04 octubre 2014

España: Enésima pugna entre los ultras de Madrispaña y los nacionalistas del mosaico

Rajoy juega con fuego. El Gobierno Rajoy dispone de mayoría parlamentaria pero es políticamente débil. Muy débil. Prueba de ello es que prácticamente todos los asuntos que toca derivan en polémica y en descontento social más o menos amplio. El Estado español nunca ha sido el colmo de la eficiencia; había mejorado un poco (un poco, no más), pero desde que se inició la recesión provocada por los abusos bancarios y financieros, es un Estado subprime (crédito basura).
La inacción del gobierno precedente, que se perdió por las ramas del ciego autoritarismo, unido al desmantelamiento de los servicios públicos y la rapiña económica del Gobierno actual han debilitado la ya de por sí frágil estabilidad social, que amenaza con romperse.
Para colmo de insensateces, el propio Gobierno ha incrementado exponencialmente el principal factor de riesgo al impedir una consulta que no es decisoria.
Rajoy sabe perfectamente (así se lo han hecho saber por activa y por pasiva, directa e indirectamente) que en las capitales europeas y en Washington nadie perdonará al PP que su ultranacionalismo acabe provocando desordenes, con o sin muertos, y que estos causen el descrédito del Poder y del Estado.
Si eso ocurre, quienes más pagarán las consecuencias serán el propio Estado español y sobre todo, los ciudadanos. Todos. Pero al PP le da igual.
El nacional-catolicismo tiene objetivos que rentan y quiere alcanzarlos como sea.
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Hay medios que en su afán por servir o satisfacer

a su "clientela política", además de a sus intereses
empresariales, difunden barbaridades (algunas
tan chocantes y falaces como la del titular de la
imagen) cuyo efecto en Catalunya es el
contrario del perseguido porque fomenta el
desapego a España y 
confirma la perfidia
 que destilan en 
Madrispaña
.

Fomentar tensiones 
es rentable

No nos engañemos, el alimento básico para que las sociedades catalana y las del resto de España estén al borde del reventón lo ha servido en bandeja de plata el Gobierno central, que para avanzar camino de sus objetivos rentables necesita fomentar el miedo al otro y frotar con papel de lija el mosaico de las Españas.
El escenario es explosivo, pues al riesgo que supone vetar la consulta catalana, ¡que no es un referéndum!, se suman desaguisados humanos más desestabilizadores: 6 de cada 10 familias acusan problemas económicos, cuatro de ellas graves o muy graves; 1 de cada 4 trabajadores carece de empleo y la tasa de paro entre los jóvenes de 18 a 25 años supera sin problema 
el 50 %.
Pese a todo, el Gobierno prescinde de la experiencia: todas las ofensivas españolistas han acabado tarde o temprano generando conflictos graves, no en vano hay tres natios consolidadas, en especial la catalana.
En Galicia --donde las familias políticas con poder siguen guerreando contra la lengua y la cultura autóctonas-- tampoco han logrado erradicar el galleguismo.
La recesión manda, condiciona y pudre, de modo que las tensiones en y contra Catalunya y demás natios son electoralmente útiles en el conjunto de España para tapar miserias y disimular que el objetivo central del ultranacionalista PP es rentar beneficios privados, objetivo que también es el de parte de los independentistas catalanes, en especial de los cuadros de la reinventada derecha catalanista (la pujolista CDC →), Junts per Cat, que ha dado el salto previsto: del autonomismo al independentismo, renunciando al soberanismo, que es la opción racional para las Españas [confiemos en que ERC recupere la que fue su 
posición histórica, el  federalismo de la II República].
 
