Por encima de los vencedores y de los vencidos, al margen de las circunstancias impuestas por la pandemia y obviando las anécdotas que tanto gusta destacar en las tertulias de las teletontas, las elecciones autonómicas gallegas de 2020 han demostrado --aunque es más exacto decir ratificado-- dos aspectos secundarios que cobran relevancia año tras año debido al empeño de los grandes medios en disimularlos: