Si miente, los medios y la sociedad están enfermos y si dice verdad, el Estado loquea
..A primera hora de esta tarde colgué el tuit que reproduzco junto a estas líneas. Unos minutos después sonó el teléfono. Era un viejo conocido. Llamaba desde una ciudad que está a más de mil kilómetros de la que yo habito. Después de la charla propia de dos personas que desde hace varios años sólo se comunican telemáticamente y de pascuas a ramos, él admitió que «hacía varias semanas que quería llamarte y hoy me he decidido». ¿Por qué? «Dirás que es una tontería, pero he leído el tuit que has escrito sobre el pequeño Nicolás…»
¿Llamas por eso? «¿Y si fuera verdad lo que ha dicho?»
La pregunta de mi antiguo amigo tiene sombra alargada. Muy alargada y muy oscura.
¿Y si hubieran ocurrido esas cosas increíbles que de ser ciertas serían espeluznantes?
¿Y si hubieran ocurrido esas cosas increíbles que de ser ciertas serían espeluznantes?
El pequeño Nicolás dijo, entre otras cosas, que ha trabajado para el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) como colaborador externo; vamos, que no estaba en plantilla, sino que era una especie de contratado por obra y añadió que había sido fichado por el jefe de gabinete del director del CNI. Lo dicho, increíble y si es verdad, ¡espeluznante!
Siempre según el presunto "espía" y muñidor de arreglos políticos, se ganó la confianza de los responsables de los servicios de inteligencia del Estado durante unas jornadas organizadas por la FAES, entidad que viene a ser el "cerebro" del PP. En este punto hay dos hechos que merecen el calificativo de increíble, el primero y de espeluznante el segundo; pues resulta increíble que el CNI fiche colaboradores en cónclaves de la FAES y es espeluznante que el perfil de los candidatos a trabajar para la inteligencia del Estado permita tener en cuenta a pequeños nicolases.
Y así todo. Un despropósito detrás de otro entre los que para colmo figura la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que sería quien directa o indirectamente habría sugerido u ordenado los trabajos que debían ser encomendados al pequeño Nicolás.
Pues bien, si damos por cierto siquiera parcialmente lo relatado por la nueva estrella del vodevil político de las Españas, el tuit que he colgado esta tarde sigue siendo válido introduciendo un matiz:
Pues bien, si damos por cierto siquiera parcialmente lo relatado por la nueva estrella del vodevil político de las Españas, el tuit que he colgado esta tarde sigue siendo válido introduciendo un matiz:
«¿Ningún medio se atreverá a difundir la evidencia de que las andanzas de un pequeño Nicolás sólo son posibles en un Estado enfermo?»
En fin, sean ciertas o falsas, las declaraciones del pequeño Nicolás dejan abiertas dos alternativas, una dolorosa y la otra para echar a correr.
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Si todo es un cuento, los medios y la sociedad han demostrado estar "enfermos" al engrandecer y prestar desaforada atención al pequeño Nicolás.
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Si ha dicho la verdad, el Estado español está regido por una banda de peligrosos incompetentes.
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Si ha dicho la verdad, el Estado español está regido por una banda de peligrosos incompetentes.
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En mi tuit he apostado por la primera opción, me parece la más plausible; además, la segunda me da miedo, lo reconozco.
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1ª ACTUALIZACIÓN (24 noviembre, 24 horas después de insertar el post):
El país publica un relato de hechos que confirma la sospecha de que el pequeño Nicolás, que gustaba presentarse como marqués de Togores, no sería más que un hábil caradura al más puro estilo de la picaresca (y pillería) española; pulse y lea «Historia de un caradura».
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2ª ACTUALIZACIÓN (22 diciembre 2014):
La Operación Nicolay, mediante la que se investigan las actividades y los posibles delitos en que ha incurrido el "pequeño Nicolas", se cobra la primera víctima: Cese fulminante del comisario de Asuntos Internos, vía Información Sensible...
1ª ACTUALIZACIÓN (24 noviembre, 24 horas después de insertar el post):
El país publica un relato de hechos que confirma la sospecha de que el pequeño Nicolás, que gustaba presentarse como marqués de Togores, no sería más que un hábil caradura al más puro estilo de la picaresca (y pillería) española; pulse y lea «Historia de un caradura».
