El político idiota apellidado Rajoy destruye la credibilidad del Estado de Derecho

Como persona, Mariano Rajoy Brey, puede hacer y deshacer lo que le plazca, pueda y le dejen; pero como presidente de Gobierno del Reino de España debería tener prohibido ser un político idiota.
Ya lo fue cuando ejerció de vicepresidente de la Xunta de Galicia. Tan idiota y vago era como político que en más de una ocasión Manuel Fraga Iribarne tuvo que enviar un coche oficial a Pontevedra para forzar que regresara a Santiago porque había faena y el vice, a eso de las 12 o todo lo más a la 1 del mediodía, abandonaba la sede del Ejecutivo para ir a la ciudad del Lérez a tomar los vinos o a charlar con los amigos.

Han pasado los años y la actitud y la aptitud político-laboral de Rajoy apenas han cambiado; eso sí, ahora faena durante más horas, seguro, lo cual no significa que rinda más, ni que sea más inteligente o eficiente que antes.
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Aznar lo intentó

en vano

José María Aznar fue el único que logró que el señoriño paliara siquiera formalmente su idiocia política... ¡fue un espejismo!, cuando decía esta boca es mía lanzaba parvadas como la de los hilillos del Prestige.

Visto desde Galicia, resulta chocante que en la capital del reino la pachorra política-profesional del pontevedrés cause extrañeza, hagan cábalas y destilen mil y una explicaciones y casi todos los creadores de opinión orgánicos larguen cabos con la tesis de que la retranca es un signo de inteligencia... Es evidente que ignoran que una persona aculturizada puede tener retranca y una persona culta puede ser política y profesionalmente idiota.

Visto desde la esquina noroeste y conociendo cómo funcionaban (y funcionan) las cosas del poder autonómico, miles de residentes en Galicia nos sentimos anonadados cuando leemos o escuchamos a quienes loan la inteligencia política (¿?) de Rajoy... Es "listo", esto nadie lo duda y en todo caso es "hábil", pero inteligente... ¡Manda carallo!

Conociendo el percal se hace cada vez más difícil soportar en silencio a los inquilinos de la calle Génova cantando aleluyas a la inteligencia política de Rajoy.
El aire de sabio despistado, de varón tímido y de hombre serio de Rajoy es, políticamente hablando, pura filfa. Es el aire que se dan cierto tipo de señoriños, convencidos de que están por encima del resto de sus congéneres por mandato natural. Se mueven, hablan y gesticulan para mantener viva la creencia popular de que los hombres que se ocupan de cosas importantes no hacen pis, nunca roncan cuando duermen y jamás se equivocan...
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La prudencia del político «miña xoia»

El "más allá" en el que vive el presidente no es fruto del despiste propio del sabio, ni del dirigente político sensato o escéptico que lo cuestiona todo. Los silencios de Rajoy y sus oraciones inconexas son ajenos a la inteligencia y a la prudencia políticas [además, no es preciso buscar mucho para encontrar evidencias: si fuera un político prudente, no habría cobrado sobresueldos] 

El prefabricado distanciamiento y el formalismo gestual del presidente son los propios del profesional que es consciente de sus limitaciones, o eso parece, y necesita aparentar que es un tipo avezado.
Sin rodeos, si Rajoy no se hubiera dedicado a la política profesional, muy probablemente seria lo que en Galicia se llama un «miña xoia». Quizá porque sus mentores conocían esa capacidad para la inanidad, el PP lo utiliza para ocultar intenciones... y codicias.
Sin embargo, a pesar de la abundancia de pruebas que certifican idiocia política, el jefe de Gobierno se permite decir eso de que el Estado de Derecho no se ha plegado al chantaje de Bárcenas...

Es el no va más del «miña xoia»: El Estado no admite chantajes, dijo... pero sus servidores cogen sobresueldos. Patético.
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Rajoy parece

convencido de que

todos somos imbéciles

¡Qué se deje de alardes retóricos! Si el Estado no ha cedido es porque en el poder judicial hay funcionarios que ejercen su constitucional independencia.

¡No es el poder ejecutivo el que investiga las cuentas de Bárcenas!; al revés, el partido de gobierno ha hecho todo lo posible por esconder la porquería debajo de la alfombra.  Muy probablemente, si dependiera del presidente, a Bárcenas se le aplicaría la terapia que los rouco varela emplean con los curas pederastas: los cambia de parroquia y mejor, de ciudad y cuando están amortizados, los recluye en una pía residencia de ancianos.

Por el bien del Estado de Derecho, un político idiota que cobra sobresueldos debería ser apartado del poder por su propio partido.

Rajoy Brey, con la inestimable ayuda de su cómplice femenina, De Cospedal García, está jugando con fuego y con la credibilidad del Estado de Derecha.

Y todos sabemos a dónde conduce esa deriva.
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RELACIONADOS:
«20 años de contabilidad B en el PP», en El mundo;
«Rajoy se aferra a la "estabilidad" para negarse a dar explicaciones», en Público, y
«Frustrado sexualmente y con la cara desfigurada, tres amigos de Rajoy tienen pruebas de sus viajes secretos a Cuba y al Caribe», en Un Espía en el Congreso.
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ACTUALIZACIÓN (septiembre 2015):
Las pruebas de inanidad política se amontonan; ver, «Rajoy, un político con suerte».

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El clasismo de Rajoy es extremo 

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