Este fin de semana, en la pacífica y adormecida sociedad gallega --con todo lo que adormecida significa-- es motivo de comentarios y de mil y una simplificaciones el enfrentamiento habido en A Coruña entre un grupo de defensores de la libertad lingüística (¿?) y un colectivo de personas de distinta adscripción a las que les pareció insultante que los españolistas quieran plantar pinos no país das árbores.
La autodenominada Mesa por la Libertad Lingüística, prima hermana de Galicia Bi[fida]lingüe, convocó un acto para protestar por la aplicación de una ley autonómica que tiene dos decenios de antigüedad --¡promovida y aprobada por el PP!--, cuyo objetivo básico es reparar el daño causado al idioma gallego, que fue ninguneado y masacrado durante varios siglos y prácticamente prohibido desde 1936 hasta 1975.
La autodenominada Mesa por la Libertad Lingüística, prima hermana de Galicia Bi[fida]lingüe, convocó un acto para protestar por la aplicación de una ley autonómica que tiene dos decenios de antigüedad --¡promovida y aprobada por el PP!--, cuyo objetivo básico es reparar el daño causado al idioma gallego, que fue ninguneado y masacrado durante varios siglos y prácticamente prohibido desde 1936 hasta 1975.
Pues bien, esos singulares defensores de la libertad lingüística han dejado claro que la ley que impulsó y aprobó el PP-de-Fraga-Iribarne es una vergüenza, según ellos... Pero lo han descubierto ahora, ¿por qué?
Porque el gobierno autonómico actual (PSdeG-BNG) intenta que esa ley que también amparó Fraga Iribarne se cumpla. Así de simple. De modo que, por ejemplo, la Administración gallega actual intenta que en el ámbito de la educación la importancia cultural del gallego se equipare a la del castellano.
Convendría ser más prácticos y constructivos, pues si el único idioma español es el castellano, ¿a quién le extraña que miles y miles de ciudadanos españoles cuya lengua materna es el aranés (variante del occitano), asturianu, balear, cántabru, castellano, català, estremeño, euskara, galego, llïonés, senabrés, valencià o alguno de los dialectos del castellano, se sientan menospreciados e insultados como ciudadanos del mosaico? [ver foto del mosaico a pie de texto]
Los que tenemos por propias y utilizamos dos o más lenguas españolas [en mi caso el castellano, el catalán y el gallego], ¿qué somos?, ¿marcianos?
[Como ciudadano español, acogiéndome a los hipotéticos derechos que esgrimen los españolistas, exigo poder emplear sin trabas ni insultos el catalán en Catalunya y el gallego en Galicia. Pero esto, que a bote pronto parece harto simple y lógico, hoy es un sueño]
Nadie mínimamente sensato niega que el castellano es la lengua franca de las Españas; pero, ¿hasta cuándo tendremos que soportar el uso ideológico y partidista que hacen los españolistas de la lengua castellana?, ¿hasta cuándo estará mal vista la necesidad de normalizar el uso del resto de idiomas de las Españas?, ¿por qué los miembros y partidarios de esas organizaciones de defensa del español tienen un concepto tan estrecho de la cultura?
En gran medida, porque interesa electoral y económicamente, sin olvidar que la incultura es osada y que la osadía es mala consejera...
Los peores enemigos de la Cultura son el ombligo (individualismo extremo), el interés privado, la desidia (comodidad) y el partidismo insensato.
NOTA: Para que nadie extraiga conclusiones político-territorialistas: ¡Viva Castilla!, cosa radicalmente distinta es Madrispaña.
Demasiado ombligismo, coincido.
ResponderEliminarPero ¿solo a mí me parece que se llama muy rápido a los antidisturbios?
