España, 09:15 horas de la mañana del lunes 9 de febrero de 2008. La actualidad y la realidad cotidiana desaparecen porque una bomba colocada por ETA en una furgoneta aparcada frente a la sede de una constructora, en Madrid, ha sido explosionada por los artificieros de las fuerzas de seguridad.
Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis... horas después y pese a que desde un punto de vista informativo aséptico los principales protagonistas del hecho son quienes han logrado reducir la potencia del artefecto y evitar males mayores, las actividades y la estrategia política (¿?) de ETA acaparan el 95 % del tiempo que los medios dedican al suceso.
Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis... horas después y pese a que desde un punto de vista informativo aséptico los principales protagonistas del hecho son quienes han logrado reducir la potencia del artefecto y evitar males mayores, las actividades y la estrategia política (¿?) de ETA acaparan el 95 % del tiempo que los medios dedican al suceso.
La acción delictiva de ETA ha vuelto a ganar el pulso informativo: la violencia ha proporcionado minutos y minutos y más minutos de propaganda gratuita.
¿A quiénes cabe imputar la responsabilidad de este enésimo éxito mediático?
Para colmo, en esta ocasión también ha errado el ministro del Interior, el casi siempre riguroso Pérez Rubalcaba, al afirmar que la bomba es una ¿respuesta política? a la decisión del Tribunal Supremo de impedir que en las elecciones autonómicas vascas participen candidatos relacionados con ETA.
Pues yo me acabo de enterar por tu post... mira tú por dónde. En fin, a otra cosa mariposa. Por mi plin, ya que se trata de no darles importancia.
ResponderEliminarSaludos ;-)