24 mayo 2011

La situación laboral de "El país" es un espejo útil y merecedor de atención

La fuerte caída de la publicidad en los medios --el descenso de las ventas de periódicos tiene efectos menos graves-- ha destapado fenómenos y errores que en principio parecían ajenos a la marcha del negocio pero que, finalmente, están relacionados con ella.
[Ver: "El periódico pierde valor como transmisor de hechos y conocimientos" y "Sobran las medias verdades: ¡Regalar el periódico vía internet no es un modelo de negocio!"]
Debido a todo ello, los problemas de liquidez, las tensiones y los conflictos laborales están al orden del día.
Los avatares laborales que se viven en el Grupo Prisa, como propietario del rotativo que tiene mayor difusión en España (El país), se han convertido en un espejo en el que los trabajadores y las empresas editoras de periódicos se miran con mayor o menor atención para descubrirse y analizar la situación.
Estos días es noticia el hecho de que las centrales sindicales CC OO y UGT han suscrito un memorando (exactamente, una lista de criterios) con la dirección de Prisa para que el grupo afronte el inevitable redimensionamiento de varias de sus empresas.
Lógicamente, el comité de los trabajadores de El país se ha sentido ninguneado, o traicionado, y gran parte de los delegados han roto sus carnés de CC OO y UGT.
De entrada, conviene puntualizar que desde un punto de vista estrictamente legal el pacto suscrito por Prisa con las centrales sindicales no es directa ni forzosamente aplicable; aunque sí influirá poderosamente en la toma de decisiones de la empresa editora, que gracias a ese documento (pomposamente bautizado hoja de ruta) cuenta con la comprensión de las cúpulas sindicales y, por tanto, sabe que con ello se reduce considerablemente la capacidad de respuesta de quienes se oponen a la inevitable reducción de los gastos de personal.
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[Llegados a este punto, es obligado subrayar la palabra inevitable, salvo que se pretenda hacer un análisis ideológico de la coyuNtura. Porque, no nos engañemos, aterrizando en la realidad sin miedo ni aditivos y con vistas a paliar daños --así como teniendo en cuenta la que está cayendo-- es evidente que esa y otras empresas están obligadas a recortar gastos. Pero, ¡ojo!, no sólo los de personal como a veces pretenden las empresas que ven reducido el volumen de negocio]
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¿Sindicalistas o intermediarios
de la empresa?
La indignación de los delegados de los trabajadores de El país ante la acción de las cúpulas sindicales es lógica, incluso sana. Sin embargo, además de denunciar la evidente "falta de lealtad" en la que han incurrido las centrales, están obligados a pensar con rigor y frialdad qué hacer para, cuando menos, reducir al máximo el número de despidos.
¿Cómo?
Hay medidas efectivas y relativamente sencillas de entender y, sobre todo, que pueden ser aceptadas por la mayoría de los trabajadores:

Primero, aumentar al máximo el número de prejubilaciones, incluso presionando a los trabajadores que se niegan a prejubilarse pese a que tienen garantizado el 100 % de la pensión --siempre es mejor prejubilar a quienes con 60 o más años pueden cobrar el 100 % de la pensión que enviar al desempleo a asalariados de 30, 40 o 50 años que en el actual escenario es improbable que encuentren empleo, mucho menos en prensa, radio o TV.

Segundo, recortar los salarios sobredimensionados, para lo que cabe establecer un umbral; por ejemplo, 35.000 euros brutos anuales, y en todas las nóminas que superen esa cifra aplicar recortes porcentuales inversamente proporcionales a la mayor o menor cuantía en la que sobrepasen el umbral preestablecido.

Tercero, dar luz verde a las bajas pactadas, convenientemente indemnizadas.

Cuarto, empujar a la empresa a repensar la organización humana y material del periódico, incluido el proceso de toma de decisiones; analizando con objetividad los errores de gestión cometidos, detectando las fugas de dinero más perjudiciales y las injustificables, proponiendo medidas que permitan evitar la repetición de los errores y de las fugas habidas para, al mismo tiempo, ganar efectividad y solidez; es decir, garantizar empleos con futuro.

En el caso de los grupos de comunicación, como es Prisa, desde el punto de vista de los trabajadores casi siempre es negativo dividir las medidas por unidades de negocio; error este en el que han incurrido tanto el comité de los trabajadores de El país como las centrales.
¿Por qué no es positivo?
Porque, por lo general, los trabajadores de las empresas rentables del grupo acaban pagando de forma desproporcionada los agujeros de los demás negocios y esto, dejando de lado un concepto de solidaridad que alimenta los abusos, no es justificable, tampoco sindicalmente.
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[Conviene tener presente que los negocios y los salarios de las empresas deficitarias de un grupo empresarial son mantenidos con cargo y para perjuicio de las que son rentables]
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Naturalmente, si pretendiera hacer un análisis ideológico, el contenido de este post sería otro.
En fin, los avatares de Prisa merecen la atención de los trabajadores y de los comités de todos los medios.
OTROS detalles del conflicto en El país, en PRNoticias.

1 comentario:

  1. Pienso, Félix, que los avatares de PRISA también merecen la atención de quienes tuvimos El País como periódico de referencia. La desaparición de CNN+, la absorción de Cuatro por Tele5 y tu artículo van más allá, pienso, de esos avtares: pueden ser el espejo en el que se miren otros medios y entonces apaga y vámonos.

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