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2ª ACTUALIZACIÓN (22 diciembre 2014):
Las dos cosas, amigo Félix, las dos cosas.
ResponderEliminarLos medios y la sociedad están enfermos, no tienes más que ver la intención de voto DESPUÉS DE visto lo visto, o la aceptada negativa a rehabilitar a las víctimas del franquismo, o le ferocidad de la Prensa con Podemos.
E indudablemente el Estado está regido por una banda de peligrosos incompetentes, irresponsables, desaprensivos.... Basta con examinar la torpeza de la constante provocación anticatalana, la avalancha de la corrupción, la forzada huida de la juventud trabajadora, ya con caracteres de despoblación.
Sin duda: ambas cosas.
Tienes razón, Antonio, tienes toda la razón.
EliminarNo pretendía negar esa evidencia, en mi descargo sólo puedo decir que en este post me refería exclusivamente al sainete del pequeño Nicolás.
De hecho, fíjate si son débiles la sociedad y el Gobierno españoles que el espectáculo del pillo ha tenido en vilo a una y al otro durante varias semanas.
Un abrazo.
Sin duda, ambas cosas, como apunta mi tocayo.
ResponderEliminarHola Félix: he llegit que han desnonat a una anciana de 85 anys per avalar al seu fill. Hi ha indignació però no creïs que també és INDICENTE posar com a avalista a la teva octogenària mare malalta sabent que després no se li podrà desnonar? La dona és doble víctima, del seu plançó i del prestador que NOMÉS vol el que li pertany. És immoral tirar a l'anciana al carrer? sí, però legal. S'hauria de castigar al fill i no a la mare.
ResponderEliminarhttp://politica.elpais.com/politica/2014/11/22/actualidad/1416685994_604921.html
Una abraçada.
Hola Isa:
EliminarD'entrada, ja ets una especialista en posar-me en compromisos!
Encara que no veig la relació entre el "petit Nicolás" i l'octogenària desnonada, molt breument donaré la meva opinió sobre aquest assumpte.
Primer de tot, és l'enèsima demostració de que la legislació (la llei hipotecària, amb retocs, data de 1904) està fora de temps i és aliena a una societat de la "rica" Europa del segle XXI.
Segon, ignoro les circumstàncies per les quals el fill no ha amortitzat el crèdit que va avalar l'anciana, de manera que pensar sobre això em sembla temerari. Si fos cert que el fill és un aprofitat i abusa de la mare, hauria de ser ell qui pagui les conseqüències i si no fa front, que sigui jutjat per estafa o el que correspongui; però perquè això fos possible hem de tornar al punt primer: és urgent reformar la llei.
I tercer, dius veritat: el desnonament és el legalment previst perquè el prestatari recuperi el capital que falti amortitzar més els interessos; però en aquest aspecte també hem de tornar al punt primer, ja que és possible que hagi estat amortitzada part del deute i el valor del pis que es queda el prestador superi el que resta per liquidar.
En definitiva, la llei és tan deficient que provoca sentències injustes; en tot cas, això és responsabilitat dels legisladors (els diputats), no dels jutges.
Una abraçada.
Yo creo que este don nadie vive una fantasía delirante y es víctima de si mismo. No creo que tenga más recorrido este asunto.
ResponderEliminarCoincidimos. Hay un análisis de un forense psiquiátrico que llega a esa conclusión. En todo caso alguien ha proporcionado datos y "pases" que han alimentado esa enfermiza megalomanía.
EliminarJavier: paranoicos, visionarios y pirados los hay a patadas. El problema es qué tiene que pasarles a unas instituciones y a una sociedad, para que las paranoias se abran camino a su través casi sin obstáculos.
ResponderEliminarNicolasito no tendrá "recorrido"; pero el trastorno de las instituciones lo tiene, y largo.
Exacto, amigo Antonio, ahí radica lo inquietante: en el Estado, que no es un ente pasajero y no puede (o no debe) estar bailando en este tipo de sainetes.
EliminarLos nicolases deben quedar donde les corresponda y los que le han hecho escalar hasta las más altas cumbres de la miseria (dejando que pasee por despachos oficiales y viaje en vehículos de la autoridad) que sean apartados del Estado, aunque sólo sea por bobos, porque hace falta ser muy bobo, ¡pero que muy bobo!, para escuchar a ese jovencito barbilampiño más de diez minutos y tomarse en serio lo que dice.