El presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, ha declarado que para combatir el narcotráfico y la violencia política conviene excarcelar a los paramilitares que se arrepientan de sus crímenes.
Uribe ha propuesto oficialmente lo que él denomina «una reflexión nacional» que describe como «la apertura de un debate» ciudadano para evaluar su propuesta en pro de los paramilitares: «Creo que nos tenemos que preparar para dar el beneficio de la excarcelación a quienes confiesen la verdad, y que esa confesión sea aceptada por los jueces de la República». Textual.
¿Por qué tanta deferencia con los paramilitares?
¿Por qué tanta deferencia con los paramilitares?
Entre los potenciales beneficiarios de esa amnistía mal disimulada [la propuesta hecha pública esta semana precisa que los criminales ya presos cumplirían un máximo de ocho años de cárcel] figura los diputados detenidos bajo la acusación de haber colaborado o formado parte de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Fiel a su trayectoria
En la actualidad, en Colombia están encarcelados trece congresistas y dos gobernadores, acusados de colaboración con bandas criminales.
Y todo indica que habrá más encarcelamientos.
Pero eso a Uribe poco le importa, su realidad y su memoria son selectivas, incluso ha olvidado premeditadamente que el virus de la enquistada violencia que acusa Colombia fue inoculado en 1964, ¡hace 43 años!, por el Gobierno conservador de Guillermo León Valencia, que movilizó en torno a 16.000 soldados para reprimir a sangre y fuego las protestas iniciadas por medio centenar de campesinos del sur del Tolima, represión y crímenes que justificó alegando que el Estado se enfrentaba a la secesión de un territorio, la virtual república de Marquetalia.
Uribe durante su época de alcalde de Medellín, en una foto publicada por El Espectador en su edición de fecha 20.10.1982 |
En la actualidad, en Colombia están encarcelados trece congresistas y dos gobernadores, acusados de colaboración con bandas criminales.
Y todo indica que habrá más encarcelamientos.
Pero eso a Uribe poco le importa, su realidad y su memoria son selectivas, incluso ha olvidado premeditadamente que el virus de la enquistada violencia que acusa Colombia fue inoculado en 1964, ¡hace 43 años!, por el Gobierno conservador de Guillermo León Valencia, que movilizó en torno a 16.000 soldados para reprimir a sangre y fuego las protestas iniciadas por medio centenar de campesinos del sur del Tolima, represión y crímenes que justificó alegando que el Estado se enfrentaba a la secesión de un territorio, la virtual república de Marquetalia.
Ya entonces, en los años sesenta, como ahora con y gracias a Uribe, las grandes fortunas y los privilegiados del país andino echaron mano de mercenarios y retorcieron las leyes en vez de poner coto a los abusos de un grupo de terratenientes y de un puñado de grandes comerciantes.
Ha pasado casi medio siglo y apenas ha cambiaod nada: Uribe quiere excarcelar a los congresistas corruptos y recomponer las bandas paramilitares.
Los uribistas confirman una y otra vez lo que nadie ignora: el problema fundamental de Colombia es su encastillada clase dirigente.
BIOGRAFÍA de Álvaro Uribe, en CIDOB.
Los uribistas confirman una y otra vez lo que nadie ignora: el problema fundamental de Colombia es su encastillada clase dirigente.
BIOGRAFÍA de Álvaro Uribe, en CIDOB.
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