El patriotismo es uno de los guadianas informativos más caros para numerosos medios; desde El país y la COPE hasta Radio Nacional y ABC, casi todos han informado e incluso editorializado sobre ese sentimiento político, recurriendo a tertulianos y columnistas para reforzarlo. Los españoles necesitamos amar España y hacerlo con razones de peso, según insisten los que entienden (o dicen entender) de esas cosas.
A fin de abordar el asunto sin sectarismos, es obligado reconocer que hay otros patriotismos, por ejemplo el catalán, que de un tiempo acá también merece profuso tratamiento en casi todos los medios.
Entre quienes han escrito y hablado sobre patriotismo hay de todo, como en botica, y hay casos singularmente valiosos para ilustrar la profundidad de virtud tan alabada y fomentada por la práctica totalidad de los medios “serios” de las patrias española y catalana.
El asunto tiene intríngulis y nada mejor que echar mano de la hemeroteca.
En 2008, un columnista y tertuliano catalán compareció en un programa de TV y para dar solidez a su odio a España argumentó lo siguiente:
..
«Decir que uno de los genocidios más bestias que ha habido en la historia de la humanidad, que es lo que hizo España en Sudamérica, es un descubrimiento, es de un cinismo, de una mala hostia y de una injusticia histórica tan bestia...»
Y para que nadie dudara de su sinceridad patriótica e ideológica se dirigió a uno de los contertulios y escupió:
«Ustedes los españoles tienen el récord de cafres, de animales y de asesinos».
..
En la misma línea, el mismo personaje suscribió un texto en catalán, lógicamente, en el que explicaba que su patria había acogido a inmigrantes procedentes de «Andalucía de mierda y después del Ecuador de mierda, de Bolivia y etcétera de mierda, de donde proviene la inmigración actual»; inmigrantes a los que el tertuliano emplazaba a «demostrar gratitud a los catalanes» porque «os moríais de hambre, desgraciados. Por eso abandonasteis vuestra tierra y vinisteis aquí para que os diéramos de comer».
Más recientemente y con el cadáver del bardo aragonés todavía caliente, pero escribiendo en castellano, el mismo columnista y tertuliano firmaba esto:
..
«Ahora que Labordeta ya pasó, hay que empezar a superar la mochila y el concepto de la excursión. Todo ese gusto por lo rural y por el contacto con la naturaleza no lleva a nada bueno. Reblandece los espíritus y nos vuelve coñazos y cursis. Además de profundamente insinceros. Hay demasiados bosques, demasiados caminos, demasiadas rutas. En la mayor parte del territorio español faltan asfalto, casinos, cines, bares...»
..
A según quienes les sorprenderá, pero si el episodio se analiza con rigor y se prescinde de clichés que sólo sirven para suavizar o esconder lo que disgusta o duele, hay cierta lógica en que el ultracatalanista y xenófobo que publicaba soflamas en el diario Avui —rotativo del que fue despedido por motivos que huelga decir— fuera posteriormente fichado por El mundo, cambiando el catalán por el castellano.
Es más, acaso para bendecir la decisión de abrazar el patriotismo español, ese individuo también fue llamado a perorar en el programa que conducía Isabel San Sebastián en Telemadrid, medio que pilotaba la muy española Esperanza Aguirre.
Huelga decir que a partir de ese momento los reales y supuestos asesinos y ladrones españoles fueron eximidos de todo tipo de responsabilidades y en onda con sus nuevos patrones, el tertuliano y columnista apostó por la unidad indisoluble de España como destino en lo universal…
El remate de tan instructiva historia es un paradigma: hace apenas una semana El Mundo decidió no renovar contrato al camaleón y varios “expertos” en asuntos empresariales y mediáticos pronosticaron que su carrerón había concluido.
Erraron. Salvador Sostres acaba de ser contratado por el periódico con más pedigrí españolista de cuantos se editan: ABC.
Así de crudo: del «espanyols assassins» al monárquico y muy español ABC.
¡Qué importan el idioma, la patria y el sexo del dinero cuando el amor es puro!
A fin de abordar el asunto sin sectarismos, es obligado reconocer que hay otros patriotismos, por ejemplo el catalán, que de un tiempo acá también merece profuso tratamiento en casi todos los medios.
Entre quienes han escrito y hablado sobre patriotismo hay de todo, como en botica, y hay casos singularmente valiosos para ilustrar la profundidad de virtud tan alabada y fomentada por la práctica totalidad de los medios “serios” de las patrias española y catalana.
El asunto tiene intríngulis y nada mejor que echar mano de la hemeroteca.
En 2008, un columnista y tertuliano catalán compareció en un programa de TV y para dar solidez a su odio a España argumentó lo siguiente:
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Viñeta, J·R·Mora |
Y para que nadie dudara de su sinceridad patriótica e ideológica se dirigió a uno de los contertulios y escupió:
«Ustedes los españoles tienen el récord de cafres, de animales y de asesinos».
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En la misma línea, el mismo personaje suscribió un texto en catalán, lógicamente, en el que explicaba que su patria había acogido a inmigrantes procedentes de «Andalucía de mierda y después del Ecuador de mierda, de Bolivia y etcétera de mierda, de donde proviene la inmigración actual»; inmigrantes a los que el tertuliano emplazaba a «demostrar gratitud a los catalanes» porque «os moríais de hambre, desgraciados. Por eso abandonasteis vuestra tierra y vinisteis aquí para que os diéramos de comer».
Más recientemente y con el cadáver del bardo aragonés todavía caliente, pero escribiendo en castellano, el mismo columnista y tertuliano firmaba esto:
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«Ahora que Labordeta ya pasó, hay que empezar a superar la mochila y el concepto de la excursión. Todo ese gusto por lo rural y por el contacto con la naturaleza no lleva a nada bueno. Reblandece los espíritus y nos vuelve coñazos y cursis. Además de profundamente insinceros. Hay demasiados bosques, demasiados caminos, demasiadas rutas. En la mayor parte del territorio español faltan asfalto, casinos, cines, bares...»
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A según quienes les sorprenderá, pero si el episodio se analiza con rigor y se prescinde de clichés que sólo sirven para suavizar o esconder lo que disgusta o duele, hay cierta lógica en que el ultracatalanista y xenófobo que publicaba soflamas en el diario Avui —rotativo del que fue despedido por motivos que huelga decir— fuera posteriormente fichado por El mundo, cambiando el catalán por el castellano.
Es más, acaso para bendecir la decisión de abrazar el patriotismo español, ese individuo también fue llamado a perorar en el programa que conducía Isabel San Sebastián en Telemadrid, medio que pilotaba la muy española Esperanza Aguirre.
Huelga decir que a partir de ese momento los reales y supuestos asesinos y ladrones españoles fueron eximidos de todo tipo de responsabilidades y en onda con sus nuevos patrones, el tertuliano y columnista apostó por la unidad indisoluble de España como destino en lo universal…
El remate de tan instructiva historia es un paradigma: hace apenas una semana El Mundo decidió no renovar contrato al camaleón y varios “expertos” en asuntos empresariales y mediáticos pronosticaron que su carrerón había concluido.
Erraron. Salvador Sostres acaba de ser contratado por el periódico con más pedigrí españolista de cuantos se editan: ABC.
Así de crudo: del «espanyols assassins» al monárquico y muy español ABC.
¡Qué importan el idioma, la patria y el sexo del dinero cuando el amor es puro!
Un tipo con principios. Sólo que muy flexibles. Muy dependientes del amo.
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