¿Quién lamina más y mejor la democracia, el PP o la violencia?

Lamentablemente, de un tiempo acá quienes más y mejor cuestionan las instituciones del Estado de Derecho son algunos de los actuales dirigentes del PP.
Ni bandas nazis, ni etnicistas violentos, ni grupos anti-sistema, el PP-línea bronca es el más eficiente de los revolucionarios... ¡Hasta tiene el descaro de exigir que los detenidos y acusados de delito que tienen carné del PP sean conducidos a comisaría sin esposar! ¿Y en limusina?...
Nadie hasta ahora había logrado que millones de ciudadanos dudaran de la utilidad de las instituciones democráticas.

Nadie como el PP para conseguir que millones de ciudadanos crean que la policía y la judicatura incumplen los mínimos de honestidad requeridos. Nadie desde 1978 había hecho tan grave daño a la credibilidad de las instituciones en general como el PP-línea bronca...

¡Hasta el hasta ahora sensato Javier Arenas parece haber perdido el norte! Porque una cosa es la bronca política y otra radicalmente distinta, el lodo.

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¿Todo vale?
Los enemigos de la democracia --incluso los enemigos del sistema socio-económico, con todo lo que esto implica-- tienen un excelente y se supone que involuntario aliado en los rajoy y compañía.

Quienes aborrecen el actual régimen de libertades democráticas (desde las bandas nazis hasta los etnicistas enajenados) están de "enhorabuena", pues el PP-línea bronca les ayuda a poner al Estado contra las cuerdas.
Atendiendo a su acepción clásica, el lumpenproletariado de la España del siglo XXI es cuantitativamente irrelevante, pero hay un nuevo lumpen que se alimenta de mentiras y de insidias que empieza a tener dimensiones inquietantes gracias al PP-línea bronca.

Difamar al poder ejecutivo (que incluye la policía) y al poder judicial (jueces y magistrados), cuestionando la legitimidad del Estado de Derecho en general es una de las herramientas fundamentales que han utilizado y utilizan los nihilistas y los... [ponga usted, paciente lector/a, la denominación que estime más adecuada]

Hay consenso social en que en un Estado democrático de Derecho la violencia es un delito venga de quien venga; pero, ¿qué consideración merecen quienes recurren de forma premeditada y sistemática a la mentira, a la difamación, a la falacia, al usted no sabe quién soy yo y a la violencia verbal?

Sin duda, el PP-línea bronca y sus aliados mediáticos laminan más y mejor el Estado democrático de Derecho que la violencia política.

¿Todo vale en la confrontación democrática?

NOTA:
En este post se utiliza el término PP-línea bronca para enfatizar que la generalidad de los militantes del PP y quienes han votado a ese partido no son responsables de las decisiones y acciones de un sector de la dirección de la organización.