Sin embargo, el plan nace emponzoñado, tanto por la tardanza en su elaboración --los tres lustros de sucesivos gobiernos de Fraga Iribarne fueron tiempo perdido-- como por las posibles agresiones medioambientales que el plan ahora ratificado podría causar, no tanto por acción como por omisión.
En principio, se prevé ocupar --o perpetuar la ocupación-- de unos tres millones de metros cuadrados en zonas de litoral que en su mayoría son vírgenes. Si nada cambia en los sistemas de funcionamiento de las plantas existentes y previstas (en total, 27) y si el control público sigue luciendo por su benignidad, los vertidos --que incluyen productos farmacéuticos perjudiciales para la flora y la flora marinas-- pueden causar daños irreparables.
Según las fuentes, los ingenios acuícolas previstos generarán entre 1.600 y 2.500 empleos, aunque un alto porcentaje de ellos (en torno a 2 de cada 5) serán en precario (temporeros o a horas) y la mayoría, de personal no especializado.
¿Ha valorado adecuadamente el Gobierno la relación entre el coste ecológico y la rentabilidad socio-laboral?
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¡Coge el dinero y corre!
Tanto los que ciritican como los que aplauden el plan acuícola del Gobierno autonómico, al margen de su ingenuo voluntarismo, deberían reconocer que es radicalmente representativo del sector pesquero gallego: ¡Coge el dinero y corre!
Tanto los que ciritican como los que aplauden el plan acuícola del Gobierno autonómico, al margen de su ingenuo voluntarismo, deberían reconocer que es radicalmente representativo del sector pesquero gallego: ¡Coge el dinero y corre!
Es un plan útil para subir, bajar o quedarse en el rellano, tanto vale para un roto como para un descosido y sus autores parecen haber olvidado que si alguien ha minado gravemente la riqueza de las rías han sido los propios gallegos.
La riqueza de las rías --que no se hunde gracias a las permanentes subvenciones y ayudas públicas-- fue el sustento de inmensas fortunas y prácticamente nadie ha cuestionado esa empobrecedora dinámica. Ni siquiera hoy existe conciencia social --y mucho menos política-- del daño causado y del mostruoso desperdicio en que se ha incurrido.
Salvo cuatro gatos --entre los que destacan varias organizaciones ecologistas--, pocos son los gallegos que protestan por los destrozos que el urbanismo y la rapiña marisquera y pesquera causan en las rías y en la plataforma marina del país... ¡Conste que en las aguas de Galicia no hay extranjeros faenando ni mariscando, y apenas un puñado de ellos edificando!
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Una iniciativa sin apoyos sociales ciertos
El plan acuícola de la Xunta llega tarde --¡ojo!, que nadie se engañe: el 80 % del retraso es responsabilidad de los gobiernos del PP--, pero lo peor es que carece de apoyos sociales que se puedan considerar ciertos a medio y largo plazo.
La Xunta ha aprobado un plan que casi nadie ha pedido, salvo el 0,5 % de la población que suman los gallegos con conciencia ecológica, más los asalariados potenciales y los ya contratados en esas factorías, más los inversores y empresarios actuales y los que parecen dispuestos a asumir riesgos y responsabilidades.
Ese es el peor de los males de este y de otros planes relativos a la pesca y a sus subsectores asimilados: la indiferencia social, pese a que el del mar fue un mundo económico con el que hasta hace apenas un cuarto de siglo se identificaban cientos de miles de gallegos.
Una pregunta que también está mal visto hacer: ¿Por qué será que tantas gentes se desentienden de las cosas que objetivamente más les deberían interesar con vistas al futuro?
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La cegadora luz de la alta velocidad
Curiosamente, sí hay cierto interés o curiosidad social --amén de comentarios de todo orden-- en torno a si en el 2012, o en el 2015 todo lo más tardar, funcionará la línea de ferrocarril de alta velocidad Madrid-Segovia-Valladolid-León-Ourense-Santiago-A Coruña-Vigo (que no será de alta velocidad porque es imposible circular a una media superior a 280 kilómetros/hora con trayectos tan cortos).
El interés existe y crece pese a que ¡nadie ha viajado hasta Rennes! (Bretaña), por poner un ejemplo, para informarse sobre las utilidades y efectos reales de una línea de alta velocidad en territorios periféricos que tienen determinados condicionantes socio-económicos.
Ni nadie ha presentado públicamente el estudio de mercado --si lo hay--, ni tampoco el análisis económico --si lo hay-- en los que se detallan las condiciones concretas de funcionamiento que debería reunir esa línea y cuáles son sus ventajas sociales ciertas, así como un estudio de los odiosos gastos de explotación y la rentabilidad... Si es que los hay.
