Jammeh alardea de curar el sida con un compuesto de hierbas y plátano
que por si fuera poco también sana a los asmáticos y enfermos de diabetes
El dictador gambiano Yahya Jammeh ha dado otro paso adelante en su proceso de endiosamiento.
El millón y medio de ciudadanos de Gambia y los extranjeros que residen o veranean en el país, incluidos los diplomáticos, están a partir de ya obligados por ley a dirigirse o referirse al jefe de Estado y de gobierno gambiano enunciando el pomposo título: Su excelencia el presidente jeque y profesor Yahya Abdul-Azziz Jemus Junkung Jammeh… ¡y sin olvidar ni una sola sílaba!
El jefe de Estado gambiano no es profesor de nada y mucho menos, jeque [ver nota]. La absurda ley recién emitida por su excelencia no es virtual, ya han sido detenidas varias personas por haberse dirigido o aludido al presidente utilizando sólo el nombre y/o el apellido.
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Presidente a los 29 años
Su excelencia el presidente jeque y profesor Yahya Abdul-Azziz Jemus Junkung Jammeh accedió a la presidencia de Gambia mediante golpe de Estado en julio de 1994.
Por aquel entonces el nuevo amo del país tenía 29 años, era un simple teniente, ni siquiera había concluido la enseñanza secundaria y escribía el inglés (idioma oficial del país) con muchas dificultades y numerosas faltas de ortografía, sintaxis y concordancia.
El único título académico que posee Jammeh es de carácter honorífico; exactamente: doctor honoris causa “en leyes civiles”, que le fue concedido en 1999 por conseguir que los gambianos «tengan libertad para aspirar al bienestar y a vivir en paz y con armonía», así justificaron su decisión y el título los irresponsables responsables de la Saint Mary University, de Halifax (Canadá).
[Jamás ha trascendido en qué canastos estaban pensando los académicos canadienses que decidieron otorgar --fuera voluntariamente o bajo presión-- semejante honor al teniente gambiano]
El resto de títulos, incluida la más alta graduación militar y demás distinciones gambianas que adornan el pecho de Jammeh han sido concedidas por Jammeh...
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Jammeh cree ser dios... ¡y cura el sida!, o eso dice
Hace unos años el dictador fue noticia en todo el mundo al anunciar que había descubierto un remedio infalible contra el sida, consistente en un compuesto de hierbas y plátano que, para colmo de eficacia, también cura el asma y la diabetes. Tan seguro está de esa aportación científica que en su día ya expulsó a la representante de Naciones Unidas porque cuestionó el portentoso medicamento presidencial.
Las sandeces de Jammeh van en aumento. No sólo cura el sida, sino que además con sólo mirar a los ojos de una persona puede predecir la fecha exacta de su muerte...
En fin, más de un millón y medio de personas están sometidas a los caprichos de un sátrapa que a tenor de los datos disponibles está desequilibrado; mientras tanto, el culto y humanitario mundo libre, Occidente, corre detrás del balón que rueda en Sudáfrica, entre otros entretenimientos y preocupaciones, algunas ciertas, sin duda.
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ACTUALIZACIÓN (junio 2018):
La Justicia de Gambia y el culto, ciego y sordo Occidente "acaba de enterarse" que Jammeh, que renunció a la presidencia y se exilió voluntariamente el 1 de febrero de 2017, ha practicado y todavía practica el "arte de matar" para demostrar la eficacia de su remedio anti-sida con enfermos que cual cobayas son forzados a someterse a su tratamiento.
Más detalles, en France-Info (fr).
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NOTA:
La dignidad u honor de jeque es de origen árabe-musulmán y sólo se otorga o se reconoce cuando la persona ha estudiado a fondo el Corán, la cultura árabe y por lo general, aunque no siempre, también ha estudiado una carrera en una universidad islámica.
Antiguamente, los jeques siempre eran de edad avanzada, pero hoy en día ya no es extraordinario que accedan a esa dignidad varones, ¡mujeres nunca!, menores de 60 e incluso de 50 años. En rigor, la autoproclamación de jeque del dictador gambiano supone burlarse de la cultura y leyes consuetudinarias del islam.
Vivir para ver. De vez en cuando sale uno de estos tipos extraños. Recurdo a Idi Amín Dadá o al emperador Bokassa I.
ResponderEliminarPero, occidente, siempre ve con buenos ojos, lo mismo que a Obiang, a estos sátrapas porque son útiles para sus fines neocolonialistas.
saludos
A TXEMA,
ResponderEliminarEl problema es que no salen de vez en cuando, sino que son norma (aunque no todos están tan enajenados como el presidente de Gambia) en más de un ciento de países. Tienes razón, Occidente pone ojos de cordero degollado con esos dictadores.
Saludos.