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Millones de ignorantes 

En gran medida, el ultranacionalista PP se permite el lujo de actuar con prepotencia porque, entre otras cosas, todavía cuela la cantinela de que las tensiones interterritoriales son responsabilidad exclusiva de los nacionalistas periféricos. Esto es falso.
El Gobierno sabe [usted y yo también sabemos] que España es el país de Europa occidental con más kilómetros de autovía y de ferrocarril de alta velocidad... y con más alto porcentaje de ciudadanos que ignoran el pasado colectivo
La desigualdad y los alardes son consustanciales a las Españas, aparte del Vivapaña...
Hay cientos de miles de ciudadanos cuya comprensión del pasado y del presente cabe describirla diciendo que para ellos la formación de España empezó con los Reyes Católicos, lo cual es falso; o peor: hay quienes creen que España está más unida que nunca gracias a la guerra provocada por los golpistas en 1936.
Esa España que ignora su pasado ha endiosado hechos y personajes tan mentados como desconocidos. Series televisivas como "Isabel", que actualmente emite la teletonta pública, hacen estragos.
¡España es la nación más antigua de Europa!, gritan los simplistas... Peor: ¡España es la única nación!, enfatizan los ultras.
Esas percepciones ahistóricas están desgraciadamente generalizadas. El PP lo sabe y lo explota sin importarle que la ignorancia es la madre del fanatismo, este es padre de la insensatez y esta puede acabar generando violencia... pero los ultranacionalistas españoles del PP cuentan con lo que algunos de sus dirigentes --los más desalmados-- consideran la regla de oro de la derecha en situaciones políticamente desfavorables para ellos: la violencia justifica el autoritarismo y la represión a la vez que favorece la implantación de sus dogmas.
El PP corre riesgos demasiado elevados, pero no tanto por error como porque calcula a la baja las posibles consecuencias.
Millones de españoles ignoran [la mayoría tampoco hace ningún esfuerzo por saber, conste] que los nacionalismos castellano [que, de entrada, se apropió de la identidad del bloque astur-llïonés --el reino creado por los astures convocó las primeras cortes de Europa en la ciudad de Llïón/León--, bloque cultural al que se sumaron los estremeñoparlantes: Estremaúra; y otro tanto hizo imponiendp sus criterios y su lengua en la taifa de Murcia y en el reino de Granada], catalán, gallego, portugués y vascón como colectivos con sentimientos y valores que son más antiguos que el novísimo nacionalismo español, cuyo origen es exclusivamente político. lo cual es legítimo pero España no es una natio (nacion), es un Estado-nación como lo Francia, Italia o el Reino Unido, que sí reconoce su origen plural.
España es un Estado-nación fruto de un largo proceso iniciado en los siglos XV y XVI que fue pensado y ejecutado por sucesivas élites socio-económicas, pero la creación de ese proyecto ha fracasado una y otra vez desde su inicio con los Decretos de Nueva Planta (1707-1716) bajo el reinado del primer monarca hispanizado de la Casa de Bourbon, el francés Philipe d'Anjou (Felipe V).
Más claro: el afán uniformador nació, al igual que en otras geografías, para consolidar el Antiguo Régimen (reyes y nobles), criterio que luego fue reconducido y aprovechado para crear el Estado español, conformándose el nacionalismo español. No al revés.
Por el contrario, las natios castellana, catalana, gallega, astur-leonesa. portuguesa y vascona son anteriores y esto es fundamental: no nacieron por conveniencias de poder ni por necesidad política, sino de forma natural.
La fuerza que poseen las natios sin Estado radica precisamente en que sus habitantes --sean pocos o muchos y al margen de sus grados de identificación colectiva-- asumen la pertenencia a una sociedad singular carente de un Estado (un Poder) que les represente y defienda sus peculiaridades, desde las creencias hasta los conocimientos y la cultura, sin olvidar los sentimientos
Guardar todo eso no es fácil y precisamente por no serlo, refuerza la disposición de sus nacionales a conservar su identidad. Obviar eso es suicida.
En todo caso, el ámbito unificado que administra el Estado español es legítimo y respetable; es más, incluso puede ser venturoso y positivo, pero los españolistas se empeñan en romper el mosaico y en convertir el Estado en un instrumento al servicio de sus intereses y de su centralismo, liderado "moral" e institucionalmente desde 1701 por el absolutismo borbónico.
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Reino suevo de Galicia (s. V-VI)

