La madre de todos los debates --así había sido publicitado-- ha servido, por encima de todo, para ratificar lo que la mayoría de electores ya sabia; lo que cabe resumir en dos evidencias generales y para nada restrictivas:
1. Las preocupaciones fundamentales del PP son dos: la inmigración y la españolidad (¿dejaremos de dormir la siesta?, ¿al paso de un decenio nos comunicaremos en berebere o acaso en ecuatoriano?, ¿conseguiremos olvidarnos de los Reyes Católicos?, ¿dejaremos de mirarnos el ombligo?), y la tercera inquietud básica del PP es ETA...
1. Las preocupaciones fundamentales del PP son dos: la inmigración y la españolidad (¿dejaremos de dormir la siesta?, ¿al paso de un decenio nos comunicaremos en berebere o acaso en ecuatoriano?, ¿conseguiremos olvidarnos de los Reyes Católicos?, ¿dejaremos de mirarnos el ombligo?), y la tercera inquietud básica del PP es ETA...
Quizá porque sin ETA el PP perdería cientos de miles de votos. Lógico, pues, que el presidenciable de la calle Génova centre su discurso en fomentar el voto del miedo. Sin menoscabo de que en política todo sea, en principio, legítimo; aunque cabe preguntar si también es legítimo fomentar el miedo por métodos no violentos...
2. Y el mayor empeño del PSOE es paliar los desequilibrios inherentes al sistema, aunque sin aplicar criterios transformadores y con la única finalidad de evitar que estallen las costuras (las contradicciones). Es decir, el PSOE seguirá apostando por las llamadas políticas sociales --en realidad, buenistas--; léase: subvención, ayuda, subsidio, etcétera. Pero paliar, por mucho empeño que se ponga, no es corregir, ni legislar para poner coto a la economía virtual y a la especulación… Paliar es paliar. Legítimo también, pero paliar al cabo.
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Centrismo socialdemócrata vs. derecha posfranquista
¿Conclusión? De entrada es obligado precisar que las cifras no son política por sí mismas, que nadie se llame a engaño. Dicho esto, sólo me atrevo a constatar --y esta es una opinión personal, nada más-- que la posición del candidato socialdemócrata es más útil para la estabilidad del sistema que la del presidenciable de la derecha, que en algunos aspectos incluso pinta xenófoba.
Al margen de cosas ya sabidas, lo más simpático de la pretendida madre de todos los debates han sido los prolegómenos y los postres, a los que se ha dado tanta o más cancha que al debate en sí, lo que resulta un tanto chocante.
Hay que insistir, las deficiencias imputables a periodistas o profesionales de la información fueron clamorosas en los aperitivos y en los postres, porque del debate en sí cabe subrayar que todo estaba pactado y que el moderador, Manuel Campo Vidal, se limitó a cumplir con acierto el rol que ordenaron quienes negociaron el encuentro; es decir, los asesores de uno y otro presidenciable. De modo que los expertos en comunicación (¿?) de ambos partidos son los responsables de que el cara a cara estuviera encorsetado y careciera de agilidad.
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100 % espectáculo televisivo
En el caso de los prolegómenos de la Primera de TVE, con el profundo Lorenzo Milá al frente, cabe destacar que eran más propios de un partido de fútbol que de un debate político. Destacando, entre otras cosas tanto o más infantiles, la atención que han merecido las equipaciones de los contrincantes (trajes y corbatas), el relato del calentamiento (la llegada de Raúl y de Xavi, ¿quién era quién?...), las ¿interesantísimas? informaciones sobre el trabajo de los masajistas (los asesores)…
En fin, que el análisis y la orientación han sido un ejemplo de TV dedicada a servir ocio. En todo caso, de lo que se trataba, al parecer, era de ofrecer espectáculo televisivo, ¡y así lo hicieron!; es decir, un exitazo.
En los postres --siempre en referencia a la TV pública--, ¿qué decir?, pues que también ocurrió lo de siempre: los comentaristas pro PP barrieron para la derecha, o pusieron a caer de un burro al socialdemócrata, y los progresistas intentaron favorecer al PSOE. Aunque lo cierto, sigamos siendo sinceros, es que los primeros son más fieles (¿o talibanes?) que los segundos. También como siempre.
[De las salidas de tono, de la intolerancia y de la mala educación, que la hubo, mejor no decir nada]
En fin, nada nuevo: Rajoy es el representante de la triple A, Zapatero es un socialdemócrata suave y, pese a las apariencias, es obligado recordar que hay más opciones partidarias e ideológicas, mal que les pese a los partidarios del bipartidismo.
Buenas noches y buena suerte, que decía Murrow.
Em quanto espectáculo nom tem desperdiço o alegado final dos dous candidatos a congressista (de momento é o que som). Sobre tudo a sonrojante história da niñita de Rajoy.
ResponderEliminarParabéns pola tua analise.
Gracias Felix por la re-bienvenida, ya he pensado esta mañana al oir las referencias radiofónicas al debate de ayer que me pasaría por aquí para leer que decías y complétamente de acuerdo contigo, aunque la verdad es que yo sólo duré el primer asalto. Se veía venir lo del empate técnico, lo que más me molesta es la falta de improvisación del personal, todo demasiado pactado, demasiado televisivo, demasiado reality show americano! dios! iré a votar por lo del apoyo a la participación de 80% para que no gane la derecha más casposa de este país pero porfavor quiero una izquierda de verdad, seria y comprometida que no sólo hable de políticas sociales sino que las haga. En Catalunya no sufrimos de bipartidismo, tenemos más opciones y creo que esta misma semana también debate televisado con todos ellos, así que habrá que esperar a ver como va.
ResponderEliminarGracias Félix por tus artículos, un placer leerlos. Prometo pasar por aquí más a menudo. Un saludo desde Barcelona. Yolanda