Por el contrario, el plan acuícola, la planificación forestal, las potencialidades ciertas que existen en matería tecnológica, la redimensión del sector lácteo, el espectacular desarrollo vitivinícola, el saber industrial que agoniza en Ferrol, o el monocultivo de la industria automovilística en Vigo.
Todos los asuntos son secundarios, todo es secundario en comparación con el fulgor de la alta velocidad.
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ResponderEliminarMuy bueno el blog. Juan Pablo Peralta
ResponderEliminarMuy muy bueno este apunte, enhorabuena.
ResponderEliminarSe habla de eficiencia energética en el transporte, y se empeña en hacer un tren que es un devorador de energía.
Los políticos dan a entender que todo lo que necesita Galicia es el AVE. Cuando Galicia esté unida a Madrid por alta velocidad, todo será felicidad, bienestar y desarrollo en este país.
Como bien dices: demuéstrenlo.
Vamos a pasar de un trazado monovía muy parcialmente electrificado a una presunta red de alta velocidad.
Todo eso en un escenario mundial de crisis energética.
Muy inteligente.
Se podría diseñar un tren que circulase a 200Km/h, con una doble vía que diese servicio también a mercancías.
Pero no, hay que construir un AVE. ¡Galicia no puede ser menos Que Andalucía o Cataluña! Y el que diga lo contrario es antigallego.
El hacer que las velocidades de crucero suban de 200 a 300 Km/h exige, grosso modo, multiplicar por 2,25 la energía requerida (las pérdidas aerodinámicas y fricciones mecánicas aumentan según una función cuadrática con la velocidad).
De la misma forma, diseñar una infraestructura para velocidades 300Km/h dispara brutalmente los costes por los descomunales radios de acuerdo que exige, amén de la mayor calidad de las vías.
Conozco muy bien la Sierra Segundera, y el trazado de la actual vía férrea que une Galicia con la meseta. Se hizo en los años 50, según cuentan las malas lenguas, su trazado se vió alterado por las presiones de los caciques, que no querían perder el monopolio del transporte por carretera. Algunos apeaderos y estaciones, en medio de la nada (Prado, Alberguería, Venta de Bolaños...), totalmente abandonadas, dan fe de lo absurdo del trazado.
Hubo un tramo especialmente duro, el de A Gudiña. ¿Conocéis la pista del marroquí? Le llamaron así porque el ingeniero que lo diseñó era de esa nacionalidad. Dicen que esa pista servía para sacar los muertos. Hubo más de una centena, para hacer un tramo de 10 Km.
Cuando me voy a pasear por esos montes, Requeixo, Lubián, Correchouso...aún me pregunto cómo van a hacer para pasar un tren por ahí sin que baje de los 250 Km/h. Los ingenieros tampoco lo saben, por ahora.
Me parece increíble que se estén concluyendo tramos en el interior de Galicia antes de haber estudiado por dónde iba a entrar el tren.
Y no basta con un problema: tenemos dos. ¿Cómo lo pasamos por los Ancares? ¿Era necesario una red en Y como la vasca?
Amén de los destrozos ecológicos que va a suponer tan faraónica obra...¿hay alguien que haya estudiado su rentabilidad social o económica?
La industria gallega lo que necesita para desarrollarse es un transporte barato, rápido y flexible para mercancías.
No una línea cara para pasajeros.
En el 2015 (al principio decían el 2011) Galicia estará unida por alta velocidad a Madrid. ¿Y? ¿Para qué nadie querrá venir a Galicia?
Todo lo más, los jóvenes capacitados podrán emigrar más rápido y volver a visitar a las familias por Navidad con mayor comodidad.
Otra pregunta coacciosa: cuando se privatice RENFE (después de AENA, es la siguiente)...¿quién se quedará con un trazado que estamos pagando todos?
Después del par de cobre de Telefónica, la red de ferrocarril es una de las principales infraestructuras que tenemos los españoles.
Y mejor aún ¿por cuánto se venderá?
Qué triste ver hasta que punto ha llegado el adormecimiento social en nuestro país (seguramente también en otros, pero no puedo dar fe de ello), en el que la mayoría de la población es incapaz de determinar siquiera qué asuntos son determinantes para ellos y las futuras generaciones, mientras asisten expectantes a cualquier circo paralelo. Gracias por seguir denunciándolo y contándonos estas pinceladas de la realidad gallega.
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