1469: Galicia

La Corona de Castilla --con la complicidad y el apoyo directo de nobles astures, galaicos y leoneses-- fue la primera monarquía en prender la mecha de los rifirrafes interterritoriales que han emponzoñado cíclicamente la convivencia en la Península.
La finalidad siempre era (y es) la misma: ampliar dominios geográficos (riquezas) y ganar población (productores y contribuyentes).
El primer y gran triunfo de los uniformadores se produjo en Galicia, en 1469, con la destrucción de todo cuanto propugnaban los 
irmandiños, que no eran segregacionistas ni se lo planteaban.
Los irmandiños eran, básicamente, pequeños propietarios de tierras y artesanos que estaban hartos de los abusos fiscales y humanos, motivo por el que pilotaron un movimiento contra la nobleza y la curia, pues ambas habían exacerbado su poder a partir de la segunda mitad del siglo XIII, tras consolidar la unión (1230) de las monarquías castellana y leonesa. 

[El reino de Llïón/León (en rigor, reino astur-leonés) era fruto de sucesivas uniones dinásticas por la vía del matrimonio en el noroeste ibérico: Asturies/Asturias, Galiza/Galicia y Llïón/León. Llegados a este punto, conviene recordar que Castilla había sido un condado vasallo de la corona de León y que en 1028 pasó a pertenecer al reino de Navarra; posteriormente, tras avatares familiares que unieron y desunieron reinos, Castilla logró independizarse y en 1065 su señor se convirtió en monarca soberano].

La irmadiña fue la revuelta del pueblo llano de mayor calado social de cuantas provocó la codicia de los nobles europeos.
La actitud de los reyes y sus aliados, con la curia ejerciendo el poder judicial y financiando tropas armadas, desencadenó lógicas y humanas explosiones de violencia en una Europa que apenas había logrado superar las hambrunas y el derrumbe demográfico (y económico) provocado por la pandemia de peste que había asolado el continente (1340-1353).
El movimiento irmandiño fue aplastado por la propia nobleza del país gallego, con la Corona de Castilla armando y empujando a sus aliados galaicos, deseosos ambos de acceder a las riquezas demográfica y alimentaria del noroeste peninsular. 
El botín era tan atractivo que limó diferencias entre los señores, que prescindieron de todo porque uniformar beneficiaba a todos los miembros de la nobleza en mayor o menor medida.
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La Penísula durante el reinado de Sancho
el Mayor  de Pamplona (1029-1035)
1512: Reino de
Navarra

Apenas medio siglo después de ser derrotados los irmandiños y ya fallecida Isabel la Católica, su viudo, Fernando [que no era rey de España sino regente em Castilla, rey de Aragón, València. Mallorca y conde de Barcelona (→principe de Catalunya)] invadió el Reino de Navarra [la de Granada no fue la conquista que cerró el mapa de la futura España], ámbito que desde la época de los romanos era conocido como el país de los vascones y que incluía (aproximadamente) las actuales comunidades navarra, riojana, vasca y el oriente de la cántabra, dominios que los reyes navarros habían extendido en su día a la mitad occidental del valle del Ebro tras conquistar tierras del Vilayato de Saraqusta (Zaragoza).
Es más, la monarquía navarra o vascona había llegado a dominar el condado de Bardulia (norte del actual Burgos y germen del condado y futuro reino de Castilla) y gran parte del noreste de la Meseta norte castellana, más el extremo sur de Gascuña (Aquitania), ámbito también denominada Baja Navarra; de ahí que todavía hoy en el Estado francés el distrito de Bayona sea conocido como Pays Basque [en gascón, Bascoat y en euskera, Iparralde (=zona norte)].
Los dominios hoy franceses del antiguo reino navarro también comprendían los actuales cantones de Tardets-Sorholus y Mauléon-Licharre del hoy distrito de Oloron; territorios todos ellos integrados en el actual departamento galo de los Pirineos Atlánticos.
Lo que quedaba de ese gran reino del norte peninsular desapareció en 1512 a manos del ejército de las casas reales que coligadas vía matrimonial ya dominaban gran parte de la Península: la de Castilla y la de Aragón [esta tenía la sede en Barcelona desde el siglo XII y no era titular de un reino, sino de cuatro monarquías que conservaban su independencia formal, sus leyes, contratos y pactos estamentales]
Veinte años antes, en 1492, Castilla había completado la conquista militar del sur de la Península invadiendo el reino nazarí de Granada.
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1640: Portugal

