«¿Os imagináis a vuestro niño de 9 años confesando que se ha tocado, que es lo más normal y deseable en la fase de descubrimiento sexual, a un adulto a solas que le va a reprimir o asustar por ello? ¿Qué pasa si ese adulto le amenaza con un castigo divino por contar a sus padres algo que ocurrió durante la confesión?
«Son vuestros hijos, son niños, son inocentes, son maravillosos, están llenos de vida por moldear, no pueden, no saben pecar, ¿cómo podéis hacerles pasar por eso? Y sobre todo, ¿para qué?...»
Me recuerda a la infancia, a cuando íbamos a la catequesis. Ocurrían cosas así. Un día una compañera de juegos se nos acercó llorando porque el cura le había hablado de esas cosas. Nos vengamos. Poco tiempo después le tiramos el confesionario, con él dentro. Lo recordamos con orgullo. Unha aperta.
ResponderEliminar¿Pero eso aún existe? que se pidan responsabilidades a los padres.
ResponderEliminarA GUILLERMO Y NICOLÁS,
ResponderEliminar¿Recordáis que con 8, 9 o 10 años de edad había curas ensotanados cual noche cerrada que nos preguntaban si habíamos cometido actos impuros?...
A veces lo recuerdo, lo pienso y, de entrada, me da la risa, pero segundos después me invade uan sensación singular, una mezcla de rabia al saber que pisotebaan la intimidad y la inocencia y asco, mucho asco, porque temo --sabiendo lo que ahora sabemos-- que aquellas conversaciones a media voz, susurrando a veces, podrían alimentra cosas que prefiero no mentar.
El catolicismo no ha dejado de ser un mundo "alucinante" y enajenador. Los niños y niñas que crecen infuenciados por curas me dan "pena", casi todos quedan marcados.
Desde el punto de vista de alguien que no sabe en que creer, aunque no creo en un ser divino que me salvara respeto la comunidad católica, pues muchos amigos lo son y mi hija se esta preparando para hacer la comunión, yo no la obligue, de echo no esta ni bautizada. Pero ella desde pequeñita me dijo que quería hacerla, ahora que es mas mayor sospecho que lo que le mueve es la fiesta. Pero yo no se lo pienso reprochar ya que me parece una celebración muy bonita, ya que les enseñan a convivir, siempre he creído que el catolicismo de a pie, el cercano el de nuestros barrios no tiene nada que ver con ese catolicismo extremista que cuentan todos. Siempre es sabido que los curas son personas, y que los hay buenos,gruñones, feos bajos y altos, no por unos pocos degenerados podemos tachar de horrible su trabajo. Pues conozco curas que son muy buenas personas, que se dedican en cuerpo y alma a ayudar a la gente en los hospitales, etc.
ResponderEliminarEso me inspira al igual que los voluntarios ateos, Pero como en todos lados los hay buenos y malos, es según la suerte con el que des, .no juzgo ha nadie por lo que cree solo por sus actos.
También hay que ser claros nadie te obliga ha ser católico, y si crees nadie te obliga a ir a misa ni nada , desde mi punto de vista de todas las posibles religión creo es la mas liberal , pues no he visto que en mi barrio se negaran a que nadie entrara a compartir sus ritos ni me juzgaran o amenazaran por no ir a misa etc, pensarlo , si la comparamos con cualquier otra ¡¡madrecita!!.
Y esto lo dice alguien que no cree en la institución papal, pero si en la comunidad católica y sus costumbres. Se podría decir que soy católica no practicante.
saludos y no ser buenos que es mas divertido.
Por cierto soy la anterior, pedir perdon por que pienso me desviado del tema, mi posición es que la confesión es algo que controlamos individualmente, lo cual recordando la confesión de mi comunión recuerdo que nos hicieron escribir en un papel nuestros pecados, ya ves tu que pecados puede tener alguien de 9 años, y en lo que conicidimos todos fue en que eran tontorrones algo así "Perdoname padre por que he llamado gili..yas a mi hermano, y he tierado mis deberes en el parque ..." cosas tan tontas que dan risa.
ResponderEliminarsaludos y lo que hay que hacer es educar a los niños con respeto y afianzando su personalidad sin temor a nada ni nadie
El caso es que los padres actuales acostumbran ser suspicaces y precavidos en lo referente a las relaciones de sus hijos con adultos. Lo saben bien los maestros y profesores, que tienen que andar con pies de plomo.
ResponderEliminarPero claro, es diferente cuando se trata de sacerdotes católicos, ya que, como todos sabemos, su sacerdocio ofrece todas las garantías y no hay ninguna razón conocida para tener cautela con ellos.
Sorprendentes y paradójicos padres.
Apreciado Antonio P, ninguna institución, agrupación o partido, que tuviera o tuviese tantos casos de pederastia, como la iglesia católica sería , a estas alturas,legal.
ResponderEliminarSeñora o señorita anomima, es cierto que las creencias religiosas son cuestiones privadas y que nadie por profesar unas u otras creencias es buena o mala persona. Pero también es cierto que la iglesia católica tiene una especial obsesión con el sexo, y no es menos cierto que su negación del seso (castidad) está en la base de muchas conductas desviadas y dañinas.Agustín
Estando de acuerdo con lo que usted expone, solo una apostilla:
ResponderEliminarUna entidad u organización no es equiparable a un individuo.
Me explico, lo que una persona haga en su vida privada, así como cuanto piense o crea forma parte de su yo, del ámbito inviolable de la persona; pero lo que haga una entidad u organización civil de cara al exterior es algo radicalmente distinto.
No son hechos ni situaciones comparables.
Es decir, lo que haga un católico consecuente con su vida privada no es comparable con las acciones públicas que ejecutan los dirigentes (curas incluidos) de la iglesia vaticana (léase, campañas de proselitismo, concentraciones y pronunciamientos públicos, etcétera).
Lo privado no debe --o no debería-- ser sometido a juicios abiertos más allá de lo privado; en tanto que las acciones realizadas en el ámbito público por una organización sí pueden ser sometidas a opinión y a juicios de valor, sea para denostar o para apoyar.
La iglesia vaticana incurre en una perversión injustificable al arrogarse la calidad de "incriticable", pues otorga a todo cuanto hace y dice la calidad de indiscutible.
Esta actitud es uno de los aspectos que mejor demuestran que se trata de una organización sectaria que impone su criterio y sus normas, que excluye y que aspira por encima de todo a imponer sus principios, que son inequívocamente antidemocráticos y contrarios a la convivencia.
El Vaticano cree estar en posesión de la verdad y condena y persigue --incluso ha llegado a matar-- a cuantos opinan y actúan de otra forma o critican sus verdades.
Aún hoy, el Vaticano y sus secciones de cada país satanizan y toman medidas contra quienes no cumplen sus preceptos o los critican, y además lo hacen de forma organizada, sistemática y empleando empresas dedicadas a esas tareas.
La actitud y las acciones de la organización católica son injustificables en un Estado democrático de Derecho, pero son consentidas por razones que sería largo exponer o debatir.
Por todo eso y más, insisto en que debemos --o deberíamos-- evitar la trampa de equiparar lo privado con lo público. El Vaticano alega derechos individuales para justificar su incursión agresiva en lo público y, lo que es peoir, también invade la vida privada de las personas.
Resumiendo, el creyente es una cosa y la iglesia vaticana otra. Lo privado debe ser respetado, pero la intolerancia organizada con ánimo de imponer principios sectarios no solo debería ser criticada, sino que convendría someterla a control para que no vuelva a destruir la convivencia.