Los griegos encargan a Syriza que gobierne pensando en las personas

Un análisis apartidario de los comicios indica que la derecha,

los "progres" y la Troika han favorecido a la izquierda

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En 2012, casi todos los observadores —sobre todo los columnistas y comentaristas de los grandes medios— vaticinaron que electoralmente Syriza había tocado techo. El análisis sociológico y cultural de la sociedad griega avalaba, siquiera parcialmente, esa tesis; pero había tres factores considerados secundarios o improbables que podían, como finalmente ha ocurrido, propiciar un postrer aumento de votos para la formación que lidera el eurocomunista Alexis Tsipras:

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1 Deterioro ideológico

y derrumbe del Pasok

El acelerado deterioro ideológico, el vaciado de voluntades y la extrema pérdida de credibilidad de los socialdemócratas griegos se agravó con una pavorosa sangría de afilados y la marcha de decenas de cuadros, la mayoría de los cuales emigraron a Syriza y sobre todo a To Potami (El Río), formación que en marzo del año pasado puso en marcha un popular presentador de TV y en la que se entremezclan criterios del viejo Pasok y principios liberales [ojo: liberales, no ultraliberales ni neoliberales].

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2 La posición de vasallaje de Nueva Democracia frente

a la Troika generó desconfianza en su electorado

También han beneficiado a Syriza los votantes —no muchos, pero suficientes— de Nueva Democracia (ND) que finalmente se han sumado al rechazo que concitan el propio Gobierno heleno y la Unión Europea (UE), motivo por el que han respaldado al centro-izquierda e incluso a la izquierda, To Potami y Syriza, respectivamente [pero no al Pasok, pues para esos electores migrantes de la derecha el viejo PS heleno sigue siendo poco menos que el diablo]; sin olvidar a los votantes conservadores que han apoyado al centro-derecha que representa Anel (Griegos Independientes), nacionalistas que se han declarado partidarios de abandonar la moneda única y desembarazarse del "gobierno económico no elegido" que los lobis y los grandes bancos han organizado en torno a ella con el apoyo del BCE y de la Comisión Europea. Ante todo, Anel es anti-euro —¡no antieuropeísta! 

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[El grupo Anel (Ανελ: acrónimo de Ανεξάρτητοι Έλληνες = Griegos Independientes) fue constituido en febrero de 2012 por Panos Kammenos, ex diputado de ND al que se sumaron relevantes miembros del gran partido de la derecha que se oponían a la actitud de vasallaje que asumió el ya ex jefe de Gobierno, Antonis Samaras, en sus relaciones con la UE, que con el Banco Central Europeo (BCE) al frente da por buenas las tesis del FMI, lo que a la postre supone defender los intereses de los Estados —¡y de los bancos!— que tienen mayoría en el órgano rector de la institución internacional. La función básica del Fondo —por mucho que los PS cierren los ojos— es velar por el buen funcionamiento del sistema monetario y por extensión de los mercados financieros, tal como instruyen los acuerdos de Bretton Woods, firmados tras la segunda guerra mundial; tareas que la entidad radicada en Washington cumple de forma ejemplar, máxime si le dan facilidades...]

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3 La ausencia de empatía humana con la que el núcleo duro

de la UE ha tratado a Grecia y a los griegos

También ha favorecido a Syriza la burda campaña de desprestigio de la que ha sido objeto la nueva izquierda helena por parte de los sectores más torpes de los PP europeos e incluso por varios partidos socialdemócratas; esos extranjeros biempensantes que maldicen a Syriza han caído en injustificables declaraciones de desprecio referidas de forma genérica a los griegos.

Además, en las instituciones de Bruselas y de varias capitales de los Veintiocho se ha roto la norma no escrita (pero "sagrada") de no inmiscuirse en la vida política interna de los países socios.

Para colmo, esas y otras estupideces han sido perpetradas por personajes como el presidente del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, que ha incurrido en la prepotencia y la hipocresía políticas que le caracterizaron [y que le caracterizan, tiempo presente, aunque lo disimula bastante bien] cuando desde el Gobierno luxemburgués defendió hacer trampas fiscales para que grandes compañías y consorcios europeos se radicaran en Luxemburgo y burlaran a las haciendas públicas de otros países hermanos de la UE.

Esos y otros ataques y personajes —algunos de estos no destacan precisamente por su honestidad ni limpieza políticas— han contribuido poderosamente a que decenas de miles de griegos optaran por dar el voto al compatriota que tanto odian los defensores de la mal llamada austeridad [digo mal llamada porque en rigor no es tal, sino acaparamiento o desvío de riqueza con el objetivo de tapar agujeros financieros o enriquecer a los de siempre].

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En contra de lo que parece, Antonis Samaras,
líder de ND, no es el gran derrotado. Su partido
ha obtenido el 27,8 % de apoyos, sólo 1,8 puntos
por debajo de los que recibió en 2012.
La debacle del bipartidismo la protagoniza
el Pasok, cuyos votos han caído del 12,26 %
de 2012 al 4,6  % del pasado domingo 

La derrota griega

del PPE de Merkel es

de cuantía menor,

pero de alta calidad

En definitiva, el triunfo de Syriza no sólo es el éxito de una organización de la izquierda, sino que también es el fracaso del PPE, que entre otros errores ha renunciado al acervo de la UE para elevar a doctrina de gobierno los criterios de los mercados financieros.

Además de proporcional a la codicia de las entidades financieras, la cerrazón economicista del PPE es equiparable a la de los estalinianos que con sus dogmáticos planes quinquenales arruinaron la credibilidad del llamado socialismo real.

La filosofía de la miseria que practican los PP va más allá de lo económico, pues han trasladado su afición al control y la unicidad al campo de la vida social y cultural; han evitado crear el gulag, pero imponen medidas gubernativas (normas y leyes por la vía del decreto) con las que poco a poco van aislando o desprestigiando a los librepensadores y a los contrincantes políticos.
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NOTA

La cacareada hermandad Syriza-Podemos es relativa.

El proceso de constitución y desarrollo de Syriza es prácticamente igual que el de la organización federal Izquierda Unida, en tanto que Podemos es hijo de un movimiento social de ideología difusa que ha sido transformado (proceso todavía incompleto) en un partido de corte socialdemócrata, aunque todo indica que es socialdemócrata de verdad, no como el PSOE actual, en cuyo programa socio-económico ni siquiera se contemplan las funciones reguladora y supervisoras del Estado que el keynesianismo de los cincuenta ya consideraba básicas.

Syriza nació a iniciativa de una escisión del KKE (partido comunista griego), donde mal convivían dos familias: la marxista-leninsita, que es la que sigue con las siglas, y los eurocomunistas o socialistas (como gustan autocalificarse, lo cual es más exacto), que abandonaron el PC griego para poner en marcha la Coalición de Izquierda Radical (conocida por el acrónimo Syriza), a la que durante los últimos tres años se han ido sumando otros que han salido aburridos del KKE, grupos y colectivos de plural procedencia y con variados objetivos sociales, ecológicos, económicos y/o políticos, pero todos posicionados ideológicamente en la izquierda.
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CON ANTERIORIDAD:
«Quienes afirman que la generosa protección social arruinó a Grecia, ¡mienten!»

ANÁLISIS:

«El triunfo de Syriza. Primeras reflexiones», por A. Domènech, G. Buster y D. Reventós, vía Sin Permiso.

DE INTERÉS:
«Yanis Vanoufakis versus Dijssembloen», en EL OTRO PAÍS.