En el siglo XVI, durante la guerra que libraba el reino de Portugal para someter el cuadrante noroccidental del actual Marruecos, el rey Sebastiâo y varios de sus más cercanos murieron en la batalla de Alcazarquivir (1578), en las proximidades de Fez, por lo que asumió la corona el cardenal Enrique, que a su vez falleció sin heredero, provocando una crisis que fue resuelta con la llamada unión ibérica (1580) bajo un solo monarca, Felipe II, que era el titular del resto de las monarquías existentes en la Península.
La confederación de todas las monarquías ibéricas duró 60 años, hasta el 1 de diciembre de 1640, cuando una fuerza armada financiada por medio centenar de nobles [los líderes eran Antão de Almada, Miguel de Almeida y Joâo Pinto Ribeiro] tomó la sede de la gobernación en Lisboa, residencia de la virreina y duquesa Margarita de Saboya, para coronar al duque de Bragança como Juan IV de Portugal.
La segregación fue casi inmediata pero la acción desencadenó una guerra que se prolongó durante 28 años. Las batallas a campo abierto fueron escasas y entre una y otra se vivieron largos períodos de paz armada. 
Finalmente, en 1668 el rey Carlos II (casa de Austria) optó por reconocer la independencia de Portugal. En esa decisión influyeron poderosamente dos motivos: el coste económico de la contienda y, sobre todo, las alianzas y los apoyos con los que contaba cada reino al tomar parte en sucesivos conflictos europeos, todos derivados de las pugnas y ambiciones que enfrentaban a las cuatro grandes casas reales europeas de la época; a saber: la de Habsburg (Austria), que incluía los llamados reinos hispanos), Francia (la Casa de Bourbon), Inglaterra y Rusia.
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Mapa elaborado en 1677.

1714: Catalunya

Por último, 33 años después de perder Portugal y también debido a una crisis sucesoria, en 1701 estalló otra guerra, esta vez entre los dos pretendientes a ostentar las cinco monarquías que reunía el titular de las casas reales de Castilla y Aragón; guerra de sucesión que enfrentó a los Bourbon (franceses) y a los Habsburg (o de Austria)
El conflicto finalizó en el verano de 1715 con la caída de Palma (Reino de Mallorca), pero en rigor los austracistas estaban derrotados desde que cayó Barcelona: el 11 de septiembre de 1714.
El triunfo de los borbonistas sobre los austracistas supuso la derogación de todos los acuerdos y leyes que todavía regían en los antiguos reinos de Aragón, València y Mallorca, que junto a los unificados condados catalanes (Principat de Catalunya) eran las cuatro monarquías (soberanías) que reunía la Casa de Aragón, cuya sede estaba en Barcelona desde 1164.

[Ver el post titulado: «Onze de Setembre: Madrispaña y Catalunya llevan 300 años reinterpretando la guerra entre los Bourbon y los Habsburg»]

En definitiva, desde la Baja Edad Media la Historia de la Península es un largo proceso de unificaciones que sigue cojeando porque económica, social, cultural y sentimentalmente el poder central ha sido (y sigue siendo) incapaz de madurar.
El Estado español es el único de Europa occidental donde los criterios del Estado-nación [cuyo ámbito territorial no tiene porque coincidir con una sola natio] se han aplicado y aplican de forma visceral e ideológicamente idiota. 
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545 años han sido insuficientes 

