Prensa gallega: del triunfo empresarial a la derrota ante el poder político

Casi todos los rotativos han evitado caer en manos forasteras o de inversores

 ajenos al sector, pero han acabado bajo las faldas del poder político

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Durante lo que va del siglo XXI, aproximadamente, a raíz de que se hiciera evidente que el negocio de editar diarios y revistas perdía rentabilidad se han publicado cientos de artículos y ensayos pronosticando el fin de los medios impresos, o casi.
En esa montaña de análisis hay un criterio que que deja constancia del empobrecedor corporativismo acrítico que carecteriza a la mayoría de los autores: casi nadie menciona empresas propietarias de medios ni cabeceras, ni siquiera cuando existen pruebas irrefutables de las barbaridades informativas y/o de gestión que se han perpetrado y que se siguen perpetrando.

En el caso de Galicia, donde la prensa ejercía el monopolio como creadora de opinión, los periódicos también han ido perdiendo lenta pero inevitablemente  su histórica preeminencia —tanto por motivos endógenos como exógenos.

A pesar de la pérdida de lectores que tenían el hábito de comprar el periódico cada mañana y de la sangría económica, que en los primeros años de este siglo todavía no era general ni tampoco fácilmente perceptible, los diarios gallegos aguantaron el tirón y no empezaron a sufrir económicamente —aunque ya sangraban a borbotones fiabilidad informativa— hasta que estalló la mal llamada crisis, iniciada en otoño de 2007 al reventar en EE UU los creditos e hipótecas subprime o de alto riesgo; en rigor, prestamos basura: incobrables.

Conste que por mucho que insistan, la batalla por la supervivencia del papel no se ha perdido, pero para evitar su muerte los periódicos gallegos (al igual que todos los editados en el resto de Occidente) estaán obligados a adecuar contenidos, limpiar las ofertas de propaganda (no solo la política) y evitar o reducir la excesiva dependencia económica de la Administración, de los bancos y de agentes económicos ajenos al sector que obligan a matizar, malear e incluso a ocultar informaciones y opiniones.

De la independencia editorial, ni mu

La mayoría de los textos referidos al declive de la prensa gallega y española giran en torno a cuestiones de estilo y de técnica periodística, otros abordan los errores en la gestión y el hundimiento de los ingresos por publicidad —durante el período 2001-2012, la caída media ha superado ¡el 40 %!—, pero casi nadie menciona las causas estrictamente informativas, ni la débil o nula independencia editorial; asuntos que por lo general se obvian por parte de las asociaciones gremiales (las AP), patronales e incluso las sindicales. 

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La moda multimedia

Unos estaban convencidos de sus bondades y otros ansiaban comprar para controlar, el caso es que durante los años noventa triunfó la tesis —todavía hoy defendida por numerosos empresarios, inversores, ejecutivos y periodistas— de que los editores sólo garantizarían el futuro de sus medios impresos si invertían en la creación de grupos multimedia o, alternativamente, suscribiendo pactos con alguno de los ya existentes.

Así, poco a poco, a base de autoengaños y alardes se crearon espejismos, lo que abrió los agujeros por los que la banca, agentes económicos ajenos a sector y el poder político entraron hasta la cocina.

En ese proceso Galicia ha sido y es un paradigma en dos aspectos:
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* el primero es positivo: sólo un gran grupo mediático ha entrado en el mercado gallego, Prensa Ibérica, cuyo perfil, afortunadamente, no es el del típico consorcio multimedia con preferencias o dependencias ideológicas, sean de carácter religioso, partidista o "uniformador"; y

* el segundo, muy negtivo: la extrema influencia y el control informativo que ha logrado el poder político estatal, autonómico y/o municipal —sobre todo en las ciudades.

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Como en las películas, primero las buenas noticias...

Lo más positivo —en principio— es que los propietarios de cinco de los siete rotativos históricos que conserva la comunidad (Diario de Pontevedra, El correo Gallego, El progreso, La región y La voz de Galicia) siguen en manos de empresas autóctonas y del propio sector; el sexto, Faro de Vigo, fue vendido por la familia que lo regentaba pero el comprador pertenece al mundo de la comunicación, Prensa Ibérica, y el séptimo, El ideal gallego, ha quedado finalmente en manos de gallegos, pero ajenos al sector.

