01 mayo 2020

Étienne de La Boétie, el "anarquista" del siglo XVI

Hay filósofos y estudiosos del pensamiento que coinciden en la tesis de que el primer teórico del anarquismo fue un francés que con solo 18 años escribió un opúsculo titulado Discours de la servitude volontaire ou le Contr'un (Discurso sobre la servidumbre voluntaria o el Contra uno mismo). Entre los varios aspectos llamativos de esa tesis destaca uno: el autor nació 290 años antes que Pierre-Joseph Proudhon y tres siglos y medio antes de que Sébastien Faure imprimiera la icónica frase «cualquiera que niegue la autoridad y luche contra ella es anarquista».
El autor del Discours de la servitude volontaire ou le Contr'un, el aquitano Étienne de La Boétie (Sarlat, 1530 - Germignan, 1563), que ejerció de magistrado en Burdeos, se zambulló siendo todavía un adolescente en el mundo de los clásicos griegos, latinos y estudió siempre: Derecho, Historia, Filosofía y Geografía hasta que se lo impidieron la fiebre y la extrema debilidad causadas por el bacilo yersinia pestis que acabó quitándole la vida.

Inquisitivo observador

Estudios y profesión aparte, La Boétie fue desde jovencito un inquisitivo observador de cuanto le rodeaba, incluidas las vidas de las gentes, pero no como se hace cinco siglos después en los programas de TV de la culta sociedad desarrollada de Occidente, al joven Étienne le traía sin cuidado con quien se acostaba Fulano o si Menganita se depilaba la entrepierna, sino que tras observar el trajín de los vecinos conocidos y de los desconocidos con los que la vida le relacionaba se preguntó —por ejemplo— cómo era posible que alguien que cargaba bultos o picaba piedra de sol a sol no ganara lo suficiente para comer y vivir sin estrecheces, y lo que es más peliagudo: Étienne se propuso identificar y entender los resortes psíquicos, educacionales y sociales que postraban la dignidad del explotado hasta el extremo de que algunos de ellos incluso… ¡ya está bien de endulzar patéticas miserias!: no eran ni son algunos, sino que eran y son mayoría los explotados que saludaban y saludan corteses y risueños a sus explotadores, los defendían y defienden de quien los critica y cuando hay violencia entre los ricos toman las armas para, orgullosos, ir a morir en defensa de su Señor o de su patria... ¡la del Señor, naturalmente
En el siglo XVI, tanto en la Francia de La Boétie como en el resto de Europa aún regía el Antiguo Régimen, las todavía incipientes burguesías urbanas (artesanos, comerciantes, funcionarios, etc.) y los campesinos propietarios de tierra estaban a más de dos siglos de alzarse contra el primer y el segundo estado (aristocracia y curia) para hacer la revolución de 1789 e iniciar la demolición del Antiguo Régimen camino del Estado Moderno o Estado Liberal; sin embargo, en aquel lejano escenario el joven estudiante de una familia aquitana acomodada se hacía preguntas con más de dos siglos de antelación, pero como no hallaba respuestas claras a casi ninguna cuestión, volcó sus observaciones y premonitorias conclusiones en un librito que se lee con detenimiento en poco más de una hora.

El libró escandalizó a Francia 9 años
después de la muerte de su autor

Étienne escribió su discours a los 18 años, en 1548, y murió a muy temprana edad, a los 33, en 1563, sin ver publicado su revolucionario manuscrito pese a que hizo copias y su opúsculo fue leído y aplaudido —ignoro si sinceramente, aunque lo dudo— por la flor y nata de la intelectualidad aquitana más adelantada...
En aquella época no se había acuñado el palabro castellano “progre” ni la expresión gala “gauche divine” ni la izquierda caviar, que utilizó Joan de Segarra en un artículo publicado en 1969 en Barcelona, en el vespertino Tele-Express, para que los lectores entendiéramos un poco mejor a los revolucionarios de las clases media-alta y alta... Tan didáctica expresión del columnista acabó por imponerse y, agradecidos, ya durante el tardofranquismo, acabamos por utilizarla los miembros de las clases media-baja y baja para no tener que usar conceptos marxistas malsonantes que concitaban debates en los que la izquierda siempre acababa perdiendo compañeros de viaje.
La Boétie solo consiguió, que se sepa con probada certidumbre, un compañero de viaje pero con la inmensa fortuna de que era persona muy respetada y que para colmo fue leal más allá de la muerte, pues logró imprimir, publicar y difundir por toda Francia el discours de Étienne en 1572, veinticinco años después de que fuera redactado y cuando se cumplía el 9.º aniversario de la muerte del autor.
El gran amigo de La Boétie era el filósofo bordelés Michel de Montaigne.
El autor del librito que cinco siglos después fue catalogado poco menos que como una prueba arqueológica del pensamiento anarquista no era de clase baja —con Bakunin también se repitió esa circunstancia, prueba de ello son la casa en la que nació [ver foto], que estudió Derecho en la elitista Universidad de Orleans y que entre sus relaciones sociales abundaban los personajes de elevada alcurnia.

Buen conocedor de las tripas  
del Antiguo Régimen

El joven La Boétie llegó a ser consejero del Parlamento de Burdeos (1553) y participó en negociaciones políticas del más alto nivel institucional para evitar que las pugnas religiosas ente romanos (católicos) y reformistas (luteranos) volvieran a hundir la sociedad francesa en el pozo de los enfrentamientos civiles armados y generalizados de los siglos XIV y XV del que todos salieron gravemente empobrecidos.
Étienne La Boétie fue el mediador con el que más congenió el canciller del reino, Michel de L’Hospital, pues ambos eran sinceramente pacifistas. Es más, a la vista del educadísimo desprecio con el que en ocasiones fue tratado L'Hospital en la corte debido a su actitud conciliadora es muy probable que compartiera con la Boétie el desprecio por el absolutismo y por los que creen estar en posesión de la verdad...
Si algo del discours de La Boétie escandalizó a sus amigos de la "gauche divine" de entonces, fue lo mismo que hoy causa admiración en los estudiosos de las ideas: el texto del aquitano planteó ¡en el siglo XVI! la cuestión que casi nadie osa mencionar: la legitimidad de cualquier tipo de autoridad sobre la colectividad, sobre el pueblo; por ende, el joven aquitano analizó ¡en el siglo XVI! las causas que hacen posible tan irracional dominio, entre las que destacó y se centró en una: la voluntaria sumisión del explotado, la relación dominación-servidumbre aceptada cual ley natural.
Así las cosas, Étienne La Boétie, que en rigor ejerció de servidor del Antiguo Régimen, escandalizó ya muerto a la buena sociedad del siglo XVI y su pensamiento fue redescubierto en el XX para ser convertido en el creador intelectual de la desobediencia civil y el primer teórico del anarquismo.
Si más no, sirva esta breve reseña con motivo del Primero de Mayo para recordar a todos los grandes desconocidos que como La Boétie han luchado por la emancipación de los explotados y que rara vez son siquiera mencionados.

ENLACE a la versión en línea de Discours de la servitude volontaire ou le Contr'un, original en francés, vía Université de Québec.

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