El recién derrotado presidente de Gobierno portugués, el socialdemócrata Jose Sócrates Carvalho Pinto de Sousa, había asumido con serenidad ejemplar lo que la realidad política, social, económica y demoscópica recomendaba: convocar elecciones anticipadas y dejar que los conservadores accedieran al poder y, cumplidas las previsiones, sean ellos los que pechen con la tarea de exprimir a los asalariados y a los contribuyentes en general --¿habrá tomado nota Rodríguez Zapatero?
Los comicios celebrados este domingo en Portugal han demostrado el grado de inteligencia y formación política del electorado… De modo que, tal como era de esperar, los resultados han dado la victoria a quienes hace unas semanas tumbaron el plan de austeridad gubernamental al considerar que todo vale con tal de derrotar al contrincante; tanto es así que incluso les pareció más conveniente someterse al dictado el Fondo Monetario Internacional (FMI) pese a que su receta es más restrictiva y exige más recortes presupuestarios que los diseñados por Sócrates.
El líder del Partido Social Demócrata (PSD, centro-derecha) y primer ministro in pectore Pedro Passos Coelho --que está obligado a pactar con el derechista CDS-PP para disponer de mayoría parlamentaria-- ya ha anunciado que ejecutará al pie de la letra el memorando que negociaron Lisboa, Bruselas y el FMI, lo que proporcionará a Portugal un préstamo de 78.000 millones de euros para que cumpla sus obligaciones financieras (devolver créditos a la banca y recudir el déficit público) a cambio de un abanico de compromisos presupuestarios que obligan a recortar gastos (en especial el subsidio de desempleo y las pensiones), entre otros patrióticos esfuerzos…
Sumando los votos del PSD y del CDS-PP, la coalición de derechas ha sido respaldada por la mitad de los votantes, en números redondos.
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El apoyo de la mitad de los votantes, sin menoscabo alguno de la legitimidad ni de la legalidad democráticas de ese gobierno, es de escaso valor político si se tiene en cuenta que en los comicios celebrados este domingo se ha registrado uno de los porcentajes de abstención más elevados de la historia del Portugal democrático: el 41% de los electores censados no han acudido a votar.
Es decir, PSD y CDS-PP obtienen mayoría parlamentaria y formarán gobierno con el apoyo de poco más de la cuarta parte del censo electoral.
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¿Masoquismo?
Pese a que el triunfo electoral es muy relativo, el gobierno de Passos no sólo recortará subsidios y pensiones, sino que además subirá el IVA y las accisas (impuestos a los carburantes, alcohol y tabaco). Además, el líder conservador se ha comprometido a privatizar varias empresas estatales, entre las que destacan la aerolínea de bandera (TAP) y la compañía que controla la red de transporte y distribución de electricidad (REN).
Passos también ha anunciado que aumentará las tasas que dan acceso al sistema público de sanidad, amén de privatizar parte de sus servicios y para redondear recortará la partida presupuestaria de enseñanza, según anunció durante la campaña.
Mirando hacia Lisboa desde España, cabe concluir que se trata de un aviso, ¿no?..
En todo caso, la socialdemocracia portuguesa --al igual que la española-- ha conseguido alimentar la abstención y restar crédito social a la izquierda.
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INFORMACIÓN puntual, en El país y Público.
DE INTERESE: "Máis sobre o absurdismo", no blogue KATANGA-KORUÑA.
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