La credibilidad de los sondeos electorales, a la baja

Cada vez que se convocan elecciones locales, autonómicas o legislativas las empresas de demoscopia pierden parte de su credibilidad.

Con motivo de los comicios locales del próximo domingo, encuestas celebradas prácticamente en las mismas fechas y en un mismo municipio dan resultados exageradamente dispares.
Sin descartar los efectos de los encuestados que mienten o cambian de opinión al tuntún, los resultados también serían más creíbles si las diferencias son elevadas peor están justificadas y razonadas.

No en vano, dos encuestas realizadas el mismo día y en la misma ciudad pueden dar resultados notablemente distintos cuando se realizan en distintos barrios y/o a horas diferentes, y estos sólo son dos de los factores que influyen en el carácter y el sentido de las respuestas.
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Ilustración capturada en Irreverendos

Hay factores que es preciso

conocer para valorar 

con rigor los resultados 

Las encuestas que hacen públicas los medios no acostumbran a ir acompañadas de información complementaria suficiente para que el receptor sepa la hora (u horas) en la que se hizo el sondeo, las comarcas o barrios donde actuaron los encuestadores (o adonde telefonearon), y el día (o días) del mes y de la semana en que se realizó el sondeo, entre otras circunstancias.

Se supone --sólo se supone-- que los responsables últimos del trabajo sí conocen esos y otros detalles, y también se supone que los tienen en cuenta a la hora de extraer conclusiones razonablemente extrapolables a todo el municipio, comarca o autonomía.
Si el sondeo es telefónico, a esos factores y condicionantes se sumarán otros tanto o más determinantes, pues en las respuestas pueden influir detalles como el tono y la empatía del encuestador (o la falta de ella).

Los lectores de periódicos, los radioyentes o los televidentes que leen, escuchan o televén los resultados de un sondeo tampoco son informados de la identidad y especialidad de los analistas, porque se supone --sólo se supone-- que entre quienes interpretan los resultados figuran especialistas en Sociología, Psicología y otras disciplinas, y se supone también que además esos expertos disponen de referencias precisas sobre, por ejemplo, la composición social del barrio o la comarca donde se han recogido las respuestas.

Por si fuera poco, numerosos especialistas han reconocido que el porcentaje de encuestados que ocultan sus opiniones o su intención de voto, o que sencillamente mienten, nunca es inferior al 5 %; los hay que incluso elevan esa tasa al 10, al 15 y hasta el 20 % en casos puntuales.

En fin, las encuestas sólo son encuestas. Nada más.

¿Qué fiabilidad otorga usted a las encuestas? Esta pregunta también merece ser motivo de sondeo, aunque sería absurdo encargar ese trabajo a una empresa de demoscopia…
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CON POSTERIORIDAD:
«¿Hasta qué punto son fiables los sodneos electorales?»