01 julio 2006

Bolivia, Noruega y el petróleo

La decisión del Gobierno de Bolivia de nacionalizar los recursos naturales ha motivado un mar de palabras, entre las que abundan las mentiras y las tergiversaciones.
De entrada, es obligado precisar que Bolivia se ha limitado a poner en marcha resortes legales que son similares a los que se aplican desde hace ya 30 años en Noruega. Y de salida, por poner otro ejemplo de manipulación informativa, es falso que el gabinete que preside Evo Morales haya nacionalizado empresas.
Lo que ha hecho el Gobierno del país andino es nacionalizar los recursos para controlar las extracciones y exportaciones de hidrocarburos. Nada extraordinario ni novedoso, ni siquiera en los países donde rigen las reglas de la economía de libre mercado.
Aunque sí se ha producido un cambio radical; a saber: las multinacionales que operan en el país andino ya no pueden hacer lo que les venga en gana.
Esto es, en realidad, lo que les molesta, no poder hacer lo que les plazca; por ejemplo, exportar gas boliviano sin pasar por Hacienda...
Hace unos días y a propósito del mundo del petróleo, del fisco y del papel que debe jugar un Estado decente, el ministro noruego de Asuntos Exteriores, Jonas Gahr Stoere, declaró lo siguiente:
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Exactamente igual
«Cuando nosotros encontramos petróleo en los años setenta tuvimos claro que los recursos naturales pertenecen a la gente y que el Estado debía gestionarlos para beneficio de la población. La propiedad del gas y del petróleo es estatal, si bien en nuestro país también operan compañías extranjeras; eso sí, esas empresas pagan un 80 % de impuestos sobre los beneficios que obtienen».
Que casualidad, el Gobierno noruego esgrimió el mismo argumento que ahora aduce Morales y aplicó el mismo gravamen que ahora pagan las multinacionales a la Hacienda boliviana.
Sin embargo, los ministros bolivianos son peligrosísimos y con sus decisiones están poniendo en peligro la estabilidad de los mercados de la energía y el progreso de la humanidad...
Más o menos, así ha sido calificada la iniciativa boliviana en casi todos los medios "serios", así como por la mayoría de dirigentes institucionales y creadores de opinión; que son los mismos que cuando hablan del Gobierno noruego alaban su ejemplar sensatez e insisten en que Oslo siempre respeta escrupulosamente las reglas de juego del sistema económico...
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¿Es posible mayor descaro? ¡Sí!
Sí, hay descaros mayores; ahí está el líder del PP español, Mariano Rajoy, que se ha despachado diciendo que la medida adoptada por el Gobierno boliviano «causa graves perjuicios a todos los españoles». Curiosamente, Rajoy formaba parte del Gobierno español que privatizó Repsol, que es una de las multinacionales más rentables del sector petrolero, ¡gracias a esa privatización los enormes beneficios de Repsol se queden en los bolsillos de sus ejecutivos y accionistas!, en lugar de ingresar en las arcas públicas en beneficio de todos, como ocurriría si siguiera siendo de propiedad púnlica.
Privatizar Repsol no perjudicó a los españoles pero, curiosamente, sí les perjudica que las petroleras que operan en Bolivia paguen exacciones fiscales como las que abonan en Noruega...
Por cierto, el precio del petróleo en los mercados internacionales no lo establece Evo Morales.
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CON ANTERIORIDAD:

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