14 julio 2020

¡Cuánto peroran sobre lo que votan los gallegos y que poco saben de Galiza!

Por encima de los vencedores y de los vencidos, al margen de las circunstancias impuestas por la pandemia y obviando las anécdotas que tanto gusta destacar en las tertulias de las teletontas, las elecciones autonómicas gallegas de 2020 han demostrado --aunque es más exacto decir ratificado-- dos aspectos secundarios que cobran relevancia año tras año debido al empeño de los grandes medios en disimularlos:
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1.º  las dificultades psicosociológicas --incluso filosóficas-- que acusan quienes se empeñan en analizar y pensar Galiza desde o a través de Madrispaña, y

2.º debido precisamente a lo anterior, el relevante papel que juegan los medios en las campañas electorales y de forma muy especial, en el país gallego.

[Relación de los votos obtenidos por todas las candidaturas, en cuadro insertado al pie del post]

1.º La sociedad gallega es de "natural" e históricamente conservadora, pero no al estilo inglés o germano, ni tampoco como lo son los andaluces, riojanos o murcianos y mucho menos como los conservadores ultras y parafascistas  a los que se dirige el PP de Madrispaña. 
No, el conservadurismo gallego es singular, lejano al autoritarismo de los machos alfa que todo lo saben y a todos quieren aplicar su orden.
El conservadurismo gallego es --simplificando-- una variante del clásico carpe diem [ver nota al pie de post]: "Usted viva como le apetezca y a mi déjeme vivir como me dé la gana --sea para bien o para mal--, porque la vida es y seguirá siendo como la que hoy veo, siento y toco, no como la que usted cree que es o que será mañana"...
¡No, eso no es desconfianza!, yerran de medio  a medio quienes insisten en que el gallego es desconfiado por naturaleza, el gallego es por lo general muy realista y si usted, amable lector/a, insiste, admito que es exageradamente realista, vale, pero no es especialmente desconfiado.
El conservadurismo del gallego tampoco es porque sea "moderado" por naturaleza, como enfatizan los gurús de la derecha. La moderación político-electoral es el invento del loro que dice y redice ese dogma porque suena bien, porque ayuda a no pensar y/o porque evita que piensen los demás. 
Fíjese usted cuan desconfiados y moderados son los gallegos frente a los demás y a la vida que rara vez un gallego tiene miedo a renunciar al espacio-tiempo que posee para construirse otro lugar lejos de su país y rodeado de gente extraña... ¡Cuánto pontifican y que poco saben de Galiza y de lo gallego! 
En fin, hay tres tipos de ciudadanos que se empeñan en engañar y engañarse sobre Galiza:

a) los aculturizados [mal del que no es culpable quien lo padece, sino que es inoculado desde la más tierna infancia por causas económicas, de cuna o de clase, y casi siempre con el agravante de la baja o nula formación escolar; este mal o tara engorda vía familia, vecindario, amigos y conocidos que también son aculturizados o peor, ignorantes]

b) los ignorantes [mal adquirido por numerosas personas --sobre todo a partir de 1978, aprox.-- por comodidad y casi siempre de forma voluntaria, aduciendo excusas como "con saber lo que necesito es suficiente", "leer me aburre", "no me gustan las películas que me hacen pensar", etc., etc. y dando por buenas actitudes como "paso de la política", "todos los políticos son iguales", "no me interesa la política" y/o "no entiendo de política"... cosas que acostumbran a decir precisamente quienes más se interesan y más entienden de subvenciones, ayudas, exenciones fiscales, créditos oficiales, adjudicaciones y contratas públicas], y el tercer grupo, el más dañino, es el de...

c) los analistos [los tertulianos, los expertos, los columnistas y los creadores de opinión en general que interpretan los hechos que acontecen en Galiza, analizando a los gallegos y las políticas que hacen o que votan aplicando patrones de Madrispaña. Los analistos han demostrado reiteradamente que prácticamente nada o poco saben de como son, como sienten y como viven los gallegos, y rara vez se paran a pensar cuáles son los valores más preciados para el gallego del común a la hora de convivir, y de relacionarse entre ellos y con el mundo].

2.º En ese escenario españoleiro, caracterizado por el escaso conocimiento de la sociedad gallega y de su singular conservadurismo, las visiones, las opiniones y las estampitas de Galiza que difunden casi todos los grandes medios --incluidos casi todos los gayegos-- influyen sobremanera y cada vez más en el electorado, que en gran medida ha acabado por asumir que su conservadurismo natural es derechista, del PP; creencia que engrandeció con cariñosa y sentimental sinceridad Fraga Iribarne y de la que se beneficia Núñez Feijóo con metálico pragmatismo y mediante una eficaz política de comunicación... sin olvidar la publicidad que abunda en emociones, sensiblerías, espejitos, chucherías y cuentas de colores. 
El PSdeG pocas veces ha sido capaz de aprehender el conservadurismo galaico --y las Mareas solo en las urbes--, que si electoralmente tira más a la derecha que a la izquierda es por la incapacidad de esta para mirar el presente sin alucinar futuros...

NOTA
Carpe diem: La traducción literal de esta expresión latina empleada por Horacio en sus Odas es «aprovecha el día». El poeta romano dice literariamente que "la vida es hoy, no la malgastes ni vivas en la de un hipotético mañana".
En la mayoría de culturas de Occidente se han popularizado interpretaciones como "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy" y "vive el hoy como si fuese el último día". En rigor, Horacio solo quería decir lo que dice, «aprovecha el día», si bien lo hace en un contexto (un poema) mediante el que indica literariamente que el valor de la vida es el que tiene hoy --dioses aparte--, no el que pueda tener mañana, de modo que ¡aprovecha el tiempo aquí y ahora!
Del «aprovecha el día» al realismo extremo y a denostar hipotéticos futuros media solo un paso para llegar al "conservadurismo" de vivir lo que se tiene y que nadie lo toque...

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