Cinco palabras de Paolo Flores d’Arcais: «El mal es la ilustración», es una de las afirmaciones (o conclusiones) a las que conduce la última encíclica de Joseph Ratzinger.
Según el obispo de Roma, el gran pecado radica en «darse el hombre por sí mismo sus propias leyes, en vez de recibirlas de Dios, o de sus subrogados y ministros (la Naturaleza y la Iglesia jerárquica), ahí reside la culpa inexpiable. El enemigo (en el sentido preciso de las Escrituras) es la razón que prescinde de Dios, la razón que trabaja iuxta propria principia».
Según el obispo de Roma, el gran pecado radica en «darse el hombre por sí mismo sus propias leyes, en vez de recibirlas de Dios, o de sus subrogados y ministros (la Naturaleza y la Iglesia jerárquica), ahí reside la culpa inexpiable. El enemigo (en el sentido preciso de las Escrituras) es la razón que prescinde de Dios, la razón que trabaja iuxta propria principia».
Resumiendo: razonar conduce o puede conducir al pecado.
Lea el artículo completo de Paolo Flores d'Arcais: La cruzada de Benedicto XVI. No tiene desperdicio (tiempo de lectura, sin prisas: 4' 30'').
Bueno, siempre había tenido asumido que soy una pecadora pero nunca me habría imaginado que lo sería por RAZONAR.
ResponderEliminarA mí lo que me alucina es que en las filas católicas haya mentes inteligentes que aplaudan semejantes afirmaciones.
Mucho me temo que si tuviésemos que esperar por las leyes de Dios para gobernarnos, el mundo se movería en un caos completo. Ya nos basta con el parcial que nos damos nosotros mismos día a día. Saludos.
ResponderEliminarSigo insistiendo en que no merece la pena hablar de las bobadas que dicen los curas. Debería importarnos lo mismo que lo diga un señor del Atlético Troncoso Fútbol Club sobre la cría de los ornitorrincos en cautividad. Me importa mucho más que el Estado siga dándoles dinero. Que digan lo que le dé la gana, pero que no se compren sus miserables sotanas con mi dinero. Es lo único que pido.
ResponderEliminary aún era mejor cuando teníamos reyes absolutistas elegidos por dios, olvidó apuntar raztinger-z
ResponderEliminarEl Papa, como cualquier otro habitante de este mundo, debe tener el derecho de decir lo que piensa y no podemos negárselo, de hecho, el problema NO es que la iglesia esté contra el razonamiento y el libre albedrío (¿extraño no? dios nos da la iglesia nos quita)sino que intente imponer sus convicciones aún a quienes no son católicos apostólicos romanos.
ResponderEliminarComo bien dice Manuel Ortiz no deberían ser tenidas en cuenta este tipo de bobadas más, lamentablemente, estamos tratabndo con un grupo de personas que escudadas detrás de una aparente entrega al prójimo se esfuerza por hacerle imposible la vida a este con todas las armas, aún las más insidiosas, que tiene a su disposición (basta escuchar la COPE, supongo).
Un abrazo.
El pequeño problema es que, desde que Yahveh le dió por escribir en fuego las tablas de la ley, no le ha dado por hacer más incursiones en el terreno legislativo.
ResponderEliminarAsí que, como no podemos recibir las leyes de Altísimo, tendremos que recibirlas de sus representantes en la tierra.
Pero exactamente...¿a cuales de los que se dicen en comunicación con la Divinidad hemos de creer? Porque son legión los iluminados y lo que dicen muchas veces es antagónico.
El oficio de interpretador de la voluntad divina ha sido rentable desde hace milenios, sobre todo desde que Dios está cada vez más sordo y mudito.
En esencia, estoy de acuerdo con el criterio de Ortiz, que digan, se administren y hagan lo que consideren oportuno, pero no con el dinero de los que somos ajenos a ese creencia ono practian el catolicismo; y esto --que así ocurre-- es responsabilidad del gobierno, del actual y de los anteriores.
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