La Mesa del Congreso de los Diputados ha impedido tramitar una iniciativa de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) pidiendo información oficial sobre la presencia del rey en una cacería en la que un oso amaestrado fue drogado para ser abatido, lo que ha motivado la apertura de una investigación oficial por parte de la Administración rusa.
La iniciativa de ERC fue rechazada porque, según la Mesa del Congreso, "las actividades privadas" del monarca no son competencia del Gobierno y porque, en aplicación de la Constitución de 1978, el monarca no está sujeto al control del Congreso...
El único grupo que apoyó la petición de explicaciones de ERC fue Izquierda Unida (IU).
La iniciativa de ERC fue rechazada porque, según la Mesa del Congreso, "las actividades privadas" del monarca no son competencia del Gobierno y porque, en aplicación de la Constitución de 1978, el monarca no está sujeto al control del Congreso...
El único grupo que apoyó la petición de explicaciones de ERC fue Izquierda Unida (IU).
Lo menos relevante es que ERC e IU hayan osado interesarse por la posible metedura de pata del rey. Lo inquietante --pero de esto ya hace casi treinta años-- es que el jefe del Estado no esté sometido a ningún control. Llegados a este punto, lo de menos es la muerte del oso.
Si Juan Carlos I es el más alto representante de España, debería responder de sus actos y si hay indicios de que ha incurrido en una falsedad, que pueda ser acusado y defendido. Alternativamente, si es cierto lo del oso drogado y abatido, es lógico que pueda ser criticado. Con respeto, como todo ciudadano, pero criticado.
Que el jefe del Estado sea recluido en el limbo es políticamente insano y peligroso.
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