Hace escasas semanas, un conocido viajó a Arabia (país apellidado saudí para mayor gloria de la familia que lo posee) por motivos laborales. A su regreso, me comentó que pese a que sólo había recalado en Riad cinco días, constató la feroz aplicación de los principios coránicos en la vida cotidiana.
Este viajero occidental no se refería a la aberración que supone negar el permiso de conducir a las mujeres, ni a la honorable lapidación de las esposas que incurren en adulterio, ni tampoco se refería a la ley que establece la amputación de una mano a los ladrones. En el Riad que acostumbran a pisar los occidentales rara vez pueden verse esas y otras aberraciones.
Este viajero occidental no se refería a la aberración que supone negar el permiso de conducir a las mujeres, ni a la honorable lapidación de las esposas que incurren en adulterio, ni tampoco se refería a la ley que establece la amputación de una mano a los ladrones. En el Riad que acostumbran a pisar los occidentales rara vez pueden verse esas y otras aberraciones.
El viajero se refería a cuestiones más simples, como la de no poder sonreír a una mujer con la que conversa so pena de ser multado o detenido; no poder almorzar con vino salvo en determinados lugares, o verse obligado a escuchar oraciones por doquier, más un interminable bombardeo de llamadas a ser casto, a rezar y a cumplir las demás ¿obligaciones? que tiene el hombre con Alá.
¡Esto también ocurre en el aeropuerto de Barajas!, en la capital del occidental y democrático Estado de Derecho que teóricamente es el Reino de España.
Barajas futurista, pero confeisonal |
En Barajas, los dirigentes de una creencia religiosa --la católica-- disponen de local y tienen derecho a hacer proselitismo y lanzar constantes llamadas a la oración o a misa a través del servicio público de megafonía... De modo que entre anuncio y anuncio de vuelo, los usuarios son emplazados a recibir la católica comunión...
A la vista de semejante despropósito, la reciente declaración de la vicepresidenta del Gobierno, Fernández de le Vega, asegurando que los poderes ejecutivo y legislativo respetarán y hará respetar con mayor rigor la Constitución en asuntos personales --tal es la religión-- suena a gesto formalista o, sencillamente, es una tomadura de pelo.
Lo que, en aplicación estricta de la legalidad, debería hacer Fernández de la Vega es explicar lo siguiente:
1. ¿A cuento de qué y al amparo de qué ley una organización privada ajena al transporte aéreo y sus servicios disfruta de instalaciones propias en un aeropuerto público?
2. Suponiendo, ¡que es mucho suponer!, que una organización privada --sea religiosa, ecologista o política-- tenga derecho a disponer de un local privado en una instalación pública, ¿por qué no se habilitan locales para organizaciones islámicas, anarquistas, laicistas, escépticas, judías, socialdemócratas, ecologistas, comunistas, etcétera, etcétera, etcétera?; y
3. Sin rodeos: ¿Hasta cuándo seguirá el Gobierno orillando la Constitución de 1978 para favorecer a la religión católica, al erario y a la política del Vaticano?
Lo que me faltaba por saber. No puede ser cierto... No quiero que sea cierto. Dime que no es cierto.
ResponderEliminar¿Por qué nadie habla de eso?
Pues lo siento, es verdad. Por desgracia.
ResponderEliminarHabía entrado a los comentarios para preguntar si el post es un chiste ... discúlpame: todavía me cuesta creerlo ...
ResponderEliminarYa veo que tú también recibes la información de Laicismo.org.
ResponderEliminarPor cierto, podrías haber dicho algo también sobre los terrenos que la C.A. de Madrid tiene previsto asignar al obispado en un barrio donde no hay centro de salud... ya puestos... Je!Je!
Por cierto, he intentado enviar los correos de protesta a aena y algunos me los han devuelto ¿tú lo has intentado?
Sobre el post... increíble ¿verdad?
Un abrazo aconfesional y ateo ;-)
A Banderas, a mi me devolvieron dos de tres de los enviados. El no devuelto lo remití al ministerio.
ResponderEliminarIdem. Je!Je!
ResponderEliminar