La sociedad española, con el PP-línea bronca y los miembros de la izquierda tuerta enredados y ejerciendo de enredadores, acusa una grave enfermedad política: Confundir el culo con las témporas.
No todos los ciudadanos padecen esa enfermedad, naturalmente que no; pero hay episodios que justifican la sospecha de que los ofuscados sí son inmensa mayoría entre los dirigentes de la clase política (y también entre los responsables de algunos medios de comunicación).
Resulta que por primera vez en la historia de España (al margen de regímenes) el Gobierno (con independencia de siglas partidarias) pone un marcha una prestación extraordinaria para paliar la miseria a la que están condenados los ciudadanos más desfavorecidos y la reacción de parte de la sociedad es arremeter contra los autores de tan positiva iniciativa.
No todos los ciudadanos padecen esa enfermedad, naturalmente que no; pero hay episodios que justifican la sospecha de que los ofuscados sí son inmensa mayoría entre los dirigentes de la clase política (y también entre los responsables de algunos medios de comunicación).
Resulta que por primera vez en la historia de España (al margen de regímenes) el Gobierno (con independencia de siglas partidarias) pone un marcha una prestación extraordinaria para paliar la miseria a la que están condenados los ciudadanos más desfavorecidos y la reacción de parte de la sociedad es arremeter contra los autores de tan positiva iniciativa.
Ciertamente, la medida orquestada por el Gobierno adolece de defectos, pero todos los hasta ahora mencionados por los numerosos cainitas que destila la enferma sociedad española son de calado menor, excepto uno: El Gobierno ha reaccionado con cierta tardanza porque el decreto de los 420 euros bien podría haber sido firmado hace ya varios meses.
Los que critican con infantiles argumentos que el decreto no sea de carácter retroactivo merecen una sonrisa. ¿Se imagina usted que se impusiera el criterio legal de aprobar decretos con carácter retroactivo que afecten a los presupuestos generales del Estado?
Lo dicho, el episodio hace historia por dos motivos:
Primero, porque es un hito en la construcción de un Estado que preste atención a los más desfavorecidos, y
Segundo, hace historia porque en contadas ocasiones es tan evidente la miseria política y el cainismo que destila la sociedad española (incluidos los cronistas y analistas que confunden criticar con asolar, y razonar con argumentar).
Pues con todo mi respeto a su opinión, deduzco que algo de razón tendremos los que hemos criticado este decreto, cuando el propio ZP está dispuesto a rectificar.
ResponderEliminarA TXEMA,
ResponderEliminarPues con todo mi respeto a su opinión, en rigor a mi parecer el único aspecto criticable de la medida es que no se orquestara hace ya meses, pues era evidente que la situación del empleo iba a peor.
Naturalmente, desde una óptica personal el decreto es criticable por quienes no han resultado beneficiados debido a la tardanza del gobierno en reaccionar al deterioro.
En todo caso, los significados sociales y políticos de la medida son tan extraordinarios que toda crítica --todas respetables, incluidas las poco o nada rigurosas-- debería ir precedida de algo así como "sin menoscabo de lo extraordinariamente positivo de la iniciativa, cabe criticar que..." Porque no nos engañemos, jamás ningún gobierno de España ha adoptado una medida --aunque tenga sesgo caritativo-- de tan hondo calado social, salvo la ley de dependencia, que también tiene errores y taras pero que tampoco tiene precedentes en la historia de España (salvo la puesta en marcha de la seguridad social, que fue uno de los escasos aciertos del régimen franquista, aunque con notable retraso respecto al resto de países de Europa occidental).
Saludos.
En mi modesta opinión, además de la tardanza en la toma de la decisión, ese sesgo caritativo es, precisamante, uno de sus peores defectos porque, a la larga, parece que lo que hace el gobierno es una especie de donativo en ves de una medida social.
ResponderEliminarLo curioso es que ahora, desde el gobierno, se reconoce por un lado que ha estado mal explicada y por otro que es manifiestamente mejorable.
Y, además, ahora también se argumenta de nuevo la posibilidad de subir los impuestos "a quien mas gana" para que contribuya más en las cargas sociales, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo.
A mí, simple ciudadano, todo esto me parecen bandazos propios de quien no sabe a dónde quiere ir y va a remolque de los acontecimientos.
Y no me considero por estas críticas en absoluto de la derecha cainita.
Pues ni pude beneficiarme en su momento de los tan traidos 400 euros ni parece que vaya a poder oler en esta ocasión estos 420. Comprenderá que no le ría la gracia al amigo ZP.
ResponderEliminarEl cainismo no es exclusivo de la derecha, ni tampoco es una lacra que deba personalizarse ni ser reducida a un segmento ideológico de la población. Es una lacra socialmente acendrada y visible en multitud de aspectos y ámbitos.
ResponderEliminarEl "deporte" de criticar (aunque sin organizarse ni oponerse al Poder) y hacerlo sin razonar ni atender al imperio de la ley y de la ciencia es consustancial a la generalidad de los españoles --es consistancial cainismo--, máxime entre los que nos hemos educado durante el franquismo o durante la "singular" transición a la democracia que se vivió tras la muerte del dictador en la cama...
