Exactamente a 72 horas de la apertura de los colegios electorales, dirigentes de PSdeG-PSOE y del Bloque Nacionalista Galego (BNG) dan por hecho que revalidarán la mayoría de la que han disfrutado en el Parlamento Galego durante la legislatura que concluye, así lo han proclamado públicamente; si bien hay cuadros de ambos partidos que han reconocido que la abstención puede malograr las expectativas [al pie del post, los resultasos del sondeo publicado por La voz de Galicia].
En el terreno de las quinielas electorales el presidenciable del Partido Popular (PP) y sus próximos son más realistas, pues reconocen que pueden lograr la mayoría absoluta, pero lo dicen con la boca pequeña. Su actitud recuerda aquel chiste de Eugeni cuyo protagonista reconocía que ame gusta jugar al poquer aunque pierda, para entre esperanzado y entusiasmado añadir pero jugar y ganar debe ser la hostia.
El PP parece ser más consciente que sus contrincantes de que las campañas electorales influyen en un segmento cada vez más reducido de electores.
Los llamados indecisos constituyen como máximo (tanto en Galicia como en la práctica totalidad de países de la Unión Europea) el 30 % del electorado.
Los llamados indecisos constituyen como máximo (tanto en Galicia como en la práctica totalidad de países de la Unión Europea) el 30 % del electorado.
A 72 horas de la votación y a tenor de lo que indicaban los últimos sondeos, la tasa de electores gallegos indecisos es con toda seguridad inferior al 20 %. En este punto es necesario precisar que la inmensa mayoría de los encuestados incluidos en el apartado no sabe/no contesta son abstencionistas (lo sean por razones políticas o por simple pasotismo), sin olvidar que también son numerosas las personas que se niegan a revelar su voto.
En paralelo, hay un elevado porcentaje de encuestados que se avergüenzan de reconocer que si hace buen tiempo se irán a la playa o a pasear, por lo que despachan al encuestador diciendo no sé.
En resumen, la lid está muy igualada y los votos de ese 12, 14 o a lo sumo 16 por ciento de indecisos serán capitales. Lo cual, digan lo que digan, no es nuevo.
La posible frustración tendrá responsables
Abundando en el singular optimismo de la mayoría de dirigentes de PSdeG y BNG, resulta chocante que ignoren que en casos como los actuales comicios gallegos --fin de legislatura progresista-- la mayoría de los indecisos y posibles abstencionistas acostumbran a ser electores de izquierda, entre los que abundan los individuos cultos y bien informados.
Puede que en ese grupo abunden los que perdonen a PSdeG y BNG la timidez política que les ha caracterizado a la hora de aplicar sus programas (sobre todo a los primeros), pero conviene subrayar que la mayoría de los demás indecisos acaban votando a los conservadores, a candidaturas que no gobiernan o a listas epatantes, como es la UPyD, entre otros inventos y ocurrencias.
A 72 horas de la votación (son casi las 9 de la mañana del miércoles), una interpretación aséptica de los trabajos demoscópicos publicados aconseja predecir que el PP obtendrá entre 36 y 38 escaños; el PSdeG, entre 23 y 25 y la representación del BNG, entre 12 y 14. [La cámara gallega tiene 75 escaños, la mayoría requiere 38]
El PP puede recuperar la mayoría. Sin duda. ¿Causas? Hay varias, pero la más relevante la puede explicar cualquiera de los que votaron al PSdeG o al BNG y se sienten frustrados.
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NOTA:
El aberrante reparto de escaños por provincias merece análisis específico, pues en democracia es insostenible que para conseguir un diputado en A Coruña o en Pontevedra se precise sumar el doble de votos que en Ourense o Lugo.
Es comprensible que la geografía administrativa quede reflejada en el reparto de los 75 escaños, pero la desproporción actual es injustificable. Esta circunstancia, tanto en Galicia como en el resto de comunidades autónomas, perjudica a las candidaturas minoritarias y, en especial, a IU (en Galicia, EU, Esquerda Unida).
NOTA:
El aberrante reparto de escaños por provincias merece análisis específico, pues en democracia es insostenible que para conseguir un diputado en A Coruña o en Pontevedra se precise sumar el doble de votos que en Ourense o Lugo.
Es comprensible que la geografía administrativa quede reflejada en el reparto de los 75 escaños, pero la desproporción actual es injustificable. Esta circunstancia, tanto en Galicia como en el resto de comunidades autónomas, perjudica a las candidaturas minoritarias y, en especial, a IU (en Galicia, EU, Esquerda Unida).
Me ha gustado leer este asunto tan interesante sobre un tema que nos afecta tan de cerca. La política me aburre y me asquea a partes iguales. Por eso ante la llegada inminente del día D no tengo muy claro cual será mi voto. Sé lo que no quiero y cuales son mis ideas básicas e inamovibles pero es que hay tan poco "decente" donde escoger que no sé... No hay más que despilfarro, corrupción, desigualdad en la aplicación de las leyes... A mí el panorama me parece un poco desolador.
ResponderEliminarTu artículo es ameno y clarificador.
bicos,