La cifra de 130.000 personas estafadas por Air Madrid y el hecho de que Aena haya pospuesto una y otra vez la adopción de medidas correctoras constituyen, en esencia, otra prueba de que el Estado español está renunciando al buen orden de la vida económica y social.
No es justificable que Aena, ahora, a toro pasado, se escude en que los aviones de Air Madrid operaban incumpliendo medidas básicas de seguridad aeronáutica. ¿Desde cuándo?
No es justificable que Aena, ahora, a toro pasado, se escude en que los aviones de Air Madrid operaban incumpliendo medidas básicas de seguridad aeronáutica. ¿Desde cuándo?
Los accionistas y gestores de Air Madrid son responsables de anteponer la obtención de beneficios a sus obligaciones contractuales, pero la actitud de Aena es más grave porque --así lo ha reconocido implícitamente su portavoz-- ha silenciado y consentido el funcionamiento de una compañía que había sido advertida en varias ocasiones --¡y en secreto!-- de que estaba actuando de forma irregular.
Peor: No es un caso aislado.
El Estado --tanto el español como la mayoría de los de Occidente-- están renunciando al control efectivo de la actividad económica. Cualquier iniciativa en sentido contrario --es decir, en favor de controlar las producciones y servicios que afectan directamente a la vida cotidiana-- es tildada de intervencionista, e incluso de socialista, comunista o soviética. Quienes recurren a semejantes comparaciones y estigmas mienten a sabiendas. Se trata de un ardid. Endiosar y satanizar es el recurso de los idiotas y de los interesados.
Los gestores del capitalismo inteligente saben que el papel del Estado es imprescindible para evitar el caos. Aena ha demostrado --y el caso Air Madrid no es el primero-- que el Gobierno español, el actual y los anteriores, sigue sin entender lo que es un Estado de Derecho consciente de sus funciones; que son, por ejemplo, las que figuran en la Constitución de 1978.
La cobardía del Estado español es otra herencia envenenada del franquismo. El Estado no ha roto con la cultura política del enjuague y siente vergüenza de sí mismo cada vez que debe ejercer como tal para hacer posible la convivencia en aplicación del Derecho e intervenir para garantizar que todos los ciudadanos y agentes --incluidos los económicos-- cumplen sus deberes.
La cobardía del Estado español es otra herencia envenenada del franquismo. El Estado no ha roto con la cultura política del enjuague y siente vergüenza de sí mismo cada vez que debe ejercer como tal para hacer posible la convivencia en aplicación del Derecho e intervenir para garantizar que todos los ciudadanos y agentes --incluidos los económicos-- cumplen sus deberes.
Air Madrid es basura y Aena se ha comportado como un gestor público bananero.
¿Por qué? Casi todos sabemos la respuesta.
Esas irregularidades afectaron y afectan también a cientos de colombianos, no recuerdo cuántos, con tiquetes pagados, que quedaron atrapados en España, sin poder regresar a Colombia, con todos los gastos y perjuicios que puede generar una situación de éstas.
ResponderEliminarUn abrazo virtual.