Las recién celebradas elecciones legislativas belgas han demostrado las perversiones del poder económico y de la mayoría de los medios convencionales, pues coinciden en destacar que los comicios han sido ganados por los independentistas flamencos. Es falso.
La alianza de nacionalistas flamencos que lidera Bart de Wever ha obtenido 31 de los 150 escaños del Parlamento federal; es decir, uno de cada cinco.
En Flandes, la región federal nerlandófona [de habla holandesa], esa coalición nacionalista en la que no todos son segregacionistas (es similar a la catalana CiU) ha obtenido uno de cada tres votos emitidos.
En Flandes, la región federal nerlandófona [de habla holandesa], esa coalición nacionalista en la que no todos son segregacionistas (es similar a la catalana CiU) ha obtenido uno de cada tres votos emitidos.
Más claro: los nacionalistas flamencos o nerlandófonos no tienen mayoría en el ámbito federal ni tampoco en Flandes. Entonces, ¿por qué el Poder y los medios (casi todos) otorgan tanta importancia al buen resultado obtenido por la variopinta alianza que lidera De Wever?
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El nacionalismo como biombo
Por un motivo muy simple: Porque políticamente es lo más correcto y sobre todo la novedad más instrumentalizable, máxime en España, donde la mayoría de los dirigentes vinculados al poder económico cultivan alguno de los nacionalismos peninsulares para relegar a segundo plano la economía y otros asuntos básicos para los ciudadanos --en ese empeño destacan sobre todos los españolistas del PP.
Lo más relevante del neofascista De Wever no es que sea nacionalista, sino que es un ultraconservador que ha aprendido a disimular su esencia autoritaria y los intereses económicos que representa.
Bélgica constituye una realidad mucho más compleja y en cierto modo es un laboratorio socio-político que no merece tratamiento informativo tan superficial.
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NOTA:
El Vlaams Nationale Debatclub, actualmente sin actividad, fue creado en 1980 a iniciativa de ex militantes del entonces recién desaparecido Vlaams Block y de varios intelectuales neerlandófonos de ideología nazi.
El Vlaams Block, la mayoría de cuyos miembros se han integrado en el Vlaams Belang, era una formación nacionalista de corte ultraconservador que en los años noventa, que fue cuando consiguió sus mayores éxitos electorales, proponía expulsar a la mayoría de los extranjeros residentes en Bélgica, aunque a los procedentes de otros países de la Unión Europea se les permitiría afincarse en el país aplicando cupos (por ejemplo, entre la colectividad de españoles que entonces residíamos en Bruselas tenían previsto repartir, según su programa de gobierno, un máximo de 5.000 permisos de residencia…)
El Debatclub se presentó en sociedad como una entidad “apolítica” --apoliticismo y extrema derecha van de la mano casi siempre-- y se autodefinían como un “círculo de reflexión nacionalista”.
La entidad sólo invitaba a intelectuales, artistas, profesionales y líderes sociales o políticos de ideología conservadora, preferentemente a fascistas o parafascistas, casi todos ellos imbuidos, lógicamente, de un fuerte sentimiento nacionalista e incluso religioso (en su mayoría, católicos), así como a personas de ideologías similares de otros países europeos.
Por un motivo muy simple: Porque políticamente es lo más correcto y sobre todo la novedad más instrumentalizable, máxime en España, donde la mayoría de los dirigentes vinculados al poder económico cultivan alguno de los nacionalismos peninsulares para relegar a segundo plano la economía y otros asuntos básicos para los ciudadanos --en ese empeño destacan sobre todos los españolistas del PP.
Lo más relevante del neofascista De Wever no es que sea nacionalista, sino que es un ultraconservador que ha aprendido a disimular su esencia autoritaria y los intereses económicos que representa.
Bélgica constituye una realidad mucho más compleja y en cierto modo es un laboratorio socio-político que no merece tratamiento informativo tan superficial.
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NOTA:
El Vlaams Nationale Debatclub, actualmente sin actividad, fue creado en 1980 a iniciativa de ex militantes del entonces recién desaparecido Vlaams Block y de varios intelectuales neerlandófonos de ideología nazi.
El Vlaams Block, la mayoría de cuyos miembros se han integrado en el Vlaams Belang, era una formación nacionalista de corte ultraconservador que en los años noventa, que fue cuando consiguió sus mayores éxitos electorales, proponía expulsar a la mayoría de los extranjeros residentes en Bélgica, aunque a los procedentes de otros países de la Unión Europea se les permitiría afincarse en el país aplicando cupos (por ejemplo, entre la colectividad de españoles que entonces residíamos en Bruselas tenían previsto repartir, según su programa de gobierno, un máximo de 5.000 permisos de residencia…)
El Debatclub se presentó en sociedad como una entidad “apolítica” --apoliticismo y extrema derecha van de la mano casi siempre-- y se autodefinían como un “círculo de reflexión nacionalista”.
La entidad sólo invitaba a intelectuales, artistas, profesionales y líderes sociales o políticos de ideología conservadora, preferentemente a fascistas o parafascistas, casi todos ellos imbuidos, lógicamente, de un fuerte sentimiento nacionalista e incluso religioso (en su mayoría, católicos), así como a personas de ideologías similares de otros países europeos.
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