En resumen, seis de los siete diarios históricos de Galicia siguen en manos de personas físicas o jurídicas gallegas y cinco de esas seis editoras pertenecen al sector y solo una está controlada por inversores ajenos; en tanto que el séptimo de los históricos, Faro, que es el decano de la prensa española, fue adquirido por un grupo forastero pero del sector, no por arribistas ni especuladores.

Sobrevivieron a una trampa

pero cayeron en la más perversa

El estallido de las burbujas financiera e inmobiliaria y sus efectos en la economía real han causado graves daños en la prensa galaica, en especial en cuatro diarios: El correo gallego, El ideal gallego, La región y La voz de Galicia. En los tres primeros casos la recesión causó daños notables debido a sus reducidos mercados y a la circunstancia de que su clientela publicitaria tiene limitado poder adquisitivo, amén de errores en la gestión.

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La Voz inició su ocaso cuando nacían 

el siglo y el año 2001

El desplome de la economía afectó sobremanera a La Voz porque su poderío fue gestionado con egoísmo personal por parte del propietario único, Santiago Rey Fernández-Latorre, que frustró el proyecto de sus hijos de saltar Pedrafita con la compra de Diario de León y de la cabecera de Diario16 para, sin embargo, embarcarse en la ruinosa aventura de las TDT, creando la autonómica V Televisión. 

Además de dinero, el Grupo Voz dilapidó credibilidad al arrimarse con mayor descaro del habitual a la derecha institucional, el PP, y a la derecha que se disfraza de intectualidad política racional, que era y es aliada objetiva del PP.

V Televisión otorgó relevancia desmedida a los dos intelectuales que más y mejor contribuyen a la deriva (des)informativa de La Voz: el exsocialista Blanco Valdés y el expopular Barreiro Rivas. 

Ocurre que los artículos de esos dos catedráticos sólo los leen sus familiares, amigos y seguidores, en tanto que hablando en un medio con imágenes (TV) su audiencia es mayor y mayor es el número de personas que abren los ojos... para colmo de males, ambos arrastran el síndrome de los ex, por lo que están obsesionados en defender sus posiciones y también ambos, adolecen de la prepotencia propia de cierto tipo de docentes, lo que incrementa la calidad del rechazo que generan. 

Esa deriva derechista, que cada vez es más y más pepera, arrancó con inusitado vigor al iniciar el siglo, en 2001, tras el colapso familiar que provocó el presidente de la empresa editora, Santiago Rey Fernández-Latorre, cuando decidió, por motivos que solo él conoce, romper las relaciones con sus dos hijos y divorciarse, o viceveresa; por lo que Santiago y Emilio Rey Berguer, dimitieron o fueron cesados (¿?), el primero como vicepresidente y el segundo, como consejero-delegado y editor.

[INCISO: En enero de 2001, me reincorporé a la Redacción central de La Voz procedente de Bruselas, donde mi esposa, More Santiago, y yo trabajamos durante seis años como corresponsales de Radiovoz y La Voz, respectivamente; por lo que solo vivimos el colapso de la familia editora.

Lo sucedido nos dejó en difícil situación. A More porque debía negociar con la Corporación su encaje en A Coruña, en Radiovoz o en La Voz, y si no daban solución denunciaría las ilegalidades, el imcuplimiento de prácticamente todas las condiciones pactadas, amén del abuso laboral y trato vejatorio del director de informativos de la emisora madrileña de Radiovoz. 

Finalmente, el director de La voz, Bieito Rubido, 

 

 

En paralelo, mi regreso a Galicia se debía a que había ganado el concurso de promoción interna para dirigir el que hubiera sido el primer equipo de investigación de un medio gallego, dándose dos circunstacias que amenazaban la puesta en marcha del proyecto que presenté y que, como temía, lo hicieron inviable.

