Twitter ha entregado a los abogados del futbolista Ryan Giggs datos suficientes para identificar a los usuarios de esa red social que emitieron mensajes presuntamente difamatorios contra el deportista --hubo comentarios inequívocamente calumniosos e injuriosos.
La petición de los letrados ha sido tramitada ante la Corte Superior de California, donde Twitter tiene su sede.
La petición de los letrados ha sido tramitada ante la Corte Superior de California, donde Twitter tiene su sede.
En su día, Ryan Giggs, jugador profesional del Manchester United, había alcanzado un acuerdo con distintos medios de información británicos para que no difundieran un hecho protagonizado por el futbolista que es de índole estrictamente personal [una relación extramatrimonial]; sin embargo, alguien no identificado --muy probablemente la autoridad judicial acabará sabiendo quién gracias a la colaboración de Twitter-- publicó una nota al respecto en la red social y en cuestión de horas el asunto privado se convirtió en noticia.
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El tomate que nace de forma natural es el más inquietante
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El tomate que nace de forma natural es el más inquietante
Cientos de tuiteros se dedicaron a hacer juicios de valor y también hubo quienes descalificaron personalmente a Giggs, llegando al insulto y añadiendo guindas al pavo. Al margen de la demanda judicial que se tramita en California, el asunto merece atención por otros motivos:
¿Es justificable utilizar las redes sociales para practicar el tomate?, ¿resistirán las redes sociales su creciente tomatización?...
Hay un detalle que demasiados usuarios de las redes sociales parecen ignorar, o bien han valorado escasamente: Episodios como el caso Giggs refuerzan los argumentos de quienes apuestan por controlar con rigor la Red.
Sin olvidar otro fenómeno que también suscita constantes diatribas, rifirrafes y problemas varios, incluidos los judiciales: el uso sistemático del anonimato al que recurren miles de usuarios de la Red, también en la Blogosfera, sin que en la mayoría de ocasiones medie necesidad, justificación ni excusa para ello.
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CON ANTERIORIDAD:
"¡Oído cocina!: Las autoridades de EE UU cierran 73.000 bitácoras",
"¡Blogueros!: Veten las ofensas y las injurias y controlen los anónimos",
"Lección para los amigos de amenazar e insultar en la Red", y
"La Blogosfera no es ajena a nada. Seamos cuidadosos".
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CON ANTERIORIDAD:
"¡Oído cocina!: Las autoridades de EE UU cierran 73.000 bitácoras",
"¡Blogueros!: Veten las ofensas y las injurias y controlen los anónimos",
"Lección para los amigos de amenazar e insultar en la Red", y
"La Blogosfera no es ajena a nada. Seamos cuidadosos".
¿De qué van a vivir si no las redes sociales, estrellas del texto corto e irreflexivo y del chacarrillo? En realidad son la competencia directa del chat, y mucha gente se lo ha tomado como tal. Es inevitable, como también lo son y lo serán todavía más los controles gubernamentales y corporativos sobre la Red; pero habrá que seguir defendiendo y abogando por su uso libre y responsable. La masa es incontrolable, Félix. Un abrazo.
ResponderEliminarEl problema es que hay que diferenciar las razones de las excusas. ¿Por qué no se controla la tomatización en las cadenas de televisión públicas o privadas?
ResponderEliminarCualquier persona con cierto grado de civismo estaría de acuerdo en poner coto a los excesos que se cometen en las redes sociales. Lo que es una excelente excusa para controlar la incómoda existencia de muchas bitácoras que al fin y al cabo representan una influencia fuera del control de los grandes grupos de poder económico.
Debemos tener muy claro que la propiedad privada no es el derecho al disfrute de un bien, sino el derecho a excluir a otros del disfrute o uso de ese bien. Cuando se establece la propiedad privada sobre las ideas e información, y los derechos son susceptibles de compraventa tenemos a los "mercados" controlando lo que podemos expresar.
CAMINO A GAIA,
ResponderEliminarEntre la "tomatización" de las cadenas de TV y la de las redes sociales hay una diferencia sustancial: las primeras son "tomatizadas" por empresas privadas que persiguen un lucro, en tanto que la "tomatización" de las redes sociales la realizan los propios ciudadanos o usuarios. Esto es capital.