Ayer jueves a mediodía, un despacho de Europa Press confirmó que el venezolano Banesco Banco Universal adquiere las acciones de Banco Etcheverría que posee NovaGalicia Banco (NGBanco) desde diciembre de 2002 y parte de las que siguen en manos de la familia del fundador de la entidad gallega, de modo que el Etcheverría también desgalleguiza la mayoría de su accionariado, aunque mantendrá la sede social en el país.
El factótum de Banesco es el hispanovenezolano Juan Carlos Escotet Rodríguez (Madrid, 1959), titular del 58,9 % del accionariado del banco sudamericano, según consta en la documentación presentada ante el registro mercantil español para inscribir Banesco Corporación Holding Hispania SL [sede: Claudio Coello, 77; 28001 Madrid], que es la sociedad que ejecuta y controla las inversiones de Banesco en España.
El valor de las acciones que posee Escotet en Banesco, según precisó recientemente la consultoría caraqueña Ecoanalítica, asciende a 525 millones de dólares estadounidenses.
El segundo activo más importante pilotado por Escotet es el banco panameño Banesco SA, que ha jugado un papel relevante para el holding Banesco Organización Financiera porque le permitió trabajar internacionalmente con dólares y hacerlo al margen del control de la Administración venezolana, sin olvidar que Panamá es un paraíso fiscal.
Los activos de la filial panameña de Banesco están cifrados en más de 400 millones de dólares y su rentabilidad es muy elevada, pues en 2011 los beneficios antes de impuestos superaron los 40 millones de dólares.
Escotet también es propietario de TodoTicket 2004, entidad dedicada a administrar el fondo de parte de los funcionarios y empleados públicos venezolanos con el que se costean servicios médicos, pensiones y otras prestaciones.
Con base en Venezuela, Escotet ha extendido su campo de acción a siete países ribereños del Caribe, desde Estados Unidos [Banesco posee filial en Miami, La Florida] hasta Colombia, y su fortuna personal está cifrada en 1.300 millones de dólares, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg.
En definitiva, sin necesidad de analizar con mayor detalle las participaciones y dividendos que Escotet obtiene, y teniendo en cuenta su fortuna personal, el nuevo propietario de Banco Etcheverría posee notable capacidad de maniobra financiera y salvo que incurra en graves errores o mala praxis, puede garantizar la viabilidad del pequeño pero sólido banco brigantino y acometer la expansión que ha anunciado.
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Negocios aparte, Juan Carlos Escotet también tiene vis pública e incluso política.
De hecho la relación de Escotet con el poder fue especialmente intensa a raíz de que fuera elegido presidente de la Asociación Bancaria de Venezuela, motivo por el que Hugo Chávez prestó singular atención y dedicación al banquero.
Los contactos Chávez-Escotet se han mantenido, pero a la baja porque el financiero es reacio a las bambalinas, máxime si son políticas. Prueba de ello es que Escotet acortó cuanto pudo su mandato en la patronal bancaria [se mantuvo en el cargo desde marzo de 2010 a noviembre de 2011], optando por mantenerse al margen de rifirrafes políticos.
Escotet ha sabido navegar en aguas revueltas y conducir sus negocios con ductilidad suficiente para tener una relación de respeto mutuo con las autoridades, lo cual nunca ha sido fácil en Venezuela, ¡ni con Chávez ni antes de Chávez!
Pese a todo, Banesco no se ha librado del criterio bolivariano de aplicar principios socializantes en todos los ámbitos de la economía. Durante 2011, Banesco estuvo en el punto de mira del Gobierno, empeñado en sacar adelante un vasto plan para apoyar mediante la concesión de crédito a los pequeños y medianos propietarios de explotaciones ganaderas.
El momento más delicado se vivió el pasado mes de enero, cuando Chávez amenazó con nacionalizar los tres principales bancos privados del país, acusándolos de negarse a cofinanciar adecuadamente el plan y prestar dinero sólo a los grandes hacendados y, en cambio, negar préstamos a medianos y pequeños ganaderos.
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El momento más delicado se vivió el pasado mes de enero, cuando Chávez amenazó con nacionalizar los tres principales bancos privados del país, acusándolos de negarse a cofinanciar adecuadamente el plan y prestar dinero sólo a los grandes hacendados y, en cambio, negar préstamos a medianos y pequeños ganaderos.
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Chávez: «Escotet, tú me dices….»
Las entidades amenazadas fueron Banesco, Mercantil y Provincial [en este último el accionista mayoritario es el español BBVA], pero el líder bolivariano sólo personalizó su amenaza en el caso de Banesco, al emplazar públicamente al consejero delegado de la entidad a través del programa televisivo Aló, presidente: «Escotet, tú me dices. Si no puedes [aportar fondos al plan], dime cuánto cuesta tu banco y de una vez lo nacionalizamos».
Y una vez más Escotet tuvo suerte (es experto en buscarla y encontrarla), pues Chávez, cuyos gobiernos ya superan el millar de empresas nacionalizadas, ha pasado página.