De entrada,

PÁRRAFO EN REVISIÓN

A fecha de hoy, 8 de septiembre de 2015, de aquel episodio solo puedo afirmar con rotundidad y absoluta tranquilidad jurídica dos cosas:

1.ª La única deuda que podía haber puesto en peligro la continuidad de La Voz era la correspondiente a la suma de los sucesivos créditos solicitados por Santiago Rey Fernández-Latorre con cargo a (o con el aval de) La voz de Galicia SA (luego SLU) para adquirir las acciones de la sociedad editora que eran propiedad de sus heramanas aloma y María Victoria) y posteriormente, con motivo de su divorcio, para comprar las acciones perteneciemtes a Celia Berguer, con la que estaba casado en régimen de gananciales; y

2.ª Prácticamente todo lo que dijo la cúpula de La Voz sobre la contabilidad de la empresa editora desde 2001 hasta agosto de 2013 —cuando se celebró el referédum en el que la plantilla renunció a sus derechos ¡para salvar La Voz!— era falso: Santiago Pérez Otero y el grupito mintieron a sabiendas, de forma premeditada y coordinada]

El titular de La Voz de Galicia SLU optó por dejar que el periódico fuera abrazado por el oso: la banca; primero, por las cajas, en especial por el banco Méndez [= Caixa Galicia], y luego por los bancos herederos de las “cajas vacías”: NGBanco y Abanca; y ya iniciada la década de 2011, también por el BBVA, con el Grupo Vocento agazapado a la procura de una posible compra-venta parcial o total de acciones, según varias fuentes. 

Sin olvidar que el Grupo Voz es el que más y mejores abrazos recibía (y recibe) de la  Administración autonómica: el poder político. Sucesivos gobiernos gallegos del PP han convertido al Grupo Voz en el mayor receptor absoluto y relativo del dinero público que reparte la Secretaria General de Medios de la Xunta en forma de ayudas, subvenciones, publicidad institucional, promociones y campañas propagandísticas, amén de convenios con distntos departamentos y organismos de la Xunta, que remiten reportajes elaborados por el gabinbete de una consellería o de un ente de la Xunta —el Igape, por ejemplo— y que en la mayoría de ocasiones se difunden como si se tratara de información elaborada por el periódico.

Todas esas aportaciones públicas de dinero se dispararon tras el acceso de Núñez Feijoo a la presidencia de la Xunta, así reluce el gran gestor...

El propietario de La Voz rompe con su familia y Bieito Rubido,

libre de la presencia de Emilio Rey, estrecha los lazos con el PP 

En el derechismo de La Voz de Galicia no sólo pesan los favores presupuestarios sino también la comodidad y el adocenamiento intelectuales del propietario, que no eran nuevos, pero que cobraron especial relevacia tras romper con sus hijos y asumir personalmente la gestión, a lo que se sumó la estrecha y ya vieja relación entre el PP y el director, Bieito Rubido, que libre de la presencia de Emilio Rey —que como editor había mantenido una actitud apartidaria—, estrechó los lazos entre directivos del Grupo Voz, incluidos varios comandantes de la Redacción, y los cuadros del PP que ostentan altos cargos institucionales y en entidades dependientes de la Xunta... y otro tanto con el Gobierno central.

La dispersión demográfica y la baja capacidad adquisitiva media de los gallegos, junto a la todavía limitada penetración de internet (singularmente en rural) juegan a favor de la consolidada trama político-informativa, en la que participan con mayor o menor descaro informativo Atlántico, Cadena COPE, El ideal, El correo, La región, La voz, Radiovoz y V Televisión (la TDT autonómica con la que fue premiado el Grupo Voz), amén de la radio y la televisión de titularidad autonómica (CRTVG).