Fíjate que amo el gallego y todo lo que sea gallego, a pesar de haber nacido en Buenos Aires, considerada la quinta provincia galega. Y como no voy a amar el gallego si es una lengua que suena dulce, con esa mansedumbre humilde de los campesinos, de los aldeanos, de la sabiduría popular. Amo el gallego porque mi padre, emigrante asturiano, nació en el concejo de El Franco, casi limítrofe con las tierras gallegas. Mi padre falleció en Buenos Aires y al año siguiente viajé para visitar la tierra de mis antepasados y aquí me he quedado, en Asturias, después de casi 22 años. Y te cuento como anécdota graciosa, que siempre me gusta contar y que tiene relación con el comentario. Resulta que una tía me invitó a comer, yo era el huésped de honor, y me espetó al pie de la comida, con la mesa servida: 'Bota pito', y me lo repitió dos veces, hasta que le tuve que confesar que no le entendía. Y mi tía, ya fallecida, que se llamaba justamente América, me dijo: "Pero, ¿tu padre no te enseñó a hablar como se habla en nuestra tierra?. Y me sentí verguenza ajena y propia, porque en Argentina todos los bares, los restaurantes y los hoteles son generalmente de gallegos, algunos de asturianos. Recuerdo que mi madre, socia del Centro Asturiano, tuvo que ser operada en el Centro Gallego, situado en la Avenida Belgrano de Buenos Aires, por un convenio entre ambas colectividades. Y mi pregunta es: contestando al comentario, no debería potenciarse la enseñanza del gallego, no sólo en Galicia, sino también en Buenos Aires y en otros lugares poblados de gallegos. Un cordial saludo de un pariente lejano galego. Saludos.
ResponderEliminarA Martín: Conozco El Franco y su capital municipal, La Caridad; además, en el concejo de El Franco hay un pueblecito preciso, Viavelez, al que voy a menudo, sobre todo si hay tormenta, para colmo junto al puerto hay un restaurante con una cocina de excelente calidad.
ResponderEliminarEn gran parte del Occidente Astur se habla el gallego (hay quienes lo denominan eo-naviego, pero la denominación correcta es gallego de Asturias o gallego del Navia). Entre el Eo y el Navia se habla el gallego desde hace siglos, de hecho, si no hubiera sida por sendas operaciones nobiliaria y episcopal (pergeñada la primera por el conde de Ribadeo, que vendió sus dominios entre el Eo y el Nava, y que fue rematada en el XVIII por el obispo de Oviedo) la frontera administrativa de Galicia habría sido el Navia, no el Eo.
Acostumo a ir moito pola zona, pois a miña compañeira é de Ribadeo, onde paso moitos fins de semana e o Occidente Astur o coñezo tanto ou máis que moitas comarcas da Galicia.
Unha aperta.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que expones, pero viendo la que se ha montado con el tema de que se pueda estudiar las otras lenguas cooficiales en los centros de idiomas en Andalucía, lo que pides es por desgracia utópico. Y es una lástima, por que los idiomas enriquecen.
ResponderEliminarHe de confesar con sonrojo por mi parte que ignoro los aspectos puntuales del debate suscitado en torno al uso del gallego y el castellano en los centros educativos, y eso que tengo un hijo en Educación Primaria y otro a punto de entrar en Infantil.
ResponderEliminarHe oido campanadas a media noche en torno al tema y, sólo por saber quien las daba, decidí que lo que hacía la Xunta estaba bien hecho. Reconozco que no es un criterio (ya no digo bueno o malo), pero creo haber acertado. A mi todo lo que sea enriquecer el cerebro de mis hijos me parece estupendo y si en vez de dominar una lengua pueden dominar cuatro, mejor que mejor.
Hace unos días me pidieron que firmara en contra de no se qué Decreto de la Xunta sobre la enseñanza en gallego de asignaturas no lingüísticas (historia, matemáticas, biología...) y me negué en redondo. ¿Por qué no va a saber expresarse mi hijo (habitualmente castellanoparlante) igual de correctamente en gallego que es castellano? ¿Seguimos pensando que dominar el gallego es síntoma de "paletismo"? Yo no.
Que alguien me quite de mi error si me equivoco, por favor.
Desde Getafe, por la Sanida Pública
ResponderEliminarSaludos
Compartó la idea de en los territorios donde existen dos lenguass oficiales (ej. Galicia) ambas lenguas se usen, promocionen y estudien, en las mismas condiciones.
ResponderEliminarMe da mucha pena que se utilice la cultura como arma política y más cuando está la educación por el medio.
Un abrazo