Desde que los irmadiños fueron derrotados en 1469 han transcurrido casi cinco siglos y medio y el afán uniformador de la élite socio-económica "española" sólo ha reportado enfrentamientos más o menos violentos y generalizados, ensangrentado más de la cuarta parte de esos 545 años en gran medida desperdiciados.
Resumiendo, 1 de cada 4 años han sido negativos en materia de cohesión, pues a las guerras de conquista y fagotizaciones a las que se hace referencia en este resumen hay que añadir otros conflictos vividos en el mosaico español, desde pugnas de índole y ámbito regional hasta episodios mayores, como el alzamiento contra el ejército de Napoleón en 1808, las guerras carlistas o la guerra incivil desatada por el golpe de Estado de 1936, conflicto que concluyó con la imposición de la dictadura nacional-católica del general Franco.
Ese proceso histórico aquí muy resumido va camino de registrar otro período de zozobra porque los españolistas --hoy agrupados mayoritariamente en torno al PP-- en su obsesión por uniformar y dominar han convertido la consulta catalana que no es un referéndum de autodeterminación!] en un conflicto de imprevisibles consecuencias, agravio que se suma a otro más grave: la decisión política del Tribunal Constitucional de mutilar el Estatut de Autonomía que había sido aprobado por amplias mayorías absolutas tanto en el Parlament como en las Cortes.
Los uniformistas siguen avanzando en pos de los objetivos que rentan y para ello cultivan la confusión, el río revuelto y el enfrentamiento, nada les importa la cohesión del mosaico llamado España, no saben ni quieren saber que cohesionar no es uniformar.
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CON POSTERIDAD en ImP:
"Los avatares de la Marca Hispánica ya reflejaban la esencia plurinacional de la futura España". 

DE INTERÉS jurídico:
"En torno a la constitucionalidad de la consulta catalana", por Andrés Boix Palop y Javier Pérez Royo, vía Sin Permiso.
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¡Larga vida al mosaico!
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9 comentarios:

  1. Los objetivos que rentan como catalizador de activación de resortes que resultan en activación política. Sustituye 'objetivos que rentan' por ADN y tienes el funcionamiento de enzimas y demás de un cuerpo vivo.

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    1. Lo único que realmente les interesa son los "objetivos que rentan": conservar el poder económico y acaparar capital.
      La identidad (la artificiosa nación española) y demás instrumentos son eso, instrumentos, y para que estos funcionen lo más fácil y efectivo es cultivar la enajenación colectiva (hermana gemela de la ignorancia).

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  2. Es más que dudoso que M Rajoy sea un "gobernante" en ningún sentido juicioso del término. Su proceder es el de un loco furioso, un enconador y atizador de fuegos realmente ejemplar. Aunque todo el mundo sabe que "la consulta" a los catalanes ni siquiera tiene carácter vinculante, él la presenta como un "referéndum separatista", para magnificar la afrenta que supuestamente entraña. Desoye a todos los que le advierten del desastre que puede provocar, pero es lo bastante arrogante e iluminado, como para ignorarlos y estar seguro de que su criterio está por encima del de unos cuantos millones de catalanes y unos cuantos cientos de alcaldes elegidos por los ciudadanos. Si su ciega intransigencia desata hechos violentos, es seguro que comparecerá compungido echando la culpa a los millones de ciudadanos, demasiado demócratas, que querían lo imposible.

    Invoca la ley, pero es un ardid torpe y embustero, pues puede haber leyes injustas, como muchas del franquismo, y además todos ven que, pudiendo, no ha hecho nada para convertir la consulta en legal. En cuanto a la ley que invoca, es la vieja constitución obsoleta, mal alumbrada bajo la tutela del franquismo superviviente, en una época de (no tan) soterrada coacción.

