10 junio 2014

España vive un episodio que confirma la incultura democrática y política de la élite dirigente

El presidente de Gobierno anuncia que el rey abdica y afirna
con insistencia en que la decisión del rey es personal
y que carece de dimensión política  
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Para entrar en el generalizado debate que se vive en el reino a propósito del relevo en el trono es obligado recordar, de entrada, que llamar a las cosas por su nombre es fundamental para ver y analizar la realidad con racionalidad, evitando así la creación de nuevas realidades paralelas...
Muy probablemente, España es el país del mundo en el que conviven más realidades, lo cual, quieran o no reconocerlo, se debe en gran medida a la bárbara afición de numerosos dirigentes políticos y responsables públicos a decir sandeces y afirmar lo contrario de lo que cualquier ciudadano ve, observa, oye, escucha, padece o disfruta todos los días.
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Imagen capturada en Forbes/México
El esperpento es mayúsculo
El presidente de Gobierno anuncia que el rey abdica y, sorprendentemente, afirma con insistencia en que la decisión del monarca es personal y carente de motivos y significados políticos.
Siga el hilo, por favor:
Pero no solo el presidente de Gobierno, otros altos cargos del Estado y dirigentes políticos de casi todos los partidos representados en el Congreso niegan significado político a la abdicación, sino que además ninguno de los numerosos analistas, columnistas y tertulianos habituales ha enunciado lo que es evidente y sustancial: el jefe de Estado ha presentado la dimisión, esta y no otra es la lectura que corresponde cuando el rey de un Estado democrático de Derecho abdica y no lo hace forzado por graves problemas de salud, ni por motivos de índole personal insuperables, ni debido a su avanzada edad [estas tres posibilidades han sido desmentidas rotundamente por la propia Casa Real y por el Gobierno].
Pero la cosa es todavía más absurda; siga leyendo, por favor:
La dimisión del jefe de Estado español no solo es incomprensible, sino también inquietante si se tiene en cuenta que el propio monarca ha comparecido en TV y no ha dado ninguna explicación institucional ni políticamente racional que justifique y ayude a entender tan capital decisión.
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Episodio excepcional en un Estado democrático de Derecho 
Imagine usted, amable lector/a, que el jefe de Estado de la República Francesa presenta la dimisión y no informa a los ciudadanos [ni tampoco indirectamente en sesión parlamentaria] de las causas concretas de su decisión.
En efecto, con toda seguridad en este supuesto y como ya ha ocurrido tantas veces, el mandatario de turno nunca "confiesa" públicamente todo lo que sabe o deja de saber. 
No obstante, que el dimisionario calle ciertos aspectos por razón de Estado, o acaso por vergüenza, es lógico, admisible y puede que también comprensible; lo ilógico y lo que jamás ocurre (o había ocurrido) en una democracia parlamentaria es que el jefe de Estado dimita sin dar explicaciones.
El dislate es grave, muy grave, y apunta que el gobierno y el partido que lo sostiene [así como varias de las formaciones con presencia en las Cortes] adolecen de una falta de inteligencia política rayana con la incapacidad o, alternativamente, tratan a los ciudadanos como si fueran idiotas o, peor aún, cual siervos de la gleba.
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Los orígenes relativizan todo, tanto lo positivo como lo negativo
No quiero abusar más de su paciencia, amable lector/a, de modo que no me extenderé relacionando los motivos y las razones que avalan mi convicción personal de que no sólo nos tratan como idiotas, sino que además nos gobiernan como si fuéramos siervos de la gleba.
Han ocultado el porqué de la dimisión y vaya usted a saber cuántas cosas más.
Para colmo, políticos faltos de inteligencia o manipuladores [no sabría decir qué es peor] se permiten el descaro de negar la necesidad de convocar un referéndum que muy probablemente, según las encuestas, otorgaría auténtico respaldo constitucional a una monarquía que fue instaurada por una dictadura.
NOTA.
De los "analistas orgánicos" que escriben en prensa y sermonean en radio y TV es mejor no hablar por tres motivos:
Primero, son incapaces de aprender o se niegan a hacerlo por interés;
Segundo, el listón de la libertad de expresión está muy bajo para quienes les llevan la contraria, y
Tercero, las tasas judiciales coartan económicamente la posibilidad de defenderse de una querella, máxime si es preciso llegar al Supremo.
Además, en mi caso es innecesario que refuerce mi condición de apestado porque ya está suficientemente consolidada.
Solo comentaré un detalle y se lo "envío" solo a usted, amable lector/a: procure perder el menos tiempo posible leyendo o escuchando estupideces; lo cual es fácil, créame, lo comprobé hace ya años, pues tras leer o escuchar a dos o a lo sumo tres bobos resultó que luego, leer o escuchar al resto de sus colegas fue como "rezar" un rosario de bises. A veces hasta se copian las mentiras para repetirlas a fin de que ganen consistencia... 
RELACIONADO:
"Aproximación a una biografía de Juan Carlos I sin caer en la abominación ni el servilismo".
DE INTERÉS:
"El ¿futuro? del reino de España", por Daniel Raventós y Julie Wark, vía SIN PERMISO.