Al olvido de aquella amenaza han contribuido las dos convocatorias electorales que ha afrontado este año el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), obligado a redoblar su trabajo político de base para vencer a la oposición, que por primera vez logró presentar un candidato conjunto en las presidenciales.
En segundo término, los problemas de salud han obligado a Chávez a relegar a segundo plano sus diferencias con la banca, entre otros asuntos, reduciendo drásticamente el número de cuestiones en las que interviene al tener que centrar su atención en las cuestiones urgentes...
En segundo término, los problemas de salud han obligado a Chávez a relegar a segundo plano sus diferencias con la banca, entre otros asuntos, reduciendo drásticamente el número de cuestiones en las que interviene al tener que centrar su atención en las cuestiones urgentes...
Gobierno-banca es fría
pero franca y respetuosa
El sector financiero no figura entre los problemas que más preocupan al Gobierno del PSUV. Al contrario. Los cuatro grandes de la banca privada venezolana [los tres privados antes mencionados más el nacionalizado Banco de Venezuela] están en términos generales satisfechos con la política bolivariana en materia financiera [así lo han reconocido todos de forma explícita en más de una ocasión], por lo que han procurado mantenerse al margen de las tensiones interpartidarias.
La neutralidad de los banqueros es lógica porque sus entidades (también las de menor tamaño) han obtenido pingües beneficios con los controles cambiarios y con las elevadas tasas de interés (precio del dinero), aunque esto sí es un problema para el Gobierno venezolano, pues lastra el desarrollo de la economía productiva de iniciativa privada.
Los bancos venezolanos también se benefician de la liberalidad o ceguera del Estado en otro aspecto: el crédito a particulares. El endeudamiento de los particulares y de las pequeñas empresas experimenta un incremento tan desmesurado que la mayoría de los economistas, incluidos los de empresas públicas, califican el fenómeno de peligroso.
En Venezuela ya se habla de la existencia de una burbuja de origen crediticio que, para mayor inquietud, es muy elevada en dinero de plástico.
Datos cantan: entre el 1 de noviembre de 2011 y el 31 de octubre de este año (12 meses) los venezolanos han obtenido préstamos vía tarjeta de crédito por valor de 14.246,8 millones de bolívares, con el inconveniente añadido de que los intereses que aplica las entidades a ese tipo de préstamos, según autoriza el Banco Central de Venezuela, son como mínimo del 17 % y pueden llegar hasta el 29 %. Existe, pues, temor justificado a un reventón.
Datos cantan: entre el 1 de noviembre de 2011 y el 31 de octubre de este año (12 meses) los venezolanos han obtenido préstamos vía tarjeta de crédito por valor de 14.246,8 millones de bolívares, con el inconveniente añadido de que los intereses que aplica las entidades a ese tipo de préstamos, según autoriza el Banco Central de Venezuela, son como mínimo del 17 % y pueden llegar hasta el 29 %. Existe, pues, temor justificado a un reventón.
Banesco, por ejemplo, cerró el pasado mes de noviembre con 10.787 millones de bolívares prestados con cargo a tarjetas de crédito. Los beneficios para la banca son (o serán) tan sustanciosos como los riesgos, pero estos los paga también la sociedad.
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No es chavista, ni anti-chavista...
La escasa concreción de las normas y leyes venezolanas relativas a la actividad financiera, la benignidad con la actúa el Banco Central de Venezuela y su inhibición, al menos hasta ahora, ante el elevado precio del dinero, no constituyen precisamente una garantía para que la banca actúe con adecuada prudencia. No obstante, en contra de lo que afirma la oposición al chavismo la situación es la tradicional, pues los gobiernos venezolanos jamás acometieron el reto de regular con cierto rigor (siguiendo el modelo norteamericano o el europeo) el funcionamiento de la banca, ni antes de que Chávez ganara sus primeras elecciones en 1999, ni tampoco lo han hecho los sucesivos ejecutivos bolivarianos.
Casualidad o no, lo cierto es que la consolidación e internacionalización de Banesco se han producido tras el acceso de Chávez a la presidencia del país. Motivo por el que en círculos de la oposición Escotet haya llegado a ser acusado de ser un aliado del movimiento bolivariano. Nada prueba que sea así, pero Banesco ha crecido "a pesar" del PSUV y esto tiene lecturas para todos los gustos.
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CON ANTERIORIDAD, en ImP,
"Otra herencia de Caixa Galicia: Dos altos cargos de Banco Etcheverría están imputados en el caso de los pagarés de Nueva Rumasa".
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ACTUALIZACIÓN (6 mayo 2018):
«La fórmula de Escotet para alejar su imperio bancario del chavismo», vía Economía Digital.
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CON ANTERIORIDAD, en ImP,
"Otra herencia de Caixa Galicia: Dos altos cargos de Banco Etcheverría están imputados en el caso de los pagarés de Nueva Rumasa".
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«La fórmula de Escotet para alejar su imperio bancario del chavismo», vía Economía Digital.
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Magnífica información, como siempre.
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