    Otra treta estólida de este sembrador de cizaña y de su gobierno es aducir que el sujeto de la soberanía para este tipo de consultas es el pueblo español en su conjunto. Una sandez desmentida ya por el hecho de que las macroobras de (digamos) Madrid no se votaron a nivel del Estado, aunque lo afectaran en su conjunto de diversos modos. El razonamiento (es un decir) subyacente parece ser:
    a) las decisiones sobre los territorios españoles deben ser tomadas por todos los españoles;
    b) Catalunya es territorio español;
    c) luego la decisión sobre Catalunya corresponde a todos los españoles.

    Pero el punto b) es precisamente el que está bajo disputa!! No lo entienden?
    Así no dirimen nada. No es un razonamiento, es un aullido desencajado: "son españoles porque son españoles".

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  3. Como siempre, muy lúcido.
    ¡Ojo a las declaraciones ayer del Ministro del Interior acusando a Mas y a ERC de querer llevar la situación catalana a u nuevo "octubre de 1934"1 ¡Pero que insensatez!
    Me temo en el fondo hemos avanzado muy poco.
    Gracias por tus siempre lucidos análisis.

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  4. Lo primero quiero darte las gracias, por esta valiosa información. Soy un seguidor de esta bitácora casi desde sus comienzos.

    Mira Félix, ¿qué crees que pasará el 9N? me imagino que habrá quien piense que no ocurrirá nada, que se va a prohibir el referéndum y no se celebrará. ¿Crees que el gobierno cerrará los colegios electorales? Y la pregunta más importante: no crees que de las ostias en la calle hay un paso cortito si ocurre el delito de sedición? Porque esto sería entonces uno de rebelión. No podemos ignorar que hay muchos catalanes dispuestos a liarla.

    También hay que reconocer que habrá españoles que no estén dispuestos a dejarse, eso sin mencionar que el ejército tiene la obligación de intervenir por mandato constitucional. Yo espero que no comamos este año el turrón viendo en la tele disparos en las calles de barcelona. Y espero que esa no sea tu profecía, Félix.

    ¿Pero si ocurre, entonces, quién se lo ha buscado?

    Gracias por tu paciencia y un abrazo.

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    1. Hola Jimmy,
      Primero de todo, agradecer tu comentario, aunque me pongas en un brete.
      Me brindas la ocasión para precisar que NO soy nacionalista, aunque se empeñen quienes me remiten correos o comentarios impublicables, por mal intencionados o por injuriosos, en los que me acusan de defender a los catalanistas y a los soberanistas.
      TAMPOCO soy anti-nacionalista y no me dan miedo las urnas, al contrario. Lo cierto es que las fronteras nunca me quitaron el sueño. Eso sí, me inquietan los destructores de culturas y quienes creen poseer la Verdad.
      En este asunto hay dos cosas que son evidentes: la Generalitat quiere organizar una consulta (NO es un referéndum vinculante) para conocer qué piensan o desean la mayoría de los residentes en Catalunya; y el Gobierno central (apoyado por un Constitucional que reinterpreta políticamente la Constitución desde el punto de vista del nacionalismo español) cercena una iniciativa rigurosamente democrática con fines que es imposible resumir, aunque hay uno relativamente fácil de sintetizar: el PP sataniza a los nacionalismos periféricos para, por un lado, conservar votos y por otro, mantener vivo un conflicto histórico del que siempre se ha informado de forma sesgada, de manera que su mantenerlo vivo garantiza una mayoría de votos pro españolistas (de derechas) en el conjunto del Estado.
      Atendiendo al bien de todos los ciudadanos del Estado español (catalanes incluidos), confío en que la Generalitat renuncie al 9-N porque el PP ha perdido tanto la sensatez que, en mi opinión, es muy capaz de mantener su locura hasta el final y desencadenar un episodio de consecuencias imprevisibles.
      Renunciar por responsabilidad no es cobardía. Ojalá que ERC lo entienda.
      A continuación, evitado el caos que al parecer tanto desea el PP, TODOS, NO sólo los catalanes, deberíamos hacer TODO lo posible y necesario, incluido salir a la calle cuantas veces sea preciso, para defender lo poco que queda de democracia en un Estado que el PP ha puesto AL SERVICIO de intereses privados.
      No nos engañemos, la ofuscación del PP con Catalunya y contra las demás "natios" del mosaico (¡incluida Castilla!) no es por amor a España. El PP alimenta la ofuscación porque es uno de los pilares sobre los que descansa la enajenación de los ciudadanos y, en paralelo, es el biombo más opaco para ocultar la rapiña.
      En todo caso, si la Generalitat mantuviera la recogida de votos y el PP se tirara al monte, la responsabilidad última será, sin duda, del Gobierno central y de los magistrados del Constitucional que han prohibido una consulta democrática en la que, por cierto, aunque ganara el sí (cosa difícil), Catalunya seguiría siendo una comunidad autónoma al día siguiente.
      El veto es político, no jurídico, es perverso, anti-democrático y propio de un régimen dictatorial.

