ETA: Otro delito convertido en acto político

«ETA sabe que no tiene nada que hacer y que será derrotada». Esta frase la ha pronunciado hoy un destacado dirigente político. Poco importa su identidad porque casi todos los líderes partidarios y agentes sociales o económicos han empleado palabras similares.
La frase de marras debe ser leída con detenimiento: «ETA sabe que no tiene nada que hacer y que será derrotada».

Dos verbos (saber y derrotar) conjugados en tiempos que reflejan sendas simplezas.

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Primera simpleza:

Es absurdo pensar que ETA sabe que sus acciones de nada sirven: los etarras están convencidos de que la violencia es útil.
Dicho de otro modo: es falso que los dirigentes de ETA sean conscientes de que su "política" perjudica a Euskadi.
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Segunda simpleza:
Decir que ETA será derrotada es, cuando menos, vivir fuera de la realidad porque ETA está derrotada desde ya hace tiempo.

Lo que dice y hace la ETA actual ha generado absurdos de tomo y lomo, hasta el extremo de que el valor de su existencia ha sido sobredimensionado y apenas se incide en que constituye una grave rémora para el vasquismo político.
Los pilares que mantienen a ETA en las portadas de los medios son cuatro, por este orden:

* El uso de la violencia;

* Su mesianismo etnicista, que si no fuera porque causa muertos resultaría patético y en ocasiones, cómico;
* El interés de los nacionalistas españoles en hacer propaganda de ETA para sacar tajada y ganar votos, y

* La manía que tienen casi todos los electos y casi todos los medios de convertir los actos de ETA en hechos de enorme trascendencia política, pese a que sus efectos reales son similares a los de otro tipo de sucesos y tragedias: alimentar el miedo y la "prudencia".

El tiroteo habido en Las Landas que ha costado la vida a dos guardias civiles ha sido presentado como un acontecimiento político de primer orden: ¿Qué hay de político en el hecho de que un individuo --sean cuales sean sus motivaciones-- dispare a quemarropa contra dos personas sin mediar enfrentamiento, ni motivo ni objetivo racional?
¿Ese crimen es un acto político en defensa de la nación vasca?  
¿Hasta cuándo seguirán otorgando rango político a ese tipo de acciones?

ETA no es un problema para que amenace la continuidad y solidez (sea poca o mucha) del Estado español. El dislate es creer que eso es posible (o hacérselo creer a los ciudadanos) y seguir erre que erre con ETA en la punta de la lengua.

El suceso de Capbreton no es un acto político.

Hoy, los significados y los valores políticos de ETA son los que le regalan algunos partidos y casi todos los medios.

ENTREVISTA al administrador de ImP a propósito de este post, en RADIOCABLE.