Precisamente, el Gobierno da pruebas de su sesgo "posfranquista" al recurrir a la caridad para paliar el enésimo batacazo laboral de una economía en la que los empresarios --salvo excepciones-- y la banca ¡jamás! han asumido los criterios propios de capitalismo racional; lo que sumado a la renuncia de los socialdemócratas a legislar para impedir tantos abusos explica porque en España con motivo de una crisis financiera --no productiva-- el desempleo se dispara mucho más que en Francia, Alemania y demás países de Europa occidental.
Salvando las distancias, algo similar ocurre con los accidentes laborales, ¡batimos marcas!, pero los servicios de inspección sigue bajo mínimos.
Que Rodríguez Zapatero renuncie a la autocrítica --reconociendo que la medida debió haber sido tomada hace meses-- y haga frente a las críticas --incluidas las absurdas-- anunciando una posible modificación del decreto también revela debilidad política. ¿Qué hará?, ¿dará carácter retroactivo al decreto?, ¿reparará su imprevisión y su retraso creando un precedente que justificará aberraciones semejantes en el futuro?, ¿dará pie a que en el futuro también se conceda caridad (subvenciones y ayudas) a las empresas con carácter retroactivo?
El asunto es complejo, pro es innegable que la medida es positiva (aunque con retraso) y que criticarla sin contextualizarla carece de racionalidad.
Reconozco que su argumento es bastante sólido. Negarlo sería de necios.
ResponderEliminarPero, es que ni siquiera hay un pequeño principio social demócrata que llevarnos a la boca. Eso ya sería un avance importante en estos tiempos.
Es casi seguro que ahora si se montará un follón impresionante con lo de subir los impuestos cuando, en realidad, es una medida que tendría que haberse tomado hace mucho tiempo.
Bueno, quizá más que subir lo impuestos, una reforma fiscal digna de tal nombre.
En fin, seguiré los acontecimientos y si, es cierto que este gobierno me saca de quicio con su falta de criterio que ha logrado que una medida que podría haber contentado a casi todos, no lo ha hecho con casi nadie.
Coincido plenamente con tus argumentaciones, tanto que me han entrado deseos de escribir un vituperio de la majadería. Me pongo a ello. Apertas.
ResponderEliminarEs una medida de extraordinario valor, sin duda, y es de ley resaltar sus características de justicia y valentía. Pero, una vez tomada, ¿es realmente tan difícil hacerla extensiva a todos los trabajadores que se encuentren en la dramática situación de no tener empleo y haber agotado todos los subsidios, independientemente del momento en que se hayan quedado sin ambos? Creo que hacerlo no es, en sentido estricto, aplicar la retroactividad a la ley, sino universalizar la prestación.
ResponderEliminarParece obvio que la persona que lleva más tiempo en esa situación es la que, objetivamente, más necesidad tiene de que le echen una mano, creo yo.
Félix Bo día:
ResponderEliminarAhora dice Blanco que lo de los impuestos que era un "reflexión personal". Chico, esto no hay quien lo entienda.
un saludo
A TXEMA,
ResponderEliminarBo día, onte a noite, cando tiven noticia da "rectificación" de Blanco, tamén tiven a tentación de chamar a Chiquito de la Calzada ou Aramís Fuster para ter unha explicación que fora proporcionalmente "racional" co dito polo ministro.
Unha aperta.
La medida debía ser implementada hace meses, eso es cierto, debería haberse implementado al mismo tiempo que se implementa la ayuda a los bancos.
ResponderEliminarEl decreto fue mal presentado (la gente no sabía lo del 1º de Agosto) y tenía defectos, es cierto, pero también es cierto que eran cosas solucionables.
Y ahora, despertémonos, las crisis no son hijas de la casualidad o de errores financieros, tampoco son propias del sistema económica, el capitalismo no necesita las crisis para seguir desarrollándose pero los capitalistas sí necesitan de las crisis para poder concentrar el dinero en pocas manos.
En el año 1929 los Bancos comenzaron a pedir a la gente que pagase sus créditos, la tasa de interés sube, el mercado pierde su liquidez, los créditos no se renuevan (algo habitual en los EEUU, uno puede optar por pagar los intereses sin amortizar el capital), disminuye el consumo porque el dinero escasea, aumenta el desempleo y al final la recesión.
Lo que provoca esta nueva crisis, en España, no fue tanto la hipoteca basura como el aumento de la tasa de interés bancaria, fue el incremento del interés bancario lo que impidió a la gente seguir pagando sus créditos.
El interés sube con el cuento de que debemos evitar "una espiral inflacionaria".
El interés bancario baja para "evitar la recesión"
Es un suave mecanismo, casi perfecto, se sube el interés para provocar una crisis recesiva, se baja el interés para provocar una crisis inflacionaria, todo esto provoca lo que ha venido provocando en países como Brasil o Argentina, la concentración de la riqueza en unas pocas manos.
¿Se puede empeorar la situación? Sí, creando una moneda única para el comercio mundial ¿Quién controlará la impresión de esa moneda? Quien lo haga tendrá el mundo en sus manos.
Un abrazo.