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  5. Javier Castro10/10/14, 14:44

    Buenas tardes Félix,

    Te imagino conocedor de la historia, pero más aún es negar los 500 años de existencia de España como Estado y los siglos de historia común. Y tienes toda la razón, ningún demócrata tiene miedo a las urnas. Pero los catalanes quieren poner una nueva frontera donde jamás la ha habido. ¿Cuando ha sido Cataluña independiente en la España de los siglos XVII y XVIII? NUNCA. Yo tampoco soy nacionalista y sólo me mueve la verdad. Voy a tutearle y me gustaría que usted también me tuteara, la intención es debatir ideas. Resumiendo mucho: La soberanía siempre residió en la Corona, sin olvidar que desde el siglo XIII el título de Conde de Barcelona era ostentado por el Rey de Aragón. Cataluña no ha sido nunca ni Estado, ni país, ni reino, tampoco independiente.

    En cuanto a lo de 1714 tampoco fue una guerra entre Cataluña-España. Aquello no era ninguna guerra de secesión, sino de sucesión al trono de España y Francia que implicó a toda Europa. Después tenemos aquellos que afirma que las tropas borbónicas invadieron los Estados de Aragón, Cataluña, Valencia. Pues lo siento pero España como reino (unitario) ya llevaban siglos, siglos de existencia y las tropas borbónicas jamás invadieron ningún pueblo independiente porque no existían como tal.

    Cataluña forma parte de España desde hace cinco siglos y antes formaba parte del Reino de Aragón. Debe ser que para ustedes la opinión del resto de España no cuenta.

    Cordiales saludos.

