicos, va siendo hora de que España deje de ser uno de los pocos países de Occidente cuya Administración todavía niega impunemente datos calificados oficialmente de públicos.
La regulación interesa si va más allá de los casos Telma Ortiz y establece normas que impongan rigor y veracidad en los asuntos institucionales, políticos y económicos, va siendo hora de que España deje de ser uno de los pocos países de Occidente cuya Administración todavía niega impunemente datos calificados oficialmente de públicos.
¿Es más importante el caso Telma Ortiz que la existencia de instituciones que se niegan a informar del gasto en telefonía móvil de los concejales y de los diputados, o el gasto en coches oficiales pagado por los contribuyentes?; por poner dos hechos bien simples.
Sin ánimo de restar trascendencia al caso Telma Ortiz, en arquitectura nadie cuestiona que construir un edificio requiere sólidos cimientos.
El rebumbio organizado en torno al caso Telma Ortiz resulta grotesco porque es "cómodo" centrar la atención en asuntos que afectan a cuatro en lugar de los que afectan a cuarenta millones.
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El rebumbio organizado en torno al caso Telma Ortiz resulta grotesco porque es "cómodo" centrar la atención en asuntos que afectan a cuatro en lugar de los que afectan a cuarenta millones.
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En relación con esto, aluciné con el cambio de color (hacia un rosa descarado) de un diario presuntamente serio como El País, que el pasado día 18 publicó un ¿reportaje? sobre nuestra ¿futura reina?. Ver para creer... y vomitar.
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/portada/
Diario/princesa/elpepusoceps/20080518elpepspor_10/Tes
Me ahorraré más comentarios, pues se comenta a sí mismo el artículo.
no sé si el comentario que voy a hacer es relevante o no sobre la "ilustración" de este asunto. El caso es que yo no estaba prácticamente enterada de nada de la vida de esta señora, de si iba o no iba a dar a luz y donde... en fin, para mí era casi desconocida pues no veo mucho la televisón, salvo las noticias desayunando y comiendo y algún trozo de alguna que otra serie nocturan... Pero, desde que puso la denuncia no oigo más que hablar de ella en todos los informativos, amén de otros programas. No sé, a veces tengo la impresión de que es mejor que las aguas vuelvan a su cauce por si mísmas y no, tratar de hacer un embalse en el lugar menos adecuado. Es decir, en una palabra, a veces la información es contraproducente.
ResponderEliminarComo muy bien dices supongo que todo es muy complicado, legislar, hacer oídos sordos, informar bien, informar mal... se escapa ya a mi comprensión.
bicos,
Aldabra
A Aldabra: Das uno de los clavos más importantes al decir que, como ha ocurrido con el caso Telma Ortiz, todos lo focos iluminan un asunto puntual, exagerando todo, incluso los significados. Es una de las perversiones del entramado informativo.
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