7 comentarios:

  1. Sería grave si estuviéramos en democracia, pero lo que tenemos ha dejado de serlo poco a poco, lo poco que fue.

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    1. Dicho de otro modo: son tan burdos que ni siquiera saben respetar los preceptos básicos que hacen creíble una democracia formal (y formalista).

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  2. Hola amigo Félix: hay una cosa que no aclaras en la entrada visto todo el ruido que ha suscitado el tema de la República versus Monarquía. ¿Qué pasa, que la gente que sale a la calle todos estos años les llevaron a votar a punta de pistola? ¿De qué situación IMPUESTA hablamos y habla IU? ¿De la que ha salido de las urnas los últimos treinta años?

    Por favor, que alguien me lo explique.

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    1. Ignoro que edad tienes, si eres menor de 55 años es bastante difícil que "captes" o sientas con mínima fidelidad lo que ocurrió y la actitud de los ciudadanos durante el cuatrienio 1975-78.
      Salir de un régimen dictatorial que plantea su reconversión y te pregunta si das tu visto bueno es una situación extraordinaria; es lógico que la mayoría "agachara la cabeza" y dijera que sí, lo que usted diga, porque es más cómodo y sobre todo porque la gente no quiere arriesgar su vida personal (empleo, alimentos, vestido, educación de los hijos, vivienda, etc.).
      Lo que es absurdo es plantear ahora una situación con parámetros actuales, ajenos al período del que se habla, pretendiendo hacer juicios de valor intemporales que siempre van a favorecer a una parte.
      No hace falta usar pistolas para que las personas voten en contra de lo que objetivamente les interesa.
      Saludos.

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  3. El Jefe del Estado de la República Francesa lo sería por elección democrática, lo que le crea obligaciones hacia los ciudadanos. El monarca lo es por la gracia de Dios (aquí el nacionalcatolicismo echa una manita) o por la gracia de Franco, lo que le exime de cualquier trato respetuoso y considerado hacia los ciudadanos, que por otra parte no son tales, sino súbditos. Y lo peor: TVE dispone de un filón inagotable de tertulianos mega-demócratas (sedicentes) que están encantados con la situación.

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  4. Estimable Félix,

    La afirmación que haces no se sostiene. Te imagino conocedor, Félix, que ayer se ha votado en el Congreso una Ley y la han votado todos los REPRESENTANTES que el pueblo ha puesto allí. La gran mayoría de los Representantes a votado a favor y en esa mayoría estarían esos que ahora quieres llamar ex-compañeros.

    Si hablamos del derecho de los ciudadanos para elegir entre monarquía o república, cómo explicas, entonces, que un ciudadano solicite que el pueblo se pronuncie en referéndum sobre la eliminación de las autonomías, sobre un estado confesional, sobre elegir si quiere o no que desaparezca un partido político, sobre el restablecimiento de la pena de muerte,,... y lo digo por lo que tú dices que la monarquía no puede hablar en nombre de todo el pueblo, salvo del pueblo cuando lo consultan. ¿ También te parece objetivo ?

    Un abrazo.

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    1. Primero de todo: ¿Cuándo, en qué línea de mi post o de mi comentario me refiero a mis "ex compañeros"?
      Tampoco he explicado en el post ni en el comentario por qué a mi criterio los ciudadanos deberían elegir entre monarquía y república.
      En el post me limito a constatar que «...se permiten el descaro de negar la necesidad de convocar un referéndum que muy probablemente, según las encuestas, otorgaría auténtico respaldo constitucional a una monarquía que fue instaurada de forma ilegítima». Punto. Pero no explico ni argumento mi posiicón respecto a la dicotomía monarquía-república.
      Es evidente que "te adelantas" y extraes conclusiones (¡legítimas!, por supuesto) de lo que digo con la intención (también legítima) de abrir un debate entre tú y yo.
      En el post y en el comentario he orillado ex profeso el asunto.
      A propósito de tu deseo de abrir un debate entre tú y yo, un matiz sustancial:
      En principio, la conversación en la Blogosfera, máxime si versa sobre asuntos políticos, no consiste en mantener un toma y daca inter-personal (para eso está Twitter, por ejemplo; o mejor aún, para una relación epistolar privada).
      La conversación en la Blogosfera consiste en exponer lo que uno piensa (o siente), lo cual no consiste en negar lo que piensa el otro, ¡o lo que intuyes que piensa!
      Lo práctico y positivo, a mi criterio y en esta mi bitácora, sería que te pronunciarse sin rodeos a favor de mantener la monarquía y exponer los motivos que avalarían esa opinión.
      Rebatir NO es decir lo contrario, ni tampoco consiste en hacer preguntas (mucho menos si son retóricas o capciosas).
      No es así:
      - Esto es negro.
      - ¡Mentira!
      Es así:
      - Esto es negro porque...
      - Pues yo opino que es blanco porque...

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