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    1. Gracias por compartir sus opiniones (paso al tuteo).
      La antigüedad del Estado español no es de 500 años. Ningún Estado europeo tiene 500 años de antigüedad. La unidad territorial por si sola no da lugar a un Estado, y la monarquía es una forma de gobierno, pero la monarquía per se tampoco constituye un Estado. Ni tampoco hay Estado porque se den ambas circunstancias juntas.
      ¿Cuándo nació el Estado español? Es absurdo (por imposible) fijar una fecha, ni siquiera un año. El tránsito del Antiguo Régimen (criterios de poder medievales) al Estado moderno es un proceso y salvo en el caso de Francia (Revolución Francesa de 1789), en el resto de Europa es una osadía señalar un año. ¡Y ojo, el nacimiento del Estado francés no se produjo por abolir la monarquía y proclamar la república, sino porque nació una estructura de poder nueva (en 1789 se inició ese proceso, que tampoco se culminó de la noche a la mañana, si bien fue el más rápido).
      El primer intento serio o profundo de convertir el Reino de España en un Estado moderno lo protagonizaron las Cortes de Cádiz (1812), y para dar ese salto del Antiguo Régimen a un Estado moderno (que sólo se produjo en parte porque Fernando VII se negó a ceder su "autorictas" e incluso mantuvo amplios poderes legislativos, entre otras cosas) no hacía falta derrocar al rey y proclamar una república.
      El Reino Unido, por poner un ejemplo (hay más), dio ese paso con similar eficacia y profundidad que Francia sin dejar de ser una monarquía.
      Otra cosa que quiero subrayar: en ningún texto digo que la lid entre las casas de Austria y Borbón fuera una guerra de sEcesión, siempre dejo claro que fue de sUcesión. No obstante, el Borbón ("ganador" de la guerra a cambio de ceder Gibraltar, Menorca y varios territorios en media Europa) derogó las llamadas "constituciones catalanas" y otras descentralizaciones que funcionaban en el Reino de Valencia (una especie de "autonomías", digamos, pactos mediante los que se regulaba la participación de la burguesía y del pueblo llano en la administración y organización de las cosas); esa medida constribuyó poderosamente a sementar el desapego respecto del nuevo monarca español y, por extensión, del reino.
      Ese desapego ha perdurado, remitiendo o aumentando en función de varios factores imposibles de resumir en un comentario de blog.
      Por cierto, para que un país sea una monarquía soberana no es preciso un rey. Los condes de Barcelona eran monarcas y plenamente soberanos. También fue conde el primer monarca del Reino de Castilla, el título de rey se lo auto-otorgó unos años después de proclamarse soberano (ostentar un poder hereditario e independiente de otros monarcas), lo que hizo con el lógico y necesario apoyo de la nobleza y el clero.
      En rigor: monarca = poder unipersonal, que puede ostentar el título de rey u otro. El monarca del muy soberano Liechenstein, por poner un ejemplo no español, es príncipe y el de Luxemburgo, es gran duque.
      Por último, Cataluña no forma parte de España desde hace cinco siglos. La Corona de Aragón y el Reino de Castilla no se fusionaron porque se casaran Isabel y Fernando, la fusión la consumaron sus herederos, al ostentar las dos coronas, pero eso todavía no era España como es y la entendemos ahora.
      E insisto en que a mediados del XVII la actual España ya se había conformado territorialmente, pero el Estado español lo hizo con posterioridad, lentamente. Fue durante la I República que se cerró lo esencial del proceso, pero ¡NO porque España fuera una república! El problema de esa tardanza se debió en gran medida a que los reyes conservaron "a hierro, fuego y sangre" el poder de dictar leyes, entre otros hábitos de gobernación medievales que retrasaron la modernización de la Administración, de la sociedad e incluso de la economía.
      Saludos.

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  6. Hola Jimmy,
    ¡Lees cada cosa!... O'Doherty, simplificando, viene a ser el Pío Moa del IRA.
    En Catalunya no hay ninguna organización armada con capacidad para generar acciones tipo IRA o como la ETA de los años setenta y ochenta. ¡PARA NADA!
    Eso es precisamente lo que el PP es incapaz de entender y asimilar: el movimiento o sentimiento nacionalista catalán (buen distinto del que tanto daño hizo a Euskadi durante cierto tiempo) es pacífico, interclasista y posee una penetración social fortísima, ¡en parte gracias al PP!
    Todos esos nacionalistas catalanes no son independentistas, ni por asomo; es más, me atrevería a decir que en un país "normal", sin las tensiones que persisten entre Madrispaña y la periferia, la solución federal o confederal sería la que tendría más partidarios en Catalunya.
    Si el Gobierno no fuera políticamente tan cobarde y se pareciera siquiera un poquito al de los conservadores británicos y permitiera realizar la consulta "no referendaria" que plantea la Generalitat, conoceríamos el escenario de forma fiable, pero...
    ABC ha sido muy hábil difundiendo la entrevista al Pío Moa del IRA. Ese rotativo tiene una línea editorial muy concreta (lo cual es legítimo), cuyos ejes son el nacionalismo español, el catolicismo y el ultraliberalismo económico.
    Los píos moas son muy útiles para seguir alimentando las tensiones; hay quienes "disfrutan" sementando tensiones inter-territoriales, creen firmemente en una táctica política propia del medievo:
    Generar entre los ciudadanos "miedo al qué pasará" para que den por bueno aquello de "madrecita, que me quede como estoy".

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