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Viñetas, EL ROTO

Los “pequeños”

sobreviven de milagro

y por su bajo coste

Capítulos específicos merecen los seis "pequeños" (en cuanto a ejemplares vendidos): Atlántico, Diario de Pontevedra, El correo, El ideal, La opinión y La región.
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* Atlántico Diario, cuyo ámbito comercial se ha reducido prácticamente a Vigo, es inviable por venta de ejemplares y facturación de publicidad, pero el hecho de ser filial del orensano La región le permite sobrevivir debido a los bajos costes de producción.
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* Diario de Pontevedra, fundado en 1960, inició el viaje hacia el ocaso mediada la década de 1990, pero se salvó cuando estaba a punto de expirar (1999) gracias a que fue adquirido por la empresa lucense propietaria de El progeso; compañía que resiste con notable solvencia los embates económicos, aunque también con ayudas gubernamentales que recibe directamente o a través de su firma audiovisual.
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[La televisión autonómica mantiene conciertos informativos y adquiere producciones a empresas vinculadas a los periódicos de la comunidad, lo que constituye un poderoso e “invisible” lazo entre el poder político y los medios privados, relación que contribuye a coartar la independencia informativa, máxime en períodos electorales]
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* El correo gallego se elabora en una redacción en la que el escenario político es similar al de La voz. El diario compostelano trata con indisimulada cortesía al renovado PP santiagués —formación que debió ser sometida a un espectacular lavado de corruptos—, habiéndose erigido en feroz oposición mediática contra el nuevo gobierno local, presidido por Martiño Noriega (Compostela Aberta).

La agresividad política con la que El correo trata la actualidad municipal es tan exacerbada que el mes pasado fue despedido un periodista por haber dejado constancia vía Facebook de una coincidencia de opinión entre él y el alcalde.

A la hora de decidir despidos y jubilaciones anticipadas, así como para aplicar EREs y reducir plantillas, en los medios gallegos (no solo en El correo) pesan sobremanera y de forma descarada los criterios políticos partidistas. 

[ACTUALIZACIÓN: Finalmente, Editorial Compostela quebró y lo poco que quedaba del periódico salió a subasta en 2023; El correo gallego pasó a formar parte del gigante de los diarios locales hispano-lusos: Prensa Ibérica]
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* El ideal gallego, cuyo fundador fue el sacerdote José Toubes, fue adquirido por Editorial Católica (Edica) en 1931, luego paso a ser propiedad de una sociedad coruñesa, Editorial La Capital, que tras varios cambios accionariales y a causa de su prolongado período de decadencia (que sigue en curso) ha acabado siendo controlada por accionistas ajenos al mundo de la información [la compañía también publica Diario de Ferrol, Diario de Bergantiños, Diario de Arousa y DxT].

La Capital resiste a duras penas gracias a las ayudas públicas, aunque en su caso son de menor cuantía, y a la publicidad de los amigos de los editores, sobre todo del sector inmobiliario.

No obstante, la medicina más efectiva para el agonizante paciente han sido y son los recortes de gastos, con un rosario de despidos que ha dejado la platilla bajo mínimos, sin que a pesar de los sacrificios humanos se haya despejado la amenaza de cierre.
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* La opinión de A Coruña, fundado en 2000 por Prensa Ibérica (grupo también conocido por el apellido de su rector, Moll), es de ámbito comarcal y se edita en la rotativa de Faro de Vigo, lo que otorga notables ventajas: plantilla corta, gastos fijos reducidos y no menos importante, sus periodistas se dedican casi en exclusiva a la información del hinterland coruñés y lo hacen con el plus añadido de que el medio no necesita establecer relaciones tóxicas con los poderes políticos locales ni provinciales, sin menoscabo de los criterios de ámbito gallego o español que puedan marcar su hermano mayor, Faro de Vigo y el grupo editor.

Tan singulares circunstancias han contribuido a que La opinión sea el único periódico y uno de los dos medios, el otro es SER Coruña, que descuellan por su notable grado de independencia informativa en asuntos políticos locales y provinciales, en contraposición al institucionalismo y al partidismo que caracterizan en cuanto a información coruñesa a la Cadena COPE, El ideal, La voz de Galicia y Radiovoz.

* La Región es un milagroso muerto viviente, tan singular es su peripecie que da para una tesis doctoral sobre los insondanb;les misterios mediáticos y empresariales; de hecho ya publicó un breve pero documentado estudio la UDV.

Actualmente, pese a que sus problemas económicos persisten, sale cada día y se permite el lujo de editar Atlántico Diario para unos cientos de lecctores-compradores del área de Vigo.
El rotativo orensano, que durante mas de tres decenios obtuvo elevada difusión entre los emigrantes con La región internacional, es con mucha ventaja el milagro más llamativo de la prensa que vive muriendo.
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EL ROTO

Las relaciones entre

un periódico y un partido

sólo benefician al segundo

Exceptuados los dos periódicos de Prensa Ibérica (Faro de Vigo y La opinión de A Coruña), el resto de rotativos se han autoimpuesto la obligación de mostrar mayor o menor grado de “agradecimiento” al PP, en todos los casos debido a la generosidad presupuestaria de las instituciones que gobierna ese partido.

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[Faro y La opinión son habitualmente discriminados en los repartos de publicidad y de las promociones institucionales, aunque sin llegar a la extrema marginación —ni al habitual desprecio institucional— con los que la Secretaría Xeral de Medios trata a los medios en lengua gallega y a casi todos los nativos digitales]

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Las complicidades con el poder político más constantes y firmes —con características propias de la militancia por parte de varios columnistas y colaboradores— son las de El correo y La voz, cosa que en el primero es obligada para sobrevivir porque, en rigor, la empresa Editorial Compostela está en quiebra técnica.

Son tan pocos que merecen máximo respeto

Así las cosas, muy pocos diarios convencionales acreditan suficiente independencia informativa en asuntos políticos o en los relacionados con la Administración.

Solo dos rotativos: Faro de Vigo y La opinión de A Coruña obran con notable independencia y otros dos lo intentan, El progreso y Diario de Pontevedra, si bien se autoimponen limitaciones a su teórica independencia cuando se trata de asuntos "muy desagradables" para el PP.

Al margen de la prensa, del resto de medios cabe destacar la notable labor informativa de las emisoras de la SER y la sobresaliente indepedencia de Nós TV, más la asepsia informativa y/o la sinceridad ideológica que caracterizan a numerosos nativos digitales, destacando Galicia Confidencial y Praza Pública, junto a otros de ámbito local o comarcal, como Que Pasa na Costa, y sin olvidar revistas como Luzes, Adiante y Novas de Galiza.

Los diarios impresos forasteros que se distribuyen en Galicia tienen escasa o nula influencia social y política... exceptuados As, Marca y Mundo deportivo, que poseen miles de hinchas

Desde los finales de los años noventa, las únicas páginas de prensa producidas por empresas forasteras —¡o gallegas!— que tenían cierta penetración social e informaban de sucedidos de orden socio-político de interés general, aunque fueran "inconvenientes" para el poder político o económico, eran las de la edición gallega de El país, que infortunadamente se dejó de publicar.

El desastre del Prestige también marcó la info-comunicación

Curiosamente, la política de comunicación que puso en marcha el gabinete de Fraga Iribarne obviaba lo que hacía o decía la oposición, salvo cuando se tratada de asuntos en los que intervenía (o afectaban a) el Ejecutivo o a la Administración gallega, actitud bien distinta de la que aplica Feijoo, cuya reponsable de comunicación controla todo cuanto puede, incluidos los dineros que la Xunta reparte entre los medios.

Antes de que Fraga fuera jubilado políticamente y sustituido por Feijoo, tal como había planificado el florentino Romay, el equipo de Aznar Lópe intervino con motivo de la . catástrofe del Prestige, para endurecer la política de comumicación del PP gallego, amén de cesar a Cuiña Crespo para, entre otros mptivos, para favilitar el ascenso de Feijoo.

Esos cambios, unidos al hecho de que La voz todavía es el rotativo que hojea la mitad de los gallegos adultos, explican que un elevado porcentaje de la información que recibe la población esté condicionada por el poder político, ¡con mayor eficacia que en Castilla y en la comunidad valenciana!, que son los ámbitos citados por la mayoría de analistas como ejemplos de la elevada influencia en los medios que ejerece el partido liderado por el gallego